NO QUIERO SER BLANDA

Creado el: 2023-01-29 07:30 am

Historias

“Eso es lo que me dice la niña, la misma que me pide todos los días amor, cariño, calidez humana. Les voy a contar de ella porque tiene esta idea terrible de que siendo dura se protege y se valida, ahora ya viene entendiendo, al menos a veces, lo equivocado que está, pero espero que tengamos juntos la oportunidad de llevar este cambio al máximo nivel, es decir a superar por fin su aval por los malos tratos.

 

De hecho ella ha sido tratada con dureza, ha recibido ese ejemplo, se ha convencido tal vez sin saberlo de que la vida es para los duros de corazón, que solo pueden ser blandos los que ya tienen todo resuelto.

 

La niña, me gusta llamarla así porque apenas está aprendiendo lo básico, se encuentra en un momento de desamor, al menos eso es lo que ella siente. Se siente sola, sin poder relacionarse con la gente a un nivel que le genere satisfacción o bienestar. Ella piensa que el amor viene por un lado y que vivir la vida es otra cosa, entonces es fácil verla ser agresiva con sus palabras o su mirada mientras gira para esperar abrazos o ternura de quien solo estaba observando.

 

Ya ha tenido dificultades en el trabajo por ser intransigente, está llegando al límite eso sí, porque su hostilidad comienza a ser perceptible incluso a ella misma, y eso ya es mucho. Se siente mal después, lo sé, pero no le alcanza ese sentimiento para suponer que se está equivocando profundamente, y sus reflexiones sobre esas reacciones terminan con regularidad culpando a los otros de sus actitudes.

 

Quiero decirle a mi niña que tiene mucho que aprender en lo que al amor se refiere, ella sabe que la cuido y la quiero, pero no puedo obligar al mundo a que la ame si ella no sabe provocar ese amor. El respeto, para empezar, es la primera muestra de amor humano, pues entonces comenzamos la educación de mi niña por allí.

 

Cuando ella cae en cuenta de su actitud se atemoriza, tiembla por no saber quien ser si no es dura, tanto que supone que no va a ser nadie si es blanda con la gente o amable con los descarados que seguro aparecerán por montones. Es tan inocente mi niña que incluso supone que eso que la hace ver tan poco agradable es una virtud, yo le estoy dando tiempo para que tenga que ver su confusión por sus propios ojos, el problema es que una que otra vez su dureza le ofrece los resultados anhelados, consigue las reacciones de la gente que la hacen sentir cómoda, como sumisión y obediencia, y ahí es justamente cuando retrocede.

 

Con el tiempo la niña verá que no habrá saciedad de cuenta de esa falsa sensación de superioridad, pero yo no tengo prisa, la prisa debería ser de ella que tiene tanto anhelo de aceptación, de calor, de amor.

 

Ahora, mientras va viendo lo primero, el respeto, yo le muestro lo limitada que se encuentra para lograr su resultado deseado, una vida llenita de amor. Hace poco le ofrecí una nueva relación, la deje sentirse muy atraída, hasta convencida de al fin haber logrado lo que sueña. Ella misma podrá ver que solo tiene que bajar la cabeza, no a la persona del otro lado por supuesto, al amor, a la honestidad, a la humildad.

 

Ya se imaginarán la magnitud entonces de los aprendizajes que mi niña enfrenta, dado el conflicto entre ser dura y dejarse querer ella se debate contra ella misma, entre sus principios aprendidos y sus deseos más sinceros.

 

La verdad es que aún no quiere cambiar, me refiero a que no tiene un deseo verdadero de renunciar a su fachada de dureza con pretensiones de tenacidad, y vivir desde la humildad la incómoda tanto como para sentirse agredida, así que tiempo, eso es lo que mejor le puedo ofrecer”.

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Olga Castaño

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Comentarios (8)

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Lindelia giraldo florez
En la juventud pensamos,somos y nos comportamos a nuestra manera. La vida nos lo enseña como debe ser

2023-01-29 08:11 am

Olga Castaño
Lindelia, gracias por acompañarnos 💛. Así es, la vida mejor que nada doma esos impulsos del carácter que no son fáciles de cambiar.

2023-01-30 07:46 am

Consuelo
Buenísimo para reflexionar. La vida es una escuela y toca ir avanzando de acuerdo al aprendizaje, hay unos más lentos que otros pero si nos disponemos llegaremos a la meta pero se necesita voluntad HUMILDAD y MUCHA, esfuerzo y constancia, son cosas que no llegan de un momento a otro.

2023-01-29 01:54 pm

Olga Castaño
¿Cierto?, por eso el regalo del tiempo, para aquellos aprendizajes en los que no nos queda más que el cansancio para ceder 😌

2023-01-30 07:47 am

Adriana C.
Este dictado me recuerda a mi misma; y digo me recuerda porque fui una versión parecida hace un tiempo (todavía quedan retazos por ahí de esa identidad). Hoy, habiendo transitado muchas cosas, puedo advertir cuán alejada estuve del mundo real, de las personas reales, pero sobre todo de mi misma.

2023-02-01 10:49 am

Olga Castaño
Que lindo Adri, tantas maneras, incluso desde la amabilidad, que repelen el amor humano, ese calor imperfecto que hace tanto bien.

2023-02-01 05:54 pm

Ayda Mary Portilla Delgado
Creo que hay mucho de espejismo en esa dureza...quizás una gran fragilidad que tememos aceptar o sentir...un refugio insostenible que en lugar de proteger nos aísla...en todo caso el amor sale de nosotros mismos, es más un brotar que un pedido a domicilio...paciencia para cultivarlo y ver sus frutos

2023-02-02 02:26 pm

Olga Castaño
“Gracias Mary por tu sabiduría. Mis amigos desesperados por amor se están demorando en cultivar su propia fuente, la inagotable, el apego necesario a algo más grande que ellos. La vida misma habrá de proveerles cuando se abran ese alimento que buscan desacertados”.

