ESTRUJANDO A SOFÍA

Creado el: 2023-10-14 10:29 am

Historias

“¿Será coincidencia que se llame Sofía? Les hablo de una amiga con quien conversamos de vez en cuando en torno de un tema esencial, la resistencia de sus ideas. Ella sabe que necesita dar un paso, pero se devuelve justo cuando ya tiene el talón en el aire. Puede ser porque perdió su pierna, puede ser porque se siente en el aire si no se aferra a lo que piensa, puede ser incluso porque ella no necesita las piernas para avanzar y mejor necesita aprender a desvanecerse toda.

 

Perder una parte es algo realmente difícil de superar, más cuando en ese vacío habitan tantos dolores o pendientes. Por eso quiero hoy invitarla a dejarse estrujar, mi niña no sabe lo que la espera si se suelta y se eleva de ese piso por el que a veces casi arrastra sus pesos. La quiero liviana, deseo que ella tenga más libertad, y no lo logro porque se apega a sus ideas como ladrillos arrojados en un lago para sostenerse en el fondo.

 

Ya me ha dicho muchas veces que se cansa de tanto pensar, pero vuelve a hacerlo como si no conociera otro mundo, y es que tal vez no lo quiere conocer. Querida Sofía, ¿de verdad quieres un nuevo mundo para ti?

 

Como ella tengo otros amigos: Andrea, Carlos, Mauricio. A todos ellos tengo que pedirles permiso para opinar, yo, que soy la voz de la vida, debo según ellos litigar los llamados, casi que arrodillarme para pedirles que progresen.

 

Sé muy bien que ese encierro en sus viejas palabras nació del miedo, de la educación, o del escaso cultivo de su espíritu; pero amigos, es hora de dar un paso evolutivo. La verdad de la vida renace constantemente, ella permite incluso ser reinventada, crear maneras personales de narrarla.

 

Por favor intenta tus propias explicaciones de la vida, y reinvéntales cada tanto. No seas aburrido contando las mismas cosas de hace diez años, actualízate, desvanécete entre hallazgos más esenciales y libérate de los detalles pétreos de los que te anclas solamente para hacerte más lento.

 

Si Sofía se dejara estrujar vería su libertad a unos contados segundo de ella misma. Quiero decir, liberarse no es una cuestión tesuda, de sacrificios, liberarse se trata de dejarse mover. Al contrario, el verdadero esfuerzo es no permitirlo, hay mucho desgaste en sostenerse de lo viejo, en quedarse atrapado por cuenta propia, en apretar las correas que sostienen lo conocido para resistirse a avanzar hacia lo nuevo.

 

Es que otra vez el miedo juega con ustedes, y ustedes participan complacidos. Temen sentir, evitan la adrenalina de la vida, se guardan de cambiar de opinión, de mirada, de estilo. Amigos, déjense estrujar, eso que tratan de preservar es algo que más bien están necesitando perder.

 

Ella perdió su pierna, ya sabe de pérdidas. Esta pérdida a la que la invito es una dulce, que puede además ayudarle a sanar la belleza inesperada que ha traído ese cambio, que puede darle la luz que le ha faltado para identificarse más con su poder y menos con lo que el mundo espera de ella. El mundo espera dos piernas Sofía, enséñale por favor que una sola es suficiente para alguien como tú”.

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Olga Castaño

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Comentarios (2)

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Sofía
Este mensaje me llegó al corazón. Ese testarudo y que se aferra a verdades que no son tan ciertas. Lo viejos caminos se vuelven aburridos y anhelos dejarme llevar a esas nuevas aventuras. Gracias Olga por permitirnos abrir nuevos caminos y por los dictados del cielos acertados.

2023-11-08 11:03 am

Olga Castaño
Sofía, que dicha tenerte por aquí. Es un placer. Que este dictado sea una tarjeta de invitación de conocimiento público que te permita recordar que algo mejor espera por ti 💛✨

2023-11-09 07:14 pm

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EL RÍGIDO ESTRAFALARIO
“Tengo un amigo al que me he acostumