CÓMO TE COMUNICAS CON EL CIELO

Creado el: 2023-03-05 08:04 am

Lecciones

“Nos gusta comunicarnos con ustedes, de hecho lo hacemos constantemente, solo que no siempre se dan cuenta. Espero que este dictado sea un recurso para recordarles los modos particulares en los que cada uno puede contactarnos, porque como verán nuestra comunicación se ajusta a sus individualidades, no es algo general para todos.

 

A las personas más tímidas en el arte de creer en nosotros las acompañamos silenciosos, incluso nos gusta que piensen que somos solo una idea, para que así el cariño que les damos y nuestra compañía sean algo implícito en sus vidas, sin formas particulares o creencias a que aferrarse. La gente que decide no creer suele tener un vínculo con nosotros más allá de las ideas, y eso nos gusta, la dificultad que establece su decisión de no creer solo es una barrera para aceptar nuestra presencia en el mundo de sus ideas, pero en el resto del mundo que les pertenece a los incrédulos seguimos tan vivos como solo los más soñadores podrían pensar. 

 

A quienes se aferran a sus creencias, a una idea de nosotros particular o a una fe aprendida, les pertenecemos encuadrados en su decisión de lo que aprueban de nosotros. Eso es algo retador, lo reconozco, porque expandirnos en su mundo mental es una especie de prohibición; somos para ellos lo que ya han decidido que somos, no de otro modo o con una nueva característica, entonces aunque nos permiten también nos encierran. Me gustaría decirte, si estás en este grupo, que nos dejes ser más allá de tus determinaciones sobre nosotros, te vas a sorprender gratamente, y te complacerá saber que tu imaginación aún se puede expandir 😉.

 

Y están los más espirituales, me refiero a los que sienten y quieren sentir a través de su espíritu. Gente que sabe dejar de lado sus ideas y suponer cosas fantasiosas o contradictorias sin dificultad. Puede que tú también estés aquí a la vez que en uno de los grupos anteriores, eso es porque el ser humano no es solo un cerebro, solo ideas o conceptos aprendidos. Hay algo interior, un llamado a trascender, en el que todo es posible y no hay miedo de dudar.

 

Así que comunicarte con nosotros pasará siempre primero por el filtro de tu mirada, una indiferente, una racional o una espiritual. Y todas se valen, solo intenta admitir como miras más, para que así, si tu deseo es recibirnos, puedas conseguir resultados concretos.

 

Están quienes deciden mirarnos a través de su espalda, nos piensan siempre atrás y nos hablan sin mirarnos. Es muy divertido ver la confianza que tienen en que estamos ahí en todo momento y que somos cómplices de todo lo que emprenden. 

 

Los más valientes nos miran a los ojos, es la gente ruda que decide enfrentarse a la vida retándola sobre lo que quiere proponer. A ellos los acompañamos más en sus decisiones, poniendo en sus mentes opciones abiertas, novedosas, a veces casi milagrosas. Ser así como los valientes es fabuloso, pero entraña una proeza, abiertamente deben decidir cuándo ir en contra de lo que es nuestro consejo. 

 

Y quedan los obedientes, escasos y conflictivos, que hagan caso en lo que les decimos no siempre indica que se sienten bien con ello. Siguen nuestro consejo pero avanzan refunfuñando, ser así es paradójico ya que después de la insatisfacción suele llegar la sorpresa, cuando los resultados avanzan más allá de lo esperado y se deslumbran de lo positivo de la idea que siguieron. Ellos viven en un juego, entre su voluntad y la de la vida, pero al final son astutos, y gozan de regalos inesperados.

 

Entonces, partiendo de cómo nos ven es como ustedes se comunican con nosotros. Sabrán que para algunos de ustedes nuestras palabras no son una buena idea, más bien hay que dejarles sensaciones o inquietudes. En cambio a otros es grandioso darles una señal o mensaje concreto, porque harán con ella lo que se espera. Si entregamos a un tímido una palabra específica se va a asustar y cerrará los canales de comunicación que ya están fluyendo. Si en cambio somos modestos con los obedientes perderemos su atención, o si dejamos de retar a los valientes se van a aburrir de no tener un contrincante esencial.

 

Así que vayamos a practicar nuestra comunicación reconociéndose primero, según su mirada nosotros nos vestimos para ustedes. Siempre hay maneras, si no te ubicas en una de las características es porque tal vez no sabes aun que ya vives una relación implícita a tu propio modo singular. Pides al cielo, a la vida, a Dios, y eso somos nosotros, los medios de comunicación con esas entidades poderosas, el modo como lo más elevado cobra vida en esta realidad para acompañarlos”.

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Olga Castaño

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Comentarios (7)

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Olga Castaño
Si estás progresando en tu contacto con los seres del Cielo te dejo un ejercicio: haz apuntes sobre ti misma, sobre tus características a la hora de comunicarte con ellos, sobre la manera como te relacionas con la vida. Respeta eso que encuentras, y permite así que la magia de aceptarte traiga de vuelta nuevas señales, más magia, una presencia cada vez más cercana. ¡Cuéntame cómo te va! 😇

2023-03-05 08:15 am

Consuelo
Me dispondré a aceptar este regalo tan grande que por ignorar no se valora y se pierden INNUMERABLES oportunidades de crecer y esparcir .

2023-03-09 08:11 am

Olga Castaño
“Ese regalo que somos ya ronda por ahí, solo nos das la vuelta, nos cambias de ropa, nos vistes a tu agrado. De resto debo decir que nos aceptas muy bien”. 🤭

2023-03-10 07:43 pm

Consuelo
🤔😴😴🤐😌

2023-03-11 05:52 pm

Adriana C
Haciendo el ejercicio, me conecté con la idea de la sensibilidad. Algo que pensé que no tenía porque asumí que desde temprana edad me identificaba la "Dureza". He venido descubriendo desde hace un tiempo que tengo sensibilidad desde muy temprana edad, pero que la escondí durante muchos años. Sensibilidad como asombro, emoción, compasión, ternura, hacia esas cosas pequeñas y simples que conforman nuestra vida a diario. Siento que por ahí me comunico con el Cielo. Seré osada y diré que a veces siento que enfrento la vida con determinación, aunque también me parece que a veces le hablo sin mirarlo, asumiendo que está a mis espaldas.

2023-03-13 09:17 pm

Olga Castaño
Gracias Adri por compartir tu ejercicio. Suele ocurrir que las ideas deciden lo que sienten, y no es así como mejor fluyen las sensaciones. Ahora decides darles más gobierno, devolverles su poder incontrolable, felicitaciones. Sobre ponernos en tu espalda tengo un pedido: colócanos arriba de ti, cerca eso sí. Va a costarte, pero entenderás que mueve nuestro vínculo para bien”.

2023-03-14 08:59 am

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MENOS IDEAS, MÁS HUMILDAD
“Cambiemos esto de aferrarse a sus ideas como su manera inmediata de validación, de supervivencia emocional. Las ideas son salvavidas, lo sé, pero imagina que encuentras un día algo de qué aferrarte que te salva, y lo conviertes en tu mundo. Eso es como encontrar un flotador en aguas turbias, y quedarte prendido a él por tanto tiempo que lo conviertes en tu mundo. Ese mundo, claramente pequeño y limitado, no puede conducirte, solo presta el servicio de rescate, y hay que usarlo como medio, no como fin. Me explico. Has construido ideas de salvamento. Creencias que te han validado, que te han dado fortaleza. Has decidido por ejemplo en qué eres bueno, o por dónde deben ir tus esfuerzos, y te quedaste creyendo en esa respuesta puntual durante muchos años, aunque la respuesta quisiera cambiar. Es como si el flotador se pinchara, y perdiera aire de a pocos, o simplemente se fuera degradando con el ambiente, pero tú te dijeras que esa sigue siendo la salvación y que nada te va a sacar de ahí. Hace un tiempo, tal vez desde la niñez o la adolescencia, encontraste salvavidas que de manera aparentemente definitiva te sacaron de una amenaza, de una inseguridad o un peligro. Encontraste así el modo de sentirte fuerte, validado, seguro, y te apegaste a ello. Hoy, ese salvavidas ya viejo, espera ser renovado, reemplazado por otro que obedezca a las necesidades del momento, y tú, sin saberlo, sigues insuflando el viejo flotador para respirar soluciones viejas que solo traen más de algo que ya no es lo que corresponde. Las ideas a las que te aferras, amigo, desean cambiar. Eso es porque tus virtudes desean renovarse, seguir dando frutos, hasta prosperar. Tu apego a lo viejo, a ser sobre una identidad ahora obsoleta, está causando estancamiento, y fracaso. Empieza a oler mal ese empeño por ser la chica juvenil que un día se destacó por sus consejos o palabras exquisitas, o ese joven que triunfó utilizando sus primeros encantos y trata de conservarlos cuando ya lucen postizos y cansados. Debo decirte que te has perdido de cientos de salvavidas nuevos justamente debido al apego que has desarrollado a uno que otro que te trajo dicha o éxito. La dicha, el éxito, son siempre momentáneos. Por favor sé ambicioso y ve por más. Justo en este momento hay nuevos salvavidas tratando de sacarte del atasco, y por ser distintos al de tus afectos solo puedes dejarlos pasar y rechazar el avance natural de la vida. Cuando las cosas salen mal no solo hay que sospechar un cambio venidero, también hay que estar alerta y astuto para detectar los nuevos salvavidas, las maneras como la vida espera sacarte diferente del ahogo del momento. Seguir adorando el viejo flotador de la infancia es entregar tu devoción al pasado, a amenazas que ya no están ahí, o que ya superaste. El valor de tu vida, tu fortaleza o tu éxito, no se definen por las ideas que transportas. Si te estás sintiendo valioso solo por cuenta de lo que dices, de todo lo que puedes controlar, estás perdido. Más bien la autoconfianza que esperas será el resultado de la sana liberación, de saberte capaz de ser sin poner por delante un viejo recurso, una palabra, una defensa. Quien calla, incluso ante sus propios temores, está haciéndose más valiente de lo que puede apreciar. De momento pareciera indiferencia, pero acallar sus arremetidas mentales amigos, sus ideas desesperadas, es el camino para descubrir al desnudo la verdad que subyace a la realidad apremiante. Yo los invito mejor a que aprendan a callar. No importa si es un silencio parcial o momentáneo. Esa conquista, la del silencio, antecede la sabiduría inesperada. En contraste, el ruido de las ideas obsoletas o desesperadas desvía la onda de la confianza y conduce más bien al placer de los placebos, soluciones aparentes que a la larga no cambian nada profundo. Tus dones amigo están ahí, más cerca de lo que parecen. Solo que no estás despejando la niebla fétida de algunas ideas rancias, o no estás permitiendo que lo nuevo te transforme. No necesitas ser consciente o poner en palabras lo que cambia, al contrario, se trata de poder avanzar con auténtica confianza sobre la niebla más fresca y atractiva, sin explicaciones, sin frases célebres, sin pilares mentales que te hagan sentir fuerte de momento, y más bien sobre libertades que te hagan mover ligero, y austero. ¿Es difícil el silencio? Por supuesto, el silencio es el poder de los humildes”.
LA LUZ QUE TE CUBRE