2023-02-05 07:43 am

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LAS PRUEBAS QUE ME PIDES
“Ahí estás pidiéndome pruebas, conozco esa mirada de insatisfacción cuando crees que no estoy ayudando. Vamos a aclarar una cosa, a veces te ayudo y solo no te das cuenta como. Acaricio tu cabello en las noches estrelladas, dejo sensaciones en la almohada o el sillón y froto tus platos con mieles de amor. También acostumbro limpiar esos zapatos con confianza y gozo de un talento especial para hacerte sentir la prenda que te abraza mejor.  No creas que no estoy cuando no me puedes sentir con claridad, ahí estoy al lado de tu confusión esperando una oportunidad para apagar el fuego y ayudarte a regresar. Es que si no me ayudas las oportunidades que me quedan son invisibles, etéreas; preferiría incluso que me dejaras hablarte al oído pero sueles estar tan ocupado que medirme con tus pensamientos no es una opción. No estoy ahí para evitar la vida, para darte todas las comodidades o vigilar tus acciones, más bien me gusta acompañarte sintiendo tu intención y asociándome a ella. ¿Cómo podría obligarte si hemos pactado para siempre que tengas el poder de la voluntad?. Sí, siempre vas a tener la última decisión, la voluntad es justamente la capacidad de, habiendo considerado las alternativas, elegir. Ahora, mis amigos más cercanos, ‘llaverías’ como dirían por ahí, son quienes han decidido considerar mi opinión cada vez que van a decidir. Ellos no siempre siguen mi sugerencia por supuesto y los entiendo, pero se van familiarizando hermosamente con mi deseo, mi planteamiento; entonces, cuando las lecciones se repiten o se parecen sencillamente terminan convenciéndose de la razón por la cual esa era su mejor opción. Así que si todavía esperas una disertación, que nos sentemos en tu sala a discutir de piernas cruzadas un tema en particular, lo que va a ocurrir es que te decepcionarás de mí. No asisto a esas invitaciones porque las palabras así puestas distraen a la razón, yo simplemente quiero que puedas ver mis opciones, su sustentación te queda de trabajo. Otra razón por la que disiento de las pruebas, de las comprobaciones, es que no estoy en la tarea de enseñar primordialmente con palabras, en los acontecimientos de la realidad las ratificaciones son más fáciles de instaurar y aceleran el aprendizaje.  Imagina que me preguntas qué carro comprar, tomas una revista y la abres al azar esperando ver con claridad cuál te conviene, pero no parece haber una respuesta efectiva; eso es porque yo prefiero esperar que vayas al concesionario, hagas la cotización y sientas en el pecho la fuerza de esa deuda para así saber con definitiva claridad cuál es el vehículo, el momento y la manera de adquirirlo.  Ahí, en la silla del lujoso auto que más te gusta, yo soy el sinsabor bajo la lengua que se sobrepone a la emoción en el pecho. Incluso a veces logro hacerte girar a ver la opción intermedia que te traerá más bienestar. Entonces viene la decisión, te mostré las opciones y te indiqué lo que te hace bien, tus opciones están claras y yo quedo satisfecho, eso sí tu satisfacción a veces es inmediata o a veces es duradera, de acuerdo a lo que mides que es mejor para ti. No soy un papá mandón, eso debe quedar claro, más bien soy un amigo de esos de toda confianza que dicen poco lo que quieres escuchar. De momento puedo incomodarte pero a la larga seré tu mejor amigo, estaré ahí para mostrarte la verdad y ayudarte a perseguirla, y tendré toda la paciencia que haga falta hasta que decidas avanzar”. 
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“Imagina que tienes un carro, que sabes conducir. Dado que tú controlas la máquina entonces el entorno soy yo. Es un juego, te invito a jugar, se tú el conductor, tu vida el vehículo y yo el entorno que te gobierna. ¿Cómo que el entorno te gobierna?, pues claro, yo hago que no puedas volar, solo puedes rodar, también hago que debas ir más lento en las curvas y que debas frenar para no chocar, y hago que el resto del mundo siga en movimiento mientras conduces: puede aparecer un animal o una persona en medio del camino inesperadamente, incluso los otros conductores son libres de mirar el radio o el celular, así que gobierno el entorno bajo la premisa de la libertad. Qué molestia, ¿cierto?, sería bastante agradable que pudieras contar con un entorno seguro y regulado, uno que proteja