LA GENTE QUE NO ESCUCHA

Creado el: 2023-05-21 10:33 am

Inspiración

“Eres de la gente que no escucha, a veces, aunque quieras no puedes escuchar. Más bien para ser claros, no deseas escuchar. Un alto, un pero, una barrera, son el tipo de cosas que no quieres escuchar, (tal vez estas palabras no las quieres escuchar); no quieres saber cuándo estás equivocado o cuando las cosas se están enredando por algo que tú complicas con tu actitud.

 

Entonces querido lector, eres de la gente que no escucha. Mejor piénsate así, mejor admite que a veces no puedes escuchar. Sabiéndote en ese búsqueda que ta trae por aquí, los puntos ciegos también pueden aprender a detectarse, y una vez reconocidos es más fácil saber cuando no estás pudiendo ver.

 

Tengo una amiga que anda bastante movida, la vida quiere llevarla a algo nuevo, pero ella, obstinada con sus razones, no logra ver que en sus lamentos justamente reside la solución. Se queja de lo que ocurre, de los acontecimientos y de lo que la vida hace con ella, pero nunca la veo quejarse de sus actitudes, de sus reacciones o respuestas a esa realidad. Entonces mi amiga no está asumiendo la responsabilidad de lo que ella hace con esa realidad que no le gusta.

 

Hablamos de la actitud de victimizarse, de decidirse solamente del lado del que recibe las afrentas, no del que puede enderezar algunas cosas aunque no las haya provocado. No digo que no estés sufriendo amigo si eso que estás viviendo te toca profundamente, no digo que la realidad no sea a veces dura y restrictiva. Lo que trato de mostrarte es que la manera como estás enfrentando las dificultades está llevando el reto de difícil a imposible. Y te niegas a entender que siendo la realidad la causante de tu sufrimiento, la solución deba venir de tu parte. 

 

Conozco ese sentido de la justicia que es tan humano. El de hacer balances simples y juicios severos basados en la evidencia. Ahora los invito a que piensen un poco más allá, que vayan a la verdad del propósito de la experiencia, no a la justicia insípida de víctimas y culpables. Entendamos mejor juntos que la vida tiene siempre propósitos ocultos en lo que causa, y que es de esa manera como se va a desenredar mejor eso que parece de momento imposible de resolver.

 

Bueno, si no has abandonado este dictado es que tal vez sí escuchas, sí puedes saber cuando no tienes la razón en algo, o cuando tu enfoque no es del todo acertado. Veamos entonces lo que espero: que aprendas a sentir con claridad cuando estás enfocándote erróneamente, cuando sintiendo que tienes la razón sobre el mal enfocas la solución en el mal y no en ti.

 

Pensemos así cuando las cosas se pongan complicadas: ¿qué es lo que la situación espera de ti?, si prefieres puedes preguntarte qué es lo que yo anhelo, cuál es esa grandiosa meta que me he propuesto propiciar. Obviamente una que de momento no te gusta, pero con certeza una que te llevará al siguiente nivel de ti mismo.

 

Volvamos a los puntos ciegos haciendo una precisión, siempre los tendrás, iremos descubriendo nuevos, descifrando unos que darán luz al siguiente que estaba escondido tras el más reciente. En fin, saberse ciego en cosas es un reconocimiento honesto y sensato, no lo ves todo amigo, no esperes que así ocurra, no caigas en la inocencia de asumir que claridad es verlo todo.

 

Claridad más bien es empezar a sospechar que los aprendizajes llegan hasta el infinito mismo, es decir tus posibilidades son únicas y también infinitas en el sentido de que tu capacidad de aprendizaje es inagotable. Decidamos mejor que vas descubriendo puntos ciegos, y que te familiarizas tanto con asumirlos, con que se presenten inesperados, que aprendes a desarrollar el talento supremo de saberte ciego tanto como vidente en el hecho de suponer siempre una verdad más allá de ti.

 

Esa necesidad de sentir que ya lo tienes todo resuelto es solo un impulso en busca de confort, si en cambio te familiarizas con la natural incomodidad de quien aprende siempre las cosas pueden cobrar un nuevo matiz, más abierto, más sereno, más de gozo y de verdades fáciles de alcanzar”.

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Olga Castaño

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Comentarios (10)

Nos encantaría saber lo que sientes y piensas con este dictado, comparte tus experiencias o preguntas, sugiere nuevos temas.

Monica Osorio
🤕 Si, a veces no puedo escuchar, la mente hace mucho ruido y la reacción misma también causa mucho ruido y en ocasiones es innecesaria (🫣). Definitivamente quiero aprender a reconocer esos puntos ciegos, de una forma más natural y sutil, generando más conciencia, aprendiendo y desbloqueando niveles, evaluando mi actitud, viendo como puede ser tan dañina para la solución misma, pidiendo ayuda, reescribiendo y reconstruyendo, y luego preguntarme ¿qué esperas de mi?.

2023-05-22 01:40 am

Olga Castaño
“Hermoso, que sea un compromiso. Que cuando vuelva la turbiedad vengas aquí a refrescar las memorias y retomar este talento naciente”.

2023-05-24 06:20 pm

Ayda Mary Portilla Delgado
Escuchar requiere valentía, vivir la incomodidad para movernos...en lo personal suelo pelear con lo que escucho pero el tiempo se encarga de mostrarme los regalos que hay detrás de eso que me choca

2023-05-24 11:20 am

Olga Castaño
“Justamente mi querida Mary, imagina que pudieras ahorrarte esos tiempos dilatados, que pudieras ir más directamente a los propósitos esenciales, ¿no sería fabuloso?”.

2023-05-26 03:51 pm

Ana Patricia
Esta frase... “ del lado del que puede enderezar las cosas así no las haya provocado” me trajo recuerdos de niña... cuando por intentarlo salí castigada...pensaron que yo lo había provocado. Tal vez me quedo un punto ciego por ese lado. Acepto el juego de asumirme ciega..y dejarme sorprender

2023-05-26 08:59 pm

Olga Castaño
“Aclaremos algo, esta invitación no es a arreglar los problemas ajenos. Lejos de ello se trata de encargarse de los malestares o dificultades que algo externo ha traído a sus vidas; eso sí, de la parte que a ustedes los afecta, no de las culpas o responsabilidades del causante. Mejor dicho, está en sus manos no ser víctimas”.

2023-05-28 11:03 am

Ana Patricia
Aclarado🙏

2023-05-29 09:12 am

Andrea Escobar
No se porque pero siento que aprender aquello que no veo, puede ser un camino más posiblel para mi; es ver desde otra posición: no el lugar más visible y evidente, si no aquel que queda oculto o es menos obvio. Me llegó mucho la siguiente frase: "vayan a la verdad del propósito de la experiencia, no a la justicia insípida de víctimas y culpables".

2023-05-29 09:34 pm

Diana Ma.
Qué difícil escuchar, sobre todo cuando se tiene una fuerte convicción en algo...

2023-08-30 04:44 pm

Olga Castaño
"Las fuertes convicciones suelen ser peligrosas, amarran a la mente a postes rígidos y permiten poco de aprender convicciones mejoradas. Mejor mantenerse flexible, abierta, escuchando"

2023-08-31 06:22 pm

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ABRIRSE A LA VIDA
“¿Cuántos esfuerzos has hecho para evitar el curso natural de la vida?. Ocurre que puedes estar viviendo más en función de detener la vida que de aliarte con ella; en un intento de crear una vida propia a tu manera, según tus placeres y expectativas, puedes estarte quedando sin un mundo real y aprendiendo a vivir en una burbuja de ideales que nunca se van a realizar. Te has hecho una idea de la vida, esa idea está compuesta de lo que tu familia creía mientras crecías en ella, de lo que tus amigos de la adolescencia soñaban en ese entonces, de lo que veías en la televisión, de lo que lograba la gente de tu edad. Ahora, hay cierto momento donde corresponde darse cuenta que es lo que a ti te corresponde creer, ya sea por breve tiempo, ya sea porque se va consolidando como una verdad. Y luego hay que ser capaz de volver a cambiar de opinión, la gente que se alberga bajo una idea de cómo la vida tiene que ser y evita vivir esta causando una especie de invernadero propio en el que solo crece eso que un día cultivó y espera que le dé frutos prósperos y diversos sin haber seguido cultivando. Encerrarse en ese pequeño espacio del propio mundo es morir lentamente en cuanto a que significa perderse de la vida. Muchos de ustedes están haciendo grandes esfuerzos por evitar ser retados, ya sea en sus ideas, en su comodidad o en sus principios; vienen incluso engañándose sobre ser felices para sostener una idea que les resta el miedo o les hace sentir seguridad. Abrirse a la vida consiste en entrar en su flujo, semejante a entrar en el río turbulento en vez de quedarse a la orilla mirándolo causar movimientos no anhelados. A pesar de sentir el revuelo de las incomodidades y los cambios el río conduce a la riqueza de tus propios recursos, a la sorpresa certera de cuanto puedes solucionar si mejor te unes al flujo, a la armonía que vendrá después de sortear ágilmente los obstáculos para así disfrutar por un tiempo las aguas calmas que después naturalmente volverán a moverse en remolinos. Vivir la vida es justamente abrirse a los cambios y dificultades intentando descifrar su flujo, cuando ustedes comprenden de qué se trata la tarea, cuál es la habilidad que requiere, la renuncia, el cambio, solo fluyen como si fueran parte del propio flujo, como si fueran parte de la magia de la vida. Adaptarse es la mejor manera de crecer, quedarse relegado para inventar un código propio de vivir es intentar corregir la fuerza misteriosa de la vida, una pretensión que solo puede ser humana y espero que la puedan empezar a reconsiderar”.
QUÉ CARA TIENE TU BONDAD
“La bondad es un concepto amplio, vamos mejor a meterlo en el corazón como la apuesta sin discusión al bien puro y elevado. Ahora, entendamos mejor lo que implica hacer el bien más allá de la caridad, la generosidad o las buenas intenciones. Es que bondad, amigos míos, también es aquello que promueve un bien mayor, como los límites por ejemplo. No hablo solo de los límites que pones a los niños o en una relación personal, decimos límites a los que ustedes mismos se ponen como los esenciales para construirse un bien sincero. Las caras del bien son entonces maneras, negociaciones con el placer, a las que hay que llegar a acostumbrarse. Veamos algunas: Llenarse de rabia te hace daño, controlar la rabia te hace bien. Puede que las injusticias o las agresiones lo merezcan pero quien se daña con ese enojo duradero eres tú, aliviar la rabia es un bien mayor porque detiene el daño hacia ti y te prepara para corregir lo que corresponde. Superar el miedo y el dolor son tareas de máxima bondad. Al contrario veo a muchos todavía unidos a la idea de que el martirio engrandece, son personas que pudiéndonos ayudar en la tarea de mejorar el mundo están concentradas en lamentarlo o temerle y por eso dejan de aportar para retirarse a sufrir con una reprochable idea de estar haciendo bien. No lo hacen amigos, hay que superar al dolor y al miedo para enfrentar la vida y descubrir lo mejor de ustedes mismos escondido tras ese velo, por favor déjense llamar por ese bien verdadero. Hace el bien quien se trata bien, en especial en darse tiempo. Contrario a eso están sintiéndose realizados quienes corren sin cesar y se jactan de estar siempre ocupados, la excusa de no tener tiempo se convirtió en una justa causa. A mis ojos la falta de tiempo es falta de orden, de aclarar las prioridades y lo que verdaderamente vale o funciona, la gente que vive de afán hace daño en el tráfico, a los hijos, a su salud y a su esperanza de vida. Solo con corregir los afanes harían un gran bien a sí mismos y a su mundo. Hace el bien más que nadie quien evita juzgar. Sé que lo han oído muchas veces pero juzgar se ha hecho entretenimiento en este tiempo, levantar las cejas o mirar con desprecio las acciones de otros pareciera una respuesta que defiende el bien, cuando en verdad es el comienzo de una barrera para quienes piensan diferente, es una manera de crear discordia y de sentirse libre de todo mal solo por juzgar. También hace el bien quien entrega su cariño sabiendo cuando restringirlo. La ternura es uno de los medios más poderosos del bien, pero utilizada sin control puede persuadir al más firme de abandonar un propósito loable. ¿Acaso porque algo es pedido con cariño es siempre correcto?, presta atención a lo envolvente que puedes llegar a ser para favorecer tus propósitos gracias a una actitud cariñosa. Ahora, me preocupa más que nada la confusión que existe en asumir que algo que les gusta o les funciona en verdad hace el bien; o que las ideas que han reinado por siglos hacen el bien solo porque han perdurado. Veo a las personas asumiendo principios de bondad que no han asimilado antes de replicarlos, es gente con corazón el corazón abierto que obedece la norma social o su placer y no se toma el trabajo de discernir si eso es lo que en verdad corresponde. Es decir nobles imitadores de patrones que no están construyendo a la larga la bondad que tanto espero que puedan conquistar. Bondad amigos es poder actuar con el espíritu tranquilo hasta saber que a su paso la huella queda limpia, que los campos que han tocado sean terreno fértil para las semillas que vendrán. Una vida basada en el bien es aquella que con firmeza se detiene cuando así corresponde para permitir que ocurra únicamente lo que eleva la vida, una que presta atención al descuido y evita tolerar lo que daña simplemente por estar acostumbrados. Que lindo sería verlos romper la costumbre frente al mal”.
APACIGUAR LA MENTE
“Apaciguar habla de alcanzar paz de a pocos justo donde las cosas han estado turbias o conflictivas. Hablemos de apaciguar esas mentes alborotadas que traen caos y sufrimiento, porque es de ese modo como mejor se puede pensar, pensar bien y pensar más allá, dándose cuenta de lo que sí corresponde en vez de estar tan distraídos en ese ruido a veces incesante en el que se convierten sus pensamientos. Calmar la mente es difícil si justamente tratas de hacerlo a través de pensamientos. Si buscas una respuesta desesperadamente y das vueltas una y mil veces no estás ayudando a calmar la mente para encontrarla. O si te has establecido como tu propio psicoanalista difícilmente entenderás aquello en lo que estás atrapado ya que le pides al artífice del engaño que se ilumine para vencerse a sí mismo cuando en verdad está ocupado sosteniendo su postura. Es que vivir de pensamientos no es algo que les pueda recomendar. Se vive de ideas, mezcladas con sentimientos, sensaciones, acontecimientos, incluso revelaciones, pero solo vivir de ideas es inquietante por decir lo menos. Veamos que tanto estás dedicado a tus ideas y como las estás convirtiendo en tu carcelero. Eres prisionero de tu propio parecer si además de querer expresar tu punto de vista permanentemente te ofuscas cuando no es escuchado o validado. Cambias de parecer sobre algo y te descubres atacando con vehemencia aquello que ayer considerabas la verdad. Te sientes maravillado cuando alguien habla con convencimiento y autoridad sobre algo, tanto como para apropiarte de sus ideas y replicarlas a la primera ocasión. Tienes miedo de no saber, lo sabes porque te cuesta verte ignorante sobre algo, admitiendo tu ignorancia, o avergonzándote de no saber desde antes algo que parecía tan obvio. Te han elogiado por ser inteligente, y con ello has creado un deber de saber, un apetito por ideas y conceptos que alimenten una posible conversación o una futura respuesta salvadora. Consideras definitivamente despierto a quien argumenta y pasmado a quien no habla o evita expone sus ideas. Te parece que reservar tus pensamientos es esconder tu poder. Bueno, podríamos continuar, de hecho te invito a que elabores tus propias descripciones, porque estoy seguro de que has abusado en algún momento del poder del pensamiento. Y eso ocurre gracias a la necesidad humana de aventajarse, la lucha por la vida que salió de los bosques y selvas para vivirse en la jungla del pensamiento donde hay que competir por la supremacía a través del rigor del que parece más vivo. Eres mucho más que pensamientos, solo que aún no conoces todo ese poder más allá de ellos. Ocurre que ese poder reside en la discreción, en la pausa o el silencio, y deviene más entre susurros y modestias que entre concluyentes hallazgos evidentes. Me refiero a que están los pensamientos al alcance inmediato, y más allá de ellos los susurros, las ideas del futuro, las insinuaciones de la vida coqueteando para invitarte a una nueva realidad. La gente suele preguntarme cómo acallar la mente, yo les digo que tomen menos café, que practiquen algún arte, que disfruten la naturaleza. Algunos meditan, beben té de hiervas u oran. Incluso los más activos mentalmente se refugian en juegos, redes sociales, series o música para ocuparse de algo distinto a sus propios pensamientos. Mi llamado, más que acallar la mente, es a aprovechar su poder para avanzar, alejarse al máximo de la desesperación que puede venir tras el desborde de la razón, incluso hasta aprender a evitarla con determinación y disciplina. Que se aloje entonces la idea de que pensar en exceso entorpece. Si ese primer paso es para ti, y lo conquistas, habrás logrado ya algo esencial, despreciar la desesperación y privilegiar la cordura.  