"Hay una luz tratando de abrigarte. Hace tiempo esa luz trata de ponerle calor y verdad a tus días, pero tú, amigo mío, la rechazas sin saberlo. Esa luz, personal, íntima, sagrada, no está ahí para complacerte, y esa es quizá la parte más difícil de recibirla. Esa luz es entonces un reto en sí mismo.Una luz que invita a renunciar a una conducta es una luz retadora. Ni qué decir de la luz que trata de detenerte. Pues voy a recomendarte que seas más astuto y sospeches que si una fuerza de la vida, silenciosa y precisa, trata de redirigirte o alertarte, le hagas un poco más de caso.El ímpetu por complacerse, por estar satisfechos rápidamente, los lleva a tomar decisiones que no calculan los beneficios a largo plazo. Es así como los veo con frecuencia eligiendo el camino más corto, el plato más atractivo.Resulta que la luz a veces ilumina rincones austeros, descuidados, o poco valorados. No viven ustedes en una sociedad que valore mucho el bienestar en la vejez, o que alabe el amor honesto y la verdad de las cosas. Más bien han recibido muchos estímulos para parecer fabulosos, exitosos y felices aunque no lo sean en verdad. Y ya sabemos todos que la felicidad es exigente en extremo, si no es real, ni dura, ni llena.Quiero que sepan respetar su luz. A veces la luz los invita a madurar, y ustedes la detienen porque desean seguir siendo juveniles, entusiastas, no se quieren aburrir. Por supuesto están atendiendo el prejuicio de que la madurez es triste, que si la piel se arruga, la vida aburre. Les contaré un secreto en este dictado: la vida se compone más de experiencia que de gracia. La gracia de la diversión, del entusiasmo o la alegría, es el complemento más bien de algo sustancial que cubre los días y el fondo del corazón. La experiencia en cambio, administrada con atención y ambición de cosas plenas, consigue algo a prueba de falta de alegría: plenitud.Es como una barriga llena de satisfacción de ustedes mismos. ¿No quieren una vejez con hambre, o sí? Hablo de que una juventud enfoca únicamente en la alegría y satisfacción inmediatas difícilmente construye una madurez rica en el gusto de ustedes mismos. En la medida en que una persona entiende su plenitud la sigue llenando satisfactoriamente. Sospecha, amigo, que no te da plenitud vivir un día agobiante y una noche de placer para compensar. Entre sumas y restas sales perdiendo, eso es definitivo. Al contrario, quien se anima a descubrir, a permitir que la luz le ilumine sus mejores rincones, se aventura en la búsqueda más complaciente, la de llenar espacios descuidados de armonía y placer profundo y duradero.«¿Eso cómo se hace?», me suelen preguntar. Pues esta vez les dejaré lo que espero que sea un decálogo de satisfacción profunda. Si bien no confío mucho en las listas, tal vez la puedas leer con la astucia de no chulear, de no dar nada por sentado, de ir al placer de explorarla valiente para ver qué tan vacío se encuentra ese rincón. Y volver. Hoy céntrate en un par de elementos, luego ven por más, no todo a la vez, mejor donde la luz ponga su rayo este día.Para ir a lo profundo es mejor no tener prisa, la prisa confunde y entorpece.Evita vivir en función de hacer sentir bien a los demás. Es mejor que ellos se inspiren en ti, no que dependan.Descubre satisfacciones discretas, íntimas, que no necesiten de nadie más, de espacios o momentos. A veces un talento es el descubrimiento más revelador para alimentar la plenitud.Trabaja en equilibrio con lo que eres. No puede el trabajo ser un sacrificio, un alimento para el ego, o una mentirilla para ganar dinero. Trabaja logrando que ese espacio se parezca a tu esencia.Ten ambiciones que cubran distintos niveles de ti mismo. Si tus ambiciones materiales no están ligadas de algún modo a tu nivel trascendente entonces duda. Nota: no cuenta dar como trascender.Acaba tu día sonriendo por el pequeño paso que pudiste descubrir en medio de las actividades de rigor. Encuentra algo que aprendiste, algo que cambió, o algo que ayudó a sanar.Perdona. Al incauto, al torpe, al malintencionado. Distingue cuánto de eso es personal y cuánto en verdad es solo la historia de su propio vacío.Abraza. Para que un abrazo suceda sincero hay que tener vínculos estrechos, que superan defectos y conflictos. Ten una caja de tesoros invisible, llena de riquezas intangibles, con un poder que no se pueda contener. El amor fraterno, tu bondad, las buenas historias, las batallas triunfales, son cosas que pueden hacer estallar esa caja imaginaria.Duda de ti siempre para aprender. No te desgastes dudando de lo que no vas a cambiar. Duda, eso sí, de lo que no está trayendo una riqueza para el cofre de los tesoros invisibles.Invitados entonces a elegir uno de los consejos, profundizar, vivirlo. Te adelanto trabajo, no elijas el que te hace sentir glorioso de inmediato, sé astuto y elige el que la luz discreta trata de iluminar, que puede ser precisamente el que más necesita trabajo consciente 😉".¿Necesitas ayuda? Con gusto, deja tu pedido en los comentarios, o hablemos por WhatsApp.
LA CULPA
