DESTINO VECINO

Creado el: 2025-02-21 07:38 am

Lecciones

"Quién dijo que trazar el propio destino es tarea fácil, si cuando sueñas, o vas lejos a lo que otros han hecho, o vas demasiado cerca de tus enojos y anhelos, no puedes ver en perspectiva.


Trataremos, en este dictado, de dejar claro el punto intermedio del destino, sabiendo que destino significa «lugar a donde ir». No vayas a eso que ha hecho destacar a otros, tampoco vayas por favor a lo que sientes no más ahí en tu pecho, hay un destino vecino que aún no aprecias bien y queremos ayudarte a tenerlo un poco más claro.


El destino vecino de una oveja es sobrevivir y prosperar, llámese prosperar todo lo que implica hacer que su raza progrese. Y el compromiso de una oveja en particular es hacer su mejor parte, no hacer toda la parte, o la parte que le corresponde, por ejemplo, a la oveja que traerá el progreso genético deseado.


Tu destino vecino se compone más bien de tu tarea particular, una de la que no logras escapar para ocupar la ajena, esa que luce tan fabulosa, clara y positiva. 


El lugar a donde vas es uno convenido con la vida, en parte por eso es que no se te da todo lo que sueñas. La vida espera de ti un progreso exquisitamente seleccionado, y te cuidará de perder el rumbo y confundirte esforzándote por destinos que no son tu progreso. Es algo así como que si vas a la terminal a comprar tus tiquetes, puede que decidas tú a dónde viajar, pero el destino que te espera sigue siendo el mismo, entonces irás varias veces a comprar, hasta llegar a comprar el que esperaba por ti.


El destino vecino es así un espacio intermedio entre los sueños prestados y los más auténticos, entre las regulaciones emocionales y la perspectiva con cabeza fría. 


Veamos el caso de Cindy, ella se dice que su destino es prosperar materialmente, salir de la pobreza y hacer dinero, no desaprovechar ninguna oportunidad y hasta soñar con eso para que se cumpla. Cuando Cindy va a la terminal, a comprar destinos, ella siempre elige el que vea de mejor paga, el que mejor ganancia le permita obtener.


Yo, que también soy la voz de la vida, le he dado indicaciones para que a veces elija destinos más serenos en la terminal, ella ve la señal, pero se recuerda con rigor que su destino es el dinero, y que no se puede distraer. Ella misma sabe que ha desarrollado prácticamente una obsesión. Ella entiende que no es lo que la llevará a la plenitud o a la felicidad, pero ya no se reconoce más allá de sus objetivos financieros, y se siente bastante perdida si se ubica fuera de esa identidad.


Lucy, en cambio, cree que todo en la vida es lo espiritual, y como entiende lo espiritual a los ojos de las ideas del mundo, pues su destino titubea como brújula descontrolada. Lucy, en la terminal, es la niña perdida que mira por largo rato las distintas opciones sin saber sentir a dónde ir.


Cindy, y Lucy, malentendieron su llamado. Cualquiera que sea la riqueza que te espera, si no la entiendes como un todo, si la sacas de las demás riquezas, es una pobreza profunda y despiadada. 


El destino vecino de Cindy tiene que ver con la riqueza evidente, espero eso sí que ella vaya entiendo que esa riqueza incluye la riqueza emocional, la independencia, el tiempo libre y las comodidades merecidas.


El destino vecino de Lucy la llama a una espiritualidad aplicada, donde tenga lo que le corresponde, y haga compras, y gaste dinero.


Ni Cindy quiere ser millonaria, ni Lucy quiere ser el dalái lama, pero las dos han confundido su destino. Tal vez por radicales, tal vez por confundidas, las dos se mueven en un extremo que no las deja aprovechar el durante y disfrutar. Lo material es esencial para la vida, lo espiritual es la razón de estar aquí, y todo enfoque radical desdibuja el propósito.


Tu destino vecino se compone más bien de un vaivén de puntos intermedios a los que avanzas, muchas terminales en las que compras diversos destinos, que zigzagueantes te conducen a un destino final altamente enriquecido por la experiencia misma de la búsqueda.


No te obsesiones con el propósito, no lo hagas palabritas. No es tu destino eso que te repites al levantarte, el destino es un viaje, no necesitas saber a dónde conduce, no necesitas fijarte permanentemente metas concretas que calcularás en Excel y medirás con indicadores. 


El mejor indicador de que avanzas progresando a tu destino es el gozo. No la dicha inmediata, no el placer constante, ni tampoco la alegría frecuente. El gozo profundo es un sentimiento sereno, como una especie de suspiro que vas consiguiendo por tu propia humanidad, ese es el que te dirá que vas por buen camino, es decir, que sigues tu destino satisfactoriamente sin saber a dónde vas. Tu destino vecino".

Profile

Olga Castaño

¿Te gustó el contenido de este artículo?
¡Compártelo con tus amigos!

Comentarios (4)

Nos encantaría saber lo que sientes y piensas con este dictado, comparte tus experiencias o preguntas, sugiere nuevos temas.

César Augusto Aguirre Arango
Es una reflexión interesante...siento que la felicidad se encuentra en nuestro diario vivir, en la satisfacción de haber realizado muchos de nuestros propósitos en esta vida. También considero que haber logrado todos estos propósitos no fué únicamente por la capacidad personal, sino por la ayuda espiritual que nos acompaña a través de nuestras oraciones...

2025-02-21 01:50 pm

Olga Castaño
¡Cesar! Qué gusto tenerte por aquí. Nos gusta pensar que existe una alianza entre lo divino y lo humano, y que esa alianza rinde los mejores frutos cuando es pura y noble ✨ Gracias por comentar

2025-02-21 05:09 pm

César Augusto Aguirre Arango
Me interesa conocer y reflexionar sobre aspectos del diario vivir que se relaciona con lo espiritual...además me llama la atención conocerte desde este plano, ya que han pssado muchos años desde que te conocí en el entorno académico de la salud física...ahora deseo conocerte desde el ámbito espiritual...recibe un abrazo lleno de mucha energía

2025-02-22 02:36 pm

Nuevo comentario
Artículos Relacionados
¿SÍ TIENES QUIEN TE REGAÑE?
“Si nadie en tu vida tiene la voz para regañarte entonces estás pobre. Quiero que tengas a alguien a quien miras con autoridad y le permites reclamar por tus errores. Ya sé que eres adulto y sabes cuando te equivocas, pero no esperes poder ver tu mundo por completo siempre solo. Las miradas externas, cuando son sabias y albergan afecto, son la luz que te libra de la oscuridad que no sabes que posees. A propósito tengo algunas amigas que no logran ver en que están fallando, son mujeres autónomas que prefieren vivir la vida bajo su propio criterio y consideran que ese es un acierto en sus vidas. Hoy les digo a ellas que replanteen por favor ese principio y se dejen envolver por la manta de quien mayor o más sabio en algún sentido las puede detener y ayudarles a mirar un poco más allá. Esa persona que te regaña no será siempre la misma, de hecho lo normal es que cambie, o que teniendo a alguien especial le des ese permiso a un consejo inesperado sin fijarte tanto de quien proviene. La mirada que acepta un regaño es una mirada abierta y optimista, admiro a la gente que puede ver más allá incluso cuando se está sintiendo mal por sus fallas. Si aún no logras semejante poder practica, aguanta el temblor de la incomodidad y somete tus ojos a la luz para que más allá de la culpa o la vergüenza veas la oportunidad presente en tu error o en tu dificultad. Tener quien te regañe aporta también una figura de autoridad, y que bien te viene respetar a alguien que siendo semejante puedes ver superior al menos en algún sentido. Es difícil que crezcas si no entiendes que hay gente más adelante que tú en algunos elementos vitales. En cambio es fácil avanzar cuando sabes que caminas en medio de muchos caminantes y que cada quien disfruta de riquezas que a veces corresponde compartir. La figura del regañador es más bien la figura del consejero, del mentor. Puede que hoy no esté tan de moda pedir un consejo, o que cueste mucho acudir a un experto, pero ocurre que puedes tener a la mano, en tu lista de contactos, gente que con una llamada y un cafecito ofrecerá ese concepto que tú mismo sabrás cómo convertir en un regalo. Vuelvan a acostumbrarse a los diálogos, a las conversaciones sobre lo personal, no como se hace con frecuencia, para pavonear frases célebres, sino más bien para ser honestos, y para sorprenderse de lo revelador que puede ser abrirse a otra persona. Por supuesto que hablo de conversaciones que rompan modelos, no esas con los de siempre en el lenguaje de siempre. Ahora, ser quien regaña es una tarea tan delicada que mejor debe ocurrir espontáneamente. Si ya te sientes quien siempre regaña algo raro está ocurriendo. Mejor deja que dar consejos y recibirlos sea una experiencia nacida del evento milagroso de una conversación tejida con cuidado y naturalidad. Evita regañar a quien no está buscando cambiar, te sentirás invadiendo un campo minado. Claro que hablamos aquí de regaño como esa apreciación bien intencionada en la que alguien tiene la facultad de mostrarte, sin cantaleta o sermones, algo en lo que hace falta cierto redireccionamiento.  De hecho los mejores regaños (quise llamarlos así por su connotación de incómodos) ocurren sin palabras directas, en medio de una apreciación que se va directo al pecho en torno de algo en lo que seguramente te sientes atascado. Así amigo que disfruta los regaños, vuelve a la autoridad, respétala, y ten mucho cuidado cuando te corresponda serlo. Estamos hablando de esa bella facultad humana de enseñarse los unos a los otros el arte de vivir. Se ha perdido la costumbre y me gustaría verlos tener más charlas espontáneas en las que descubren algo liberador para ustedes mismos o para los demás”. 
REBELDÍA EN LA CABEZA
“Mucho cambia la vida cuando logras liberarte de tus propios pensamientos con cierta facilidad. Esta es mi invitación a practicar el maravilloso arte de rebelarte ante tus propios pensamientos. No digo que sea fácil, pero sí que puede ser asombroso y liberador, además de apasionante y astuto.La mente, amigos, es una suerte de refugio. No daré vueltas sobre los aspectos científicos, sino que más bien los invitaré a darse cuenta que habitan en ella mucho más de lo que son conscientes, y que por tanto deberían anhelar un hábitat limpio, próspero, entretenido, y en expansión.Al contrario, suelo encontrarlos embelesados en pequeños pensamientos que se repiten. Algo así como que en vez de vivir en un espacio amplio y diverso prefieren habitar un cuarto estrecho y monótono donde cada día se vive la misma historia.¿Cómo salen de esa habitación? Pues la experiencia es el primer recurso, la vida, que es cambiante ofrece circunstancias nuevas, o nuevas oportunidades de ver distinto, lo que en últimas, para el mundo que es la mente, atiende el mismo objetivo.Algunos de ustedes han aprendido estrategias fructíferas sobre el modo como deciden salir del encierro, y sé que logran pensar distinto y así expandir el espacio circundante. Otros simplemente se distraen. Es la gente devota de la música para soliviar el aturdimiento, o los apasionados de los juegos mentales para sentir que se ocuparon de otro tema con fervor liberador, y quienes hablan de sus pensamientos como en una especie de recital que solo empalaga lo que el espacio interno ya conoce de memoria.Tratemos entonces de entender que esos medios, nada despreciables para el entretenimiento, no son rebeldía en la cabeza. Cuando los invito a la rebeldía mental espero verlos retando sus propios muros, rompiendo sus barrotes con facilidad creciente. Y para ello no puedo más que sugerirles desconfianza.Es que confían ciegamente en sus propios pensamientos, son inocentes pensadores, se afectan demasiado suponiendo que eso a lo que han llegado es una verdad de absoluto valor. Me preguntarás entonces, ¿qué será de mí si no confío en mis propios pensamientos? Pues te digo que quedará el resto de tu ser para resolverlo. Quedarán en principio todos los recursos inesperados de tus inteligencias diversas para resolver nuevos enigmas, es decir, para salir del espacio conocido y expandir la visión de una realidad.La rebeldía en la cabeza es una invitación a pensar menos y ser más. Observar ya es de hecho una manera de ser más. Se requiere valor y astucia para observar sin afanarse a concluir. Anímate a observar más y concluir menos, tus otras inteligencias estarán atentas a la oportunidad singular de participar cuando te tomas el tiempo de atender pistas y detalles, o el llamado de cada circunstancia.Veámoslo en acción. Conoces algunos patrones tuyos que se repiten, ya sea de comportamiento o de pensamiento. Y no sales del patrón justamente porque lo atiendes del mismo modo una y otra vez, pues mientras lo haces solo fortaleces esos barrotes que a veces hacen tu vida un tanto aburrida.Me miras entonces y suspiras. Sueles incluso culparme de que todo sea siempre lo mismo, pues la vida sí que insiste. Qué puedo decirte, la vida debe insistir, no en que padezcas la misma circunstancia, sino en que salgas del encierro y liberes tu potencial a través un reto vital que no se puede evadir.La rebeldía en la cabeza promete ser una habilidad de la libertad. Si en tu cabeza habita la libertad, ella misma es una fuerza que impulsa la expansión. Y la libertad no es quejarse de la ausencia de libertad, o añorarla con sentimiento. La libertad es una señorona maravillosa que una vez se toma la palabra rompe con su magia limitaciones instauradas tras los años.Te permites tu propia libertad cuando te afanas menos y observas más. Ante ese viejo patrón, de fracaso o de molestia, tienes la posibilidad de conducirte en automático a esa conclusión que ya es un muro fortalecido, y estrellarte. Si en vez de atacar de prisa te tomas algún tiempo para observar, lo que necesariamente sucederá es que la atención reciba respuesta, nuevas respuestas.No bastará entonces un solo instante de observación frente a un patrón. Las tareas inevitables son de rigor tareas persistentes, funcionan para aparecer sistemáticamente hasta ser vencidas, y tu tarea consiste especialmente en seguir las pistas que cada repetición pueda traer. Así que si te has esforzado en algunas ocasiones y has descubierto una pieza importante del llamado, no te desanimes si la tarea regresa, solo es que hacen falta más pistas por descubrir hasta que el llamado se revele por completo y te muestre lo que ha venido a transformar de ti.Eso es entonces la rebeldía en la cabeza, poderse reponer al clamor de la lástima, el miedo o el dolor, y observar para así poder pensar distinto.Quienes lo han hecho en algún momento me respaldarán al decir que definitivamente funciona. No quiero alardear, pero me rodeo de grandes rebeldes, contradictores de su propios pensamientos, capaces de cambiar de idea de la noche a la mañana y hasta de ver al revés. Una dicha de compañía eso sí, es que me aburro con los amigos que repiten lo mismo una y otra vez, que todo lo resuelven del mismo modo, que alardean únicamente del mismo método que una vez conocieron y tristemente funcionó.No puedo decirte que ser rebelde ante tus propios pensamientos aburridos o carceleros sea sencillo. No lo es porque se necesita valentía y libertad. Para ser inteligentes más allá de ustedes mismos hace falta siempre romper las propias barreras, y recuerda, eso se logra observando, y después dando permiso de que las demás inteligencias alcen la voz.  Acabo entonces de decidir que ya lo haces, solo que no supones que esa magia serena acabe siendo el punto de quiebre disponible, capaz de transformar la realidad para ti. Pues ahora sospéchalo, ya que una vez te miras diferente y das permiso a otras partes de ti mismo, lo que ahora es un muro cede paso a un nuevo espacio de ti mismo.Amigo, tus otras inteligencias esperan por ti, ya no las hagas esperar". El ejercicio sugerido con este dictado es que nos cuentes la razón por la que crees que te has hecho devoto o devota de tus pensamientos. A partir de los comentarios iremos agregando pistas aquí, ¡que las disfrutes!Pista 1: dejar de pensar en exceso implica fuerza en el carácterPista 2: está el ego, la pegajosa sustancia en la que suelen quedarse atrapadas las ideasPista 3: la calma de la razón alcanza a respetar la suavidad de la intuición  
EL DINERO Y EL ESPÍRITU
"Los espíritus tienen fuera de su mapa el dinero, los corazones no pueden hacerlo. Entonces el alma, que es el nivel más profundo del espíritu, sabe guiarse en todo aprendizaje estratégico, y el dinero definitivamente lo es.Ayer estuve tratando de explicarle a Marcia sobre la importancia de comprar al fin esa casa. Ella tiene tanto conflicto con el dinero que sé que este paso le costará mucho, no porque no pueda pagar la cuenta, sino porque no espera enfrentar todos esos prejuicios derivados de la carencia que aún rigen su mirar.Una vez Marcia conoció la pobreza material, estuvo varios años lidiando con una restricción severa en sus recursos, y era tan opresiva la sensación que en su interior entendió que eso era algo definitivo, trascendental.Cuando sufres, y entiendes que ese dolor es profundo, dentro de ti se crea una identidad con ese dolor. La pobreza puede ser un dolor, uno que debe superarse conscientemente para que cuando llegue la prosperidad puedas disfrutar sin temer, avanzar sin desconfiar, creer sin resentir el pasado.No puedo decirle a alguien que ha padecido la pobreza material: oye, simplemente confía. Debo dejar que se encarguen por sí mismos de desentrañar el rencor o el dolor que eso pudo haber dejado.Y la mejor manera de superar el miedo a la pobreza, o el resentimiento hacia ella, es tener que ver que no hay riqueza que sacie a quien sigue viviendo en el pasado doloroso o temerario.Marcia fue una universitaria luchadora, hizo su carrera con un esfuerzo que a veces le resultaba cruel. Y una vez graduada, tardó varios años en lograr el balance económico que la hiciera sentir al menos un poco reivindica. Tanto es así, que a su hijo le enseñó a valorar la pobreza, a ligarla a las virtudes, y a darle tonos de santidad. No es que ella lo sintiera así, es que gracias a la tradición, ese era un recurso para poner en algún lugar bonito el hecho de no poder cambiar los zapatos cuando el roto ventilaba el talón.Ahora Marcia tiene ahorros, y eso que nunca los vio como tal. Ella mejor se decía estar lista para la época de las vacas flacas, que siempre ha de venir. Su hijo ahora trabaja y ayuda con los gastos, la empresa de Marcia le ha dado estabilidad y viene ganando confianza. Ella quisiera incluso dejar de pagar renta porque sabe que no está cultivando, pero sigue sintiendo su infinito temor por gastar, por pensar en que avanzar implica confiar.Su temor es infinito porque quiere revolcarse en el miedo mejor que tratar de aplomarse y aceptar que ahora la vida es distinta para ella. No es tan fácil cambiar ese sentimiento, lo sé, pero ¿qué hace quien prefiere el miedo que el arrojo? Pues se revuelca, se da giros violentos hacia el pasado conocido por tormentoso que sea. Quedarse quieto, y aceptar un cambio positivo pero desconocido, eso es mucho riesgo para algunos por aquí.Si tienes una historia de pobreza de amor, de familia, de salud, entiende que a la cabeza le cuesta aceptar