No estás desesperado solo cuando te sientes nervioso, si te encuentras hablando sin parar o rumiando pensamientos caóticos comienza a sospechar que la desesperación anda por ahí reprimida queriendo ser superada. De acuerdo a mi sensación de ustedes solo los veo tranquilos con facilidad de cuenta de la satisfacción o del cansancio, y me gustaría mucho que pudieran transformar esa realidad.  Entonces comienza por observar tus posibles momentos de desesperación, acude a ellos con mirada serena, es decir sospechando que no eres tú toda esa desesperación, que sigues estando ahí de otros modos mientras los pensamientos han decidido enloquecer. Si te reconoces al margen de tus propios pensamientos e ideas habrás dado otro paso esencial, el de saber que tu inteligencia vas más allá del triste galope incesante que resuena sin tregua. Que si notas a tu lengua agitada como juguete de cuerda que se ha quedado trabado entiendas que estás atrapado en pensamientos, y que mirándote en silencio, con la debida paciencia, te vas a liberar. No te declares por favor víctima de tus pensamientos, evita asumir, cuando tienes miedo, que esa idea temeraria te posee y tú solo sufres ese ataque externo. Los pensamientos que albergas son permisos que has otorgado, creencias, incluso fuerzas que en algún momento has aceptado. Al contrario de negar lo que piensas admite, acepta que sabiéndote tan inteligente también crees aún en cosas que no corresponden a la realidad que anhelas. A eso se refiere apaciguar la mente, a superar paulatinamente el conflicto entre los pensamientos que te atormentan y la necesidad auténtica de ser libre de ellos y avanzar hacia verdades más creadoras, más formativas. Terminemos con un ejemplo, a Marcela le parece que si no maquina constantemente su futuro, toma medidas y ejecuta acciones, nada ocurrirá. Vive disparada, debo decir, no solo en el sentido de ir acelerada, viviendo en el futuro, sino explotada en su interior, reventada por la ansiedad que a veces no puede notar de querer resolverlo todo. Ella tiene el anhelo fantástico de que un día ese ritmo le traerá la satisfacción que anhela para el resto de sus días.  Creo que Marcela tiene un desfase, vive en una realidad paralela, la creada por sus pensamientos. En ese mundo las cosas se resuelven siempre pensando, solo pensando, no hay más que ello. Es por eso que cuando la realidad la llama, la reta, ella se desgarra, exagera, incluso desfallece ante la fuerza disruptiva de la naturaleza incomprensible de la vida. Se quiebra. Tranquilos, Marcela ya se está dando cuenta de lo triste de ese mundo solitario. Aquí en el Cielo la acompañamos cuando abre sus instintos y se asoma al mundo de la realidad suprema, palpitante, creadora. Claro que se asusta cuando nota lo poco que tiene el control, pero ha fracasado tanto intentando regular la realidad que ya astuta comienza a decidir que no debe esforzarse más. Amigos, apaciguar la mente es una necesidad de inocentes. Acéptate inocente, desconocedor del resto de tus inteligencias, apenas bebé en el desarrollo de tus múltiples posibilidades de pensamiento superior. Eso es mucho más poderoso que intentar calmarse de cuenta de paliativos a los que ya has inventado su trampa respectiva. Apaciguar la mente es también decidir que quieres mucho más que pensamientos repetidos, es caminar de la inocencia a la ambición trascendente, a la dulce sospecha de estarte perdiendo de algo grandioso que estando a tu alcance aún no logras sostener”.
AYER ME DIVERTÍ CONMIGO
“Si me preguntaras sobre tu felicidad te remitiría siempre a la de los instantes contigo mismo. No hablo de grandes momentos de revelación solamente o de satisfacciones contundentes, me refiero a tu capacidad de entrar en alguna conexión sencilla que normalmente sucede espontánea. ¿Esa bobada es la felicidad?, pues sí, lo es. La felicidad consiste en sentirse bien con ustedes mismos; por supuesto que los logros importan, que el amor alienta la felicidad, que la familia es el bálsamo de la vida, pero amigos la felicidad es un sentimiento personal. Imagínate que creo una máquina de monedas para darte cuenta de tu propia felicidad, hago que te muestre indicadores para evaluar un momento; tengo manzanas, peras y fresas. Debes introducir solo una moneda, una que tiene dos caras, una cara es la felicidad que tú crees sentir, la otra cara es la felicidad que yo te quiero mostrar.  