tu vida y la de los demás. Pues resulta que tienes el derecho a mover el timón, o a dejar de moverlo; puedes incluso cerrar los ojos si deseas, o acelerar en vez de frenar. Todos tienen derecho a tomar sus propias decisiones, eso lo entiende la vida, eso lo entiendo yo. Los carros tienen espejos para ampliar la visibilidad así como tú tienes inteligencia, puedes mirar desde distintas perspectivas. Cuentas con la memoria que obra como retrovisor, tienes las miradas laterales donde la intuición y la percepción suelen ofrecer información; de hecho no puedes conducirte solo mirando hacia adelante, porque como ocurriría en un carro, no tardarían los desaciertos abundantes. Quiero entonces que te preguntes si conduciendo tienes absoluto control o simplemente eres bueno leyendo el entorno, recibiendo retroalimentación, entendiendo las señales y abriéndote paso sin luchar con lo que se atraviesa en la vía. Pues bien, eres muy inteligente si has aprendido a conducir en armonía con lo que ocurre fuera de tu carro, has permitido que el mundo siga existiendo al margen de tus expectativas, y entiendes que no vas a cambiar los baches pero que puedes sortearlos muy bien. Creo que si haces eso con tu vida, si te dejas llevar también por las señales del entorno, entenderás que tus habilidades están más allá de la queja o el reclamo, de la necesidad de que el mundo se parezca a ti o corresponda a tu idea de lo que tiene que ser. Eso, además de ser una habilidad adaptativa es una inteligencia capaz de considerar siempre soluciones, de entender el juego siempre dinámico entre el mundo, tu vida y tú como piloto. ¿Quién dijo que conducir es sencillo?, y aún así muchos lo hacen muy bien. Si no conduces bien es altamente probable que choques y conoces las consecuencias. Dirigiéndote a ti mismo hay choques que necesariamente ocurrirán, pero muchos de ellos pueden ser prevenidos si te manejas con esa misma habilidad de adaptación, de lectura del entorno, de sentidos alertas y dispuestos a recibir retroalimentación. Quiero que sepas manejar, que disfrutes hacerlo, que te libres de una vez del estrés por lo que los demás hacen o por los errores del mundo. Hay que fluir, pues lo que tienes en tus manos es tu timón y no el ajeno. Tal vez puedas ser un ejemplo positivo, y así habrás aportado al entorno. Yo siendo el entorno recreo las condiciones de acuerdo a la retroalimentación que también recibo de sus participantes. Entonces te dejo esta invitación, condúcete con fluidez, admite lo que ocurre, ve más allá, crea soluciones. Esa es la inteligencia que más les hace falta hoy en día”.“Posdata: Juguemos, déjame tu comentario, el análisis de cómo te conduces, te devolveré el resultado de tu prueba de conducción 😉”.
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La nueva realidad le era familiar, sin encontrar conocidos se sentía en casa por el calor abrasador de las fogatas sinceras y por la voz desprevenida de un hombre que lo recibió; era su padre pero él aún no lo sabía, un padre nuevo, uno para estrenar otra vez. El hombre guió a Arnoldo hacia la esperanza a través de caminos florecidos y realidades bien entendidas, con lo que rápidamente Arnoldo comprendió los lamentos de su reciente existir. El viajero notó con gran facilidad que la vida no se vive por ideas y asombrosamente fácil su enfermedad sanó hasta hacerlo sentir libre otra vez. Ya rejuvenecido Arnoldo se encontró de momento a la edad de catorce años; con la lozanía de la juventud pero sin perder la sabiduría que aceleradamente estaba adquiriendo, este viajero ahora sin nombre emprendió su nuevo camino olvidando poco a poco detalles y momentos de su vida familiar y entendiendo sus errores con la amabilidad de quien observa que la flor desfallece pero muchas otras brotarán. En medio de su trasegar desprevenido, bajo un rayo de luz pausada y en medio de un sendero ajustado el muchacho encontró una pequeña ventana, curioso como era echó un vistazo en el que inesperadamente encontró a su familia de antes y astuto nuestro viajero saludó; quien escuchaba el saludo del otro lado era yo. Asistíamos en ese entonces al gimnasio del barrio mi madre, mi hermana y yo. Cerca a la puerta y un poco distraída comencé a sentir una conversación con claridad y para no perder detalles solicité a la entrenadora algo en que apuntar. Ella comedidamente me ofreció un pequeño set