un cambio soñado que no ocurrió antes, que tardó mucho en suceder. ¿Entendiste, acaso, que nunca llegaría? ¿Te dijiste para sobrevivir que no había esperanza? ¿Que mejor no confiar?Es posible que pasen muchas años antes de que eso que tanto anhelas ahora suceda. Nadie quiere escuchar eso, lo sé. Y entonces mejor no soñar…No importa amigo si tiemblas con la estabilidad más que con la incertidumbre, si la paz te trae desasosiego, desconfianza. No te detengas por ello. Nunca sabes cuál es el plan, y es mejor poder estar siempre preparados para lo bueno, que lo bueno no sea una sorpresa que no sabes recibir, que no seas tú la barrera que te impide progresar cuando la hora ha llegado".
¿CUÁNTO PIENSAS EN LA VIDA AJENA?
“Tal vez más de lo que puedas reconocer, por eso hicimos este dictado, para que entiendas porqué te interesa tanto y como evitar los excesos e intromisiones. La vida, ajena, es fácil de decir, es asunto de los demás, pero pensar en ellos es una de las maneras más inmediatas de aprender a vivir y de ahí nace su verdadera importancia. Ahora, cuando tu mirada es de juicio, o de imitación, corres el peligro de perderte del verdadero propósito de observar. Observas a la gente para aprender, para encontrar soluciones a tus necesidades o para inspirarte, y aún así no te quedas solamente con las observaciones en torno de tus respuestas sino que captas a los demás desde tu propia experiencia, te comparas. Compararse significa en este caso medirse las soluciones o problemas ajenos y decidir cómo te calzan, para después obtener una conclusión. Lo que haces con esa conclusión es a lo que quiero que prestes mucha atención, pues se trata de una semilla o de un veneno. Por ejemplo, si tienes esa opinión personal de que la gente dañina es despreciable deduces que despreciarla es parte de corregir el problema; así, cuando te enfrentas a un daño cercano, íntimo, y te fuerzas a despreciar pero no resulta, caes en concluir que ese daño no tiene solución. Hablamos de parejas, de padres e hijos, de las relaciones laborales, gente a la que en principio no deseas renunciar o despreciar, gente con la que seguramente compartirás algunos años de tu vida. Cuanto cambia el panorama cuando lo que juzgas habita cerca en el corazón, quien hace daño en un noticiero es un dañino fácil de despreciar, quien lo hace al otro lado de la cama o del escritorio es alguien con quien discernir y actuar puede ser un verdadero reto.  La invitación no es a dejar de fijarse en la vida de los demás, de hecho lo seguirás haciendo instintivamente. Lo que trato de decir es que es liberador aprender a ser consciente de lo que haces con lo que observas, o de lo que dejas de hacer. Hemos hablado de la importancia de los límites, recuerda, incluso en el amor conserva la distancia; solo que a veces no lo deseas aunque lo sepas conveniente, y esperas que el otro al que aprecias entre en tu mundo en total armonía cuando eso mi amigo nunca va a ocurrir tal como supones que es el mundo para ti.  No esperes más que tu lealtad se traduzca en un mundo leal, o que la gratitud o la generosidad que te caracterizan hagan eco en quienes amas solo porque has decidido acogerlos en tu mundo; esta verdad sobre lo que los otros son en su esencia no cambia porque los incluyas en tu vida, la gente sigue siendo lo que es y tú más bien debes ser inspiración para causar la semilla. En cambio te enfocas en crear armonías obligadas, en atender detalles desesperados que reinventen el mundo propio más allá de la verdad esencial y te quemas, causas veneno que tú mismo ingieres porque sacrificas la verdad de cuenta del inmediato placer que produce idealizar. Hablamos amigos de sentir con valentía la verdad y poder convivir con ella o de llenarse de fantasías para padecer las agonías del veneno invisible del deseo no cumplido. Quiero que la próxima vez que observes a alguien y saltes a las conclusiones pienses en tomarte los instantes para hacer semilla, no veneno. No esperes más que el mundo sea como tú, no quieras más controlar el comportamiento o el deseo de quienes hacen parte de tu vida, esa conducta además de alejar tu bienestar está redundando en empeorar los daños ajenos, pues además del daño original tu cometido de redirigirlo lo vuelve una mentira, hay que pensar otra vez la próxima vez que quieras juzgar”.
ES QUE YO SOY EL PILOTO
“Vamos a entrenar la cabeza, a desentrenar esa manía de llevarlo todo por tu propia cuenta, de mandarme a la silla de atrás para esperar que yo solo haga caso a tus indicaciones.  Las conversaciones de los últimos días han traído un tema en común, gente grandiosa pasándose de la raya al intentar tenerlo todo bajo control. Carentes de espontaneidad mis amigos administradores están abusando de la realidad, la suplantan incluso, veamos porqué. Una amiga mía, gerente, siente que ella misma construyó el avíon, lo cual es real, pero de algún modo asumió que lo hizo ella sola. No lo diría, es más, ella no lo pensaría así, pero se enfrenta al mundo en su nave sin considerarme verdaderamente, sin al menos sospechar que yo, el gran piloto, la vida en sí misma, tengo algo entre manos. Entonces puedes verla forcejeando, incluso arrebatándome los controles. Tengo de hecho una historia en las que quiso atarme en la bodega para darle una vuelta al destino. Me gusta la gente poderosa, no lo voy a negar, pero quien usa su poder para luchar contra la vida se está desgastando en un combate de solo perder. El poder de mi gerente brilla cuando se alía conmigo, nos aliamos hace un tiempo para construir el avión, solo que como no me vio moviendo tornillos cree que yo no estuve ahí. Ahora que las cosas se están poniendo incómodas para ella quiere reparar algo que no está dañado, quiere incluso desviar el avión. No tienes amigo porque saber que estoy ahí, lo natural es que te identifiques como individuo y que vueles por ti mismo, a tu manera, con tus recursos. Pero ahora que vas siendo más consciente de mi fuerza, a veces hasta de mis intenciones, tómate por favor el trabajo de entenderme en una posición más privilegiada que solo seguir indicaciones o escuchar teorías. Otras gerentes, amigas cercanas también, acuden a mí para intentar arreglar la vida ajena. Ellas aprenderán por cansancio que están solas en esa lucha por corregir a la vida cuando les parece que se equivoca con sus seres queridos. Rara vez los acontecimientos de la vida son un error, así como es muy raro que alguien solo sea víctima de una circunstancia determinada; si ese alguien está envuelto en ella es porque algo ha de tener que ver, por supuesto para su propio bien. En todo caso ellas cuentan conmigo también para aprovechar su poder, por eso les quiero escribir aquí a todos quienes se esfuerzan en dar lo mejor: por favor, no abusen, no esperen que su poder les dé todo lo que desean, o que los retos se presenten a su manera. ¿Cómo enriqueceremos el vuelo si no hay vientos encontrados?, ¿cómo esperan ir más allá si solo miran hacia su más acá?. La gente poderosa, es decir, que logra poder sobre sí misma y sobre el mundo, puede olvidarse que ese poder ha de incluir la capacidad de tener menos la razón, de aprender más profundo con los años, de anhelar incluso madurez y más adelante sabiduría. Por supuesto que no eres poderoso solo si eres gerente, ellas son nuestra experiencia de los días recientes y nuestro grato escenario de conversación. La gente poderosa, lo digo con alegria, abunda. Ahora, la gente poderosa capaz de contenerse en sus impulsos y sobrepasos no tanto, no hay uno en cada esquina. Han aprendido muchos de ustedes, amigos poderosos, a dejarse llevar por los caprichos aprendidos, estableciendo un mundo propio en torno de normas con las que intentan regir a la vida circundante, y eso seguro los ha hecho fracasar. Cambiemos eso, cambiémoslo juntos. Te ofrezco guía, una para lo cual no necesitas talentos especiales, más bien sí verás la necesidad de mirar desde otras perspectivas, incluso desde abajo. El solo hecho de admitirse pequeño frente a lo grande que es la vida puede llegar a ser el comienzo de una visión de sabiduría. Así que sabiendo todo esto por favor no te afanes por descifrar mis intenciones, ese es tu instinto buscando nuevamente control. Mejor báñate de indiferencia, vuela a ojo cerrado intencionadamente, sintiendo el vacío y viéndote inocente de lo que está sucediendo. Las experiencias retadoras no están esperando ser congeladas para corregirlas, más bien tratan de sacar más de ti, de mostrarte incluso maneras nuevas de operar la nave. No soy tan amigo de los regaños pero sé que a veces refrescan la vida, si te estás sintiendo regañado o regañada aprovecha, suelta el timón y permíteme conducir por un rato. Disfruta el paisaje, que las adversidades te muestren el futuro. Yo te presto mis lentes si los usas para ver tus limitaciones con amor y divertirte”.