“Gracias por preguntar sobre la culpa, gracias por hacerme hablar del mal más antiguo de la humanidad.Se ha confundido la culpa con la reflexión, se ha creído siempre que la culpa es la virtud de la inflexión, incluso se ha pretendido darle tono de bondad. La culpa es un mal implacable que hace que los seres humanos consientan todo en represión a sus errores, que tengan cargas ajenas solo por sentir, que piensen con miedo en lo que está mal.La culpa es más el miedo que las personas tienen a equivocarse, en vez de atreverse a asumir un error o un fracaso prefieren sentirse culpables. Puede entonces que la culpa sea lo contrario de la responsabilidad.Hace un tiempo, en la antigua Grecia, inventaron la más efectiva fórmula para manipular al pueblo: Quitarle toda responsabilidad pero dejarle toda la culpa. Triunfaron. Dejaron en entredicho la voluntad y el poder de cambiar las cosas para detenerse siempre a sentirse mal por lo que pasó. ¡Vaya recurso inhumano!Dejemos entonces que la culpa se vea tal como es, una damita malévola hecha de recuerdos y piedades, todos ellos falsos. Recuerdos no de lo que sucedió sino de lo mal que salió a tu parecer. Piedades no por lo que debería hacerse bien la próxima vez sino por lástima de quien se equivocó. Es un temible juego de molestias en el que siempre se pierde.Si quieres el contrario de la culpa se llama verdad, es la pura bondad, la realidad desnuda que demuestra con frecuencia para qué y cómo se dieron las cosas y entonces el “error” se justifica, hasta ser comprendido como mecanismo natural de la vida, como el maestro de maestros, como la mismísima confianza en la vida ahora devastada por malos entendidos.Una vez un error ha sido cometido una verdad se ha revelado, una vez un error es entendido puedes llegar a la alegría de lo que trae, un regalo inesperado. La sutileza de un hallazgo o la verdad de una piedad auténtica.Sin embargo hay culpas ajenas, no derivadas de los propios errores. Las cargas ajenas aprendidas cuando se comparte el corazón con una mamá o con alguien importante a quien debes querer. Las mujeres en especial viven la culpa como una virtud dolorosa. La culpa no es una virtud, no es un dolor heroico ni un mérito que te llevará al Cielo. La culpa más bien es la regla con que golpearon a algunos para enseñarle a vivir. No la soporto.Lidia con la culpa como abandonando a un hombre despiadado. Sabes que te hace mal y no lo puedes dejar a la primera. Pero persistes convencida de que no es un mal necesario y triunfas cuando, de todo corazón, consigues dar el paso del adiós sin miedo ni designio, todo porque entendiste finalmente que nada de eso era amor de verdad.Practica liberarte de la culpa a través de la sana costumbre de ver y sentir lo que verdaderamente te hace bien, no lo que parece bien o resulta encantador. Verás que muchos de los “hechizos de amor” se desvanecen para dar paso a las más bellas historias, las verdaderas, las simples, las que cautivan el alma a la larga, sin tantas lucecitas.” 
LAS CUESTIONES DEL EGO
“Amigos, vengo escuchando esta palabra con insistencia, vamos a hacer algunas aclaraciones encaminadas a evitar al ego convertirse en el pretexto de moda, en ese rincón oscuro que pareciera intocable. Ustedes tienen todo para conquistar esos espacios cualquiera sea el nombre que le quieran asignar. No es que esté mal esperar atención y reconocimiento, de hecho es una necesidad humana que motiva a crecer y a hacer las cosas cada vez mejor, el límite ha de estar en la realidad de lo que se entrega, en aquello que tienes para dar al mundo y te lo guardas porque prefieres recibir. Ahí está mi reparo más importante, si estás enfocado con absoluta atención en recibir primero que en dar algo anda mal.  Hablamos de la vida en general, no de una relación afectiva o el trabajo solamente. De hecho a la vida le gusta ofrecerte los recursos, las oportunidades, la bondad, pero si tu disposición a la vida es siempre demandante tu atención estará centrada en lo que esperas conseguir. La insatisfacción entonces no se hará esperar, tendrás siempre algo que soñar o comparar con otros, algo en lo que te sientes menos favorecido.  Para nosotros el equilibrio verdadero consiste en el progreso de la vida, una vida que crece es una que ofrece a su entorno su propio fruto puesto que ha tomado todo para crearlo. Quien acapara, quien pretende crecer solo para sí mismo está limitando el desarrollo de la vida dentro de sí, una manera directa de estar en contradicción con la natural expansión de la vida. Entonces, obligarse a dar no puede ser la solución, una entrega obligada carece de creación, de bondad; el reto de alguien que tiende a centrarse en sí mismo es encontrar su valía. Una vez alguien descubre su verdadero valor está en sintonía con la fuerza creadora que mueve a entregar sin temor a perder. Ahora, encontrar tu valía no es algo que alguien pueda hacer por ti. El entorno, la familia, ayudan o limitan esa tarea, el hallazgo del propio valor consiste más bien en ponerse a prueba hasta tener que ver en acción ese algo que cada uno de ustedes tiene que los hace fabulosos. Algo por lo general simple, implícito, bello por naturaleza, algo que le dice a los demás que te encuentras conectado con la vida y que aquello que tomas de ellos construye más para devolver al mundo. Si nos estamos entendiendo queridos amigos el ego no es más que una forma de decir “yo quiero lo que otros tienen”. Un punto de comparación que hace el mismo daño que un espejo cuando pones al lado a alguien con una belleza distinta, puede resultar insultante verse diferente a otro si piensas que alguien deliberadamente te quitó la posibilidad de ser o lucir de ese modo, y no te estás dando cuenta de lo singular que eres, del potencial que tienes, de todas las cosas que puedes lograr cuando te abres a tus singularidades y entras abiertamente en el juego de la vida de dar y recibir sin medir milimétricamente lo que te corresponde. En cambio la posibilidad del amor siempre está ahí, comprender con amor esas condiciones que te corresponden para así abrirte a la posibilidad de la verdadera tarea, hay algo realmente importante que viniste a hacer aquí, por los otros y por ti, algo especial que juega un papel en la rueda de la vida y que va a dejarte satisfecho de existir cuando aprendas a valorarlo y a exigir tu propio aprecio”.
¿SÍ TIENES QUIEN TE REGAÑE?
“Si nadie en tu vida tiene la voz para regañarte entonces estás pobre. Quiero que tengas a alguien a quien miras con autoridad y le permites reclamar por tus errores. Ya sé que eres adulto y sabes cuando te equivocas, pero no esperes poder ver tu mundo por completo siempre solo. Las miradas externas, cuando son sabias y albergan afecto, son la luz que te libra de la oscuridad que no sabes que posees. A propósito tengo algunas amigas que no logran ver en que están fallando, son mujeres autónomas que prefieren vivir la vida bajo su propio criterio y consideran que ese es un acierto en sus vidas. Hoy les digo a ellas que replanteen por favor ese principio y se dejen envolver por la manta de quien mayor o más sabio en algún sentido las puede detener y ayudarles a mirar un poco más allá. Esa persona que te regaña no será siempre la misma, de hecho lo normal es que cambie, o que teniendo a alguien especial le des ese permiso a un consejo inesperado sin fijarte tanto de quien proviene. La mirada que acepta un regaño es una mirada abierta y optimista, admiro a la gente que puede ver más allá incluso cuando se está sintiendo mal por sus fallas. Si aún no logras semejante poder practica, aguanta el temblor de la incomodidad y somete tus ojos a la luz para que más allá de la culpa o la vergüenza veas la oportunidad presente en tu error o en tu dificultad. Tener quien te regañe aporta también una figura de autoridad, y que bien te viene respetar a alguien que siendo semejante puedes ver superior al menos en algún sentido. Es difícil que crezcas si no entiendes que hay gente más adelante que tú en algunos elementos vitales. En cambio es fácil avanzar cuando sabes que caminas en medio de muchos caminantes y que cada quien disfruta de riquezas que a veces corresponde compartir. La figura del regañador es más bien la figura del consejero, del mentor. Puede que hoy no esté tan de moda pedir un consejo, o que cueste mucho acudir a un experto, pero ocurre que puedes tener a la mano, en tu lista de contactos, gente que con una llamada y un cafecito ofrecerá ese concepto que tú mismo sabrás cómo convertir en un regalo. Vuelvan a acostumbrarse a los diálogos, a las conversaciones sobre lo personal, no como se hace con frecuencia, para pavonear frases célebres, sino más bien para ser honestos, y para sorprenderse de lo revelador que puede ser abrirse a otra persona. Por supuesto que hablo de conversaciones que rompan modelos, no esas con los de siempre en el lenguaje de siempre. Ahora, ser quien regaña es una tarea tan delicada que mejor debe ocurrir espontáneamente. Si ya te sientes quien siempre regaña algo raro está ocurriendo. Mejor deja que dar consejos y recibirlos sea una experiencia nacida del evento milagroso de una conversación tejida con cuidado y naturalidad. Evita regañar a quien no está buscando cambiar, te sentirás invadiendo un campo minado. Claro que hablamos aquí de regaño como esa apreciación bien intencionada en la que alguien tiene la facultad de mostrarte, sin cantaleta o sermones, algo en lo que hace falta cierto redireccionamiento.  De hecho los mejores regaños (quise llamarlos así por su connotación de incómodos) ocurren sin palabras directas, en medio de una apreciación que se va directo al pecho en torno de algo en lo que seguramente te sientes atascado. Así amigo que disfruta los regaños, vuelve a la autoridad, respétala, y ten mucho cuidado cuando te corresponda serlo. Estamos hablando de esa bella facultad humana de enseñarse los unos a los otros el arte de vivir. Se ha perdido la costumbre y me gustaría verlos tener más charlas espontáneas en las que descubren algo liberador para ustedes mismos o para los demás”.