de autoadhesivos suponiendo una nota breve, sus ojos se fueron haciendo más grandes viéndome llenarlos hasta las orillas, por lo que decidió ofrecerme su cuaderno privado, absorta por el impulso de alguien de escribir sin detenerse. Había en mis apuntes una breve carta para todos, han pasado muchos años y ahora recuerdo poco de los detalles pero uno que no olvido es ver a mi madre saliendo del gimnasio y escuchar a mi padre decir “Mire a esa negra como se mueve de hermosa”. Las cartas fueron entregadas, las lágrimas derramadas, los mensajes cumplieron su cometido; para unos liberadores para otros de reconciliación, en fin ese día el viajero estaba teniendo una segunda despedida. Con el asomo de aquel joven a sus antiguas verdades terminaba también el deje de recuerdos que aún quedaba en sus bolsillos, así que la próxima vez que conversé con él ya no había nada del Arnoldo conocido. A partir de ese momento el andariego se especializó en un trabajo singular de los muchos que se pueden tener en el más allá; sería herrero de caminos, una tarea de suma importancia por cuanto traza pasos firmes para quienes deciden llegar al otro lado dispuestos a avanzar. 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MI AMIGA LA MUERTE
"Hay muertes de variadas maneras. Hay muertes parciales, y está la muerte definitiva cuando te marchas de aquí. Hay muertes rosa, las que transforman algo sin deje de dolor, y hay algunas muertes que duelen profundamente por cuenta de la resistencia a aceptar algún cambio o abandono.El fin de año, de un trabajo; la partida de un hijo, una separación, son muertes también. Y las transformaciones radicales en un estilo de vida o en la identidad, cuando cambian algo profundo, son muertes contundentes, apresuradas.Para algunas personas, esas muertes han llegado a voluntad. Deciden cambiar de país, de familia, de género, y se rehacen. Para otras, una enfermedad o una pérdida son la muerte en persona, aunque sigan vivos y aquí.Me temo, amigos, que su relación con la muerte en general es distante y prejuiciosa. Quisiera que siguiéramos construyendo un vínculo con ella que reconozca lo benéfica que es, y que elogie sus alcances a nivel espiritual cuando ustedes se abren a los talentos supremos que ella posee.Tengo un amigo que se vio cerca de la muerte definitiva hace unos días. Ayer regresó a casa, y sé que puede sentir que renace lentamente. Su enfermedad aún lo acompaña, pero para su sorpresa, todo parece haber cobrado un nuevo orden.Trataremos aquí de recordarle a él, y a todos ustedes, que la muerte, o las muertes, son aliadas de la transformación. Buscan ellas traer consigo cambios profundos, abismales a veces, y lo más comprensible es que ustedes sientan resistencia, dificultades, molestias. Sin embargo, es bastante sano también que sientan agrado, liberación, cierta paz.El agrado ante la muerte, por ejemplo, viene del deber cumplido, del amor entregado, de la apertura a cambios indeseados, de la disposición ante la vida de entenderla y respetarla. La paz de la muerte es una indiscutible, puedes sentirla en la solemnidad de lo que cambia. Y hay mucha liberación, más allá del evento mismo, cuando una persona logra acoplarse a ese cambio y perder de paso algunos atavíos de los que estaba padeciendo.Es que tiene tal poder la muerte, que puede traer sus beneficios incluso alrededor. En el sepelio de mi amigo Pedro hace unos días, era fácil sentir cómo las personas más bien se dirigían a la inspiración que Pedro fue, que al dolor o al enojo por su accidente. Claro que lloraban, claro que les dolía, pero había construido Pedro una vida tan recta y libre que hasta su muerte fue así, sin tormento, sin merodeos, y liberadora para un espíritu que ya estaba preparado para volar.Cuando la gente evita hablar de la muerte, tratarla, prepararla, me lamento mucho. Se dicen que no a una parte esencial de la vida, se rehúsan al dolor, al miedo o a la molestia que ya deciden sentir, y se enmarañan en prejuicios y temores que rara vez son realidad cuando la verdadera muerte llega. En este momento mi amigo Felipe está viviendo una muerte de esas parciales. Fue diagnosticado con una enfermedad neurológica, que hasta ahora incipiente, ha sido precisa en amenazar su sensación de poder y control. No se imaginen por favor a un Felipe dominante o supremacista, hablamos de un amigo severamente dulce y apasionado que se repuso a la vida empuñando el dolor y parándose sobre el fracaso para llegar muy lejos.  