Es decir, desde el momento que introduces la moneda estas dispuesto a aceptar que tal vez eso que identificas como felicidad (o infelicidad ) no lo es tanto como parece y que te quiero devolver la moneda para practicar un día más. Así, devolverte la moneda es una invitación a considerar más en serio las dos caras de la felicidad. Lo que va a pasar cuando introduzcas la moneda es que recibirás una fruta de repuesta. La pera te dice ‘espera’, piénsalo mejor, deja que más en lo profundo se muestre tu verdadera sensación con esto que ahora de pronto es emoción solamente. La manzana dice ‘mordiste’, ya lo tienes, vives una felicidad que debes valorar mejor. La fresa en cambio es aprobación, dice ‘dale puntos’, súmale a esto que ya sabes conseguir. Así que podemos jugar, tú pon la moneda, envía un comentario (si prefieres por WhatsApp) con la fruta que crees que vas a recibir, según tu sensación sobre la propia felicidad, más allá de lo que estés viviendo en este preciso momento. Por ejemplo: ¿🍐?, ¿🍎?, ¿🍓?. Te devolveré la moneda con una pista sobre tu verdadera felicidad. Entiende por favor, no es un juego de adivinación, mucho menos una declaración de que no eres feliz. Lo que quiero es que te familiarices cada vez más con esa disposición hacia ti mismo que finalmente, al margen de hazañas o decepciones, te deja en un balance de agrado por ti. Seguiremos buscando juntos, como ya lo hacemos, más elementos para la felicidad. Solo recuerda, cuando buscas la felicidad directamente en eventos, personas, cosas, estás dando muchas vueltas dirigiéndote a algo que solo te devolverá a la intimidad de lo que haces directamente por ti. Quiero decir, al final de todo lo que anima y desanima en la vida, queda esa conexión esencial contigo mismo en la que el centro de la felicidad es lo que sientes por ti. Vamos a jugar, a comprender un poco más la felicidad”.
NOBLEZA EN EL CORAZÓN
“Sé que la vida a veces te pone límites, te detiene, te corrige. Hablemos de la necesidad de entender que eso es parte esencial de vivir y que no deberías molestarte más cuando ocurre, o resistirte.  Me dirás entonces, «¿cómo no voy a sentirme mal con las perdidas o los fracasos?». Pues resulta que para eso es la nobleza en el corazón, para asimilar de maneras inteligentes aquellos eventos que en principio son dolorosos o molestos pero que necesariamente vienen a transformar algo esencial. Sí, cada vez que enfrentes un cambio, un fracaso una dificultad, por favor remítete cuanto antes al evento trascendente que se quiere presentar. Y como sé que eso no es nada fácil quiero contarte cómo usar la nobleza en el corazón. En cierto sentido la nobleza es lo contrario del orgullo, hay orgullo en el conocimiento, hay nobleza en no saber. Te invito a no saber con más facilidad, a que puedas verte frente a la incertidumbre o el conflicto con más valentía. El impulso por solucionar las cosas puede hacerte equivocar si no te tomas el tiempo de dejar que la conmoción se asiente, que la niebla sea movida por el viento y puedas encontrar el verdadero sentido. Pausarse es de valientes, puedes darte un verdadero regalo de amor cuando le permites a la nobleza asimilar despacio un problema, un error, una amenaza. En cambio, suelo verte entre premuras pasando de largo detalles que tienen el potencial de encausar mejores soluciones. La nobleza entonces implica mucha más tolerancia, en especial hacia los sentimientos incómodos. Para responder tu pregunta diré que una cosa es lo que sientes frente a una pérdida o un fracaso y otra cosa es la molestia que implican para ti esos sentimientos. La tristeza derivada de una pérdida es apenas natural, pero revisa si es que te está molestando sentirte triste o te resistes a enfrentar el duelo. Así, la nobleza es una solución grandiosa para el enojo, otra reacción frecuente ante las dificultades. Te he visto lidiando con la rabia frente a algo que te resultó injusto o inmerecido. No vuelvas por favor a resguardarte en el argumento de que no lo merecías, eso no lo sabes, no tienes idea cómo un evento adverso puede darte la grandeza que pides cada mañana en tus oraciones. La rabia también es algo apenas natural, pero de momento, una rabia duradera o justificada deja de ser sana y se convierte en una excusa poderosa para dejar de enfrentar la realidad. Tras la rabia hay que ir a ver lo que verdaderamente debe explotar en ti, más fuerza seguramente, más determinación, más cuidado. En fin, algo que en medio de la paz de un evento sereno no vas a procurar. Un corazón noble encuentra soluciones creativas, y te hace más inteligente. También aligera la carga emocional y anticipa los resultados positivos. La próxima vez que te sientas conmocionado conduciéndote a emociones tormentosas advierte esta recomendación: recurre a la nobleza de tu corazón”.