La enfermedad de Felipe viene a marcar la muerte de ese dolor y ese fracaso de hace muchos años. Ella quiere obligar a Felipe a reformar su identidad hacia una libertad más auténtica, que no dependa de demostrar nada a nadie, que le recuerde constantemente que él mismo ya esta convencido de su grandeza. Quien sale de la muerte, o inicia una vida junto a ella, tiene pocas posibilidades en lo que a fallarse se refiere. A partir de lo que ha vivido, o sigue viviendo, alguien que enfrentó alguna muerte ya vio la vida pasar ante sus ojos, demostrarle su poder, e invitarle a seguir de un nuevo modo.¿Quién dijo que esa invitación es sencilla?, ¿quién dijo que los seres humanos son naturalmente valientes para dejar morir? El corazón humano no solo es apegado a la vida como la conoce, sino que tiene este impulso protector con el que a veces se equivoca. No protejas amigo una vida que necesita cambiar, asústate, es normal, pero avanza echando el susto al bolsillo de una manera ambiciosa. Te adaptarás. La adaptación es a mi gusto la virtud humana esencial. Lamentablemente, las comodidades que han desarrollado con el tiempo los han convencido equivocadamente que todo debe ser placentero. La muerte no tiene que ser placentera, ya que está hecha para lograr los cambios más radicales, pues moverá necesariamente a alguien sacándolo de alguna comodidad no tan provechosa.Entonces te fallas ante una muerte si te detienes a voluntad, si te empeñas en congelar el progreso del tiempo y el efecto del movimiento que ella causó. Te fallas si esperas sentirte cómodo muy pronto y para ello despliegas medidas contrarias al cambio profundo. Eso lo puedo ver con frecuencia, pierden algo y corren a suplirlo, a encontrar un sucedáneo por falso o perverso que este sea. Felipe, con la afectación de su fuerza, puede refugiarse en la autoridad que le da su posición actual y abusar. Claro que eso podría hacerlo sentir poderoso de momento, pero devastaría el propósito mismo de la pérdida de fuerza, que es el de introducirlo a lo sutil de la vida, a la transformación elevada de su psique, al perdón del pasado y la validación de sí mismo a partir de sus logros más elevados.Quien regresa a la vida después de un evento casi mortal, puede regresar para enloquecerse de vida, para desbordarse y compensar. Eso no resulta bien, claro está, pues surge allí una suplantación del propósito. Puede que entiendas que si tu vida estuvo cerca del final entonces debes vivir aún con más intensidad y placer de como vivías antes del evento. Sin embargo, rara vez ese es el cometido, cuando la muerte se acerca y te abraza está queriendo llevarte a un nuevo lugar, si vuelves a tu pasado acentuado estás dirigiéndote a ella con el gesto infantil de sacar la lengua y fruncir el enseño.No te recomiendo hacer caso a omiso a esas experiencias, de pequeñas o grandes muertes infranqueables. En todo caso están ahí para darte algo grande, no lo desprecies. Abraza el cambio que es grande y difícil. Algo lo está tratando de facilitar, una fuerza suprema trata de ayudarte. Sé astuto y aprovecha 😉".PD: cuéntanos, si te animas, esa muerte parcial que te quiso transformar recientemente. Leer historias mueve poderosamente los corazones incautos ✨
LA BELLA OSCURIDAD
"…enfrenta la luz a través de los matices de la bella oscuridad capaz de demostrarte cuando te equivocas…Desglosemos esa frase. Es lo que las frases profundas esperan hacer, causar una reflexión donde cada quien encuentre su sentido profundo, su propia revelación.Tomamos esa frase de un dictado escrito para una amiga que se encuentra enfrentando algunas condiciones médicas, y que se enfada por tener que practicarse exámenes o por lidiar con las recomendaciones médicas que encuentra un tanto molestas.Estuve tratando de explicarle que algunos caminos entrañan destinos inesperados. En realidad yo espero que ella encuentre más gusto por cuidar de sí misma en medio de los estudios, que se reconcilie con la responsabilidad implícita en poseer un cuerpo como vehículo, que encuentre incluso cierta gracia en el deber de responder a las leyes de la biología.No es que mi amiga sea huraña, al menos no mucho. Ella se siente cansada, le parece que la vida exige demasiado, y yo al final solo trato de mostrarle que más bien es ella quien se lleva al límite en cada situación tras el objetivo de dar lo máximo de sí misma. Ella, atención, da lo máximo esperando que al fin las cosas se pongan en balance y logre corregir el margen de error que todo parece poseer.Bueno, no es que ella no sea generosa, es que a pesar de la experiencia que tiene no se da cuenta aún de que mucho de lo humano es vivir sobre el error, el propio y el ajeno. Gran parte de mis amigos juiciosos padecen esa realidad como un tormento. Hasta se pelean con la vida porque no se deja corregir. A ellos suelo enseñarles la generosidad más fácilmente a través de su propia compasión, porque mostrándoles la realidad no acaban de aceptar la condición esencial humana del aprendizaje.Está bien, acepto que ella es un poco terca. O dicho de otro modo, poco inteligente para aceptar lo que no le gusta o no ha considerado. Y eso lo entiendo tan bien que le regalo toda mi paciencia. Ahora, si me quedo esperándola se va a perder de la oportunidad de avanzar respecto a ese aprendizaje preciso. Así que mejor la llamo, le demuestro con la realidad que puede hacer las cosas distinto y eso no está mal, que se puede acomodar.Cuando llega a los consultorios yo estoy detrás de ella, estrujándola un poco para que sea amable y se abra. Dado que tiene conversaciones tan eficientes con los médicos, ella no deja espacio para mostrar su sensibilidad o para que el tratante se compadezca de su coraza. Al contrario, lo que suele propiciar es un diálogo puntual y somero que, entenderán, al final aumenta su sinsabor sobre la experiencia.Me queda en definitiva el recurso de las dudas. Dudas gloriosas. Ella se asusta por la posibilidad de un diagnóstico complicado, se frunce, hasta se plantea no continuar con la investigación. Y me reclama cuestionando el para qué la pongo en todo eso.Por eso escribimos su carta, para explicarle que es justamente a través de los procedimientos de diagnóstico y seguimiento como mejor puedo demostrarle que no necesita estar seriamente enferma, solo necesita prestar atención y dar el brazo a torcer sobre la evidencia de que es frágil, que habita un cuerpo lleno de vida fuera de su control, que no es una máquina, que no está aquí para que todo salga bien.Quise llamar este movimiento para ella «la bella oscuridad». No solo porque así lo asimila, como un momento de oscuridad incómoda, sino porque nada hace más hermosa y evidente a la luz tenue y sagrada como la sombra. Quiero que ella tenga la delicadeza de sentirse privilegiada por esta aquí viviendo esta vida de susceptibilidades y altibajos. Quiero incluso que lo pueda disfrutar. ¿De verdad consideran que tiene sentido disfrutar solamente lo que sale bien o lo que luce perfecto a los ojos del anhelo? Qué hay de quién no disfruta el arrullo de la compasión, el calor de una almohada de carne y hueso en momentos de debilidad, o la dura realidad que trae hermandad y regocijo.Yo puedo explicarle entonces a mi amiga de la carta que espero que ella sueñe un poco más con las sombras como parte esencial y natural de la vida, casi como la base. Y ella, lo sé, seguirá peleándose con esa idea. Por fortuna, la idea no responde a la pelea, y yo me ocupo de seguirle demostrando que no se trata de tener la razón o discutir cómo tiene que ser la vida. Todo lo que anhelo es verla reconciliada con una realidad infinitamente más grande que su capacidad de comprender.Cuando ella acepte que no tiene cómo asimilar por completo la manera profunda y enigmática en que funciona la realidad, yo estaré satisfecho. No me interesa tanto que no tenga dudas o que lo acepte con buena voluntad, todo lo que quiero es que deje de sufrir tratando de corregir lo que no necesita ser corregido, que se ahorre trabajo teniendo que perdonar lo que no amerita perdón, que sueñe mejor con una realidad adaptada y comprensiva, que supere al fin esa rigidez de pensamiento donde ella se pone en segundo lugar bajo la convicción de que esa es una estrategia exitosa.Resulta amigos que enfermarse no solo permite recibir lecciones contundentes, a veces enfermarse sirve para domar el carácter, para ganar humildad, o simplemente para recordar que no gobiernan su vida como lo imaginan.Así que la próxima vez que se enfermen, que necesiten aquella almohada o aquel arrullo, tomen aire para suspirar por un aprendizaje implícito que bien pueden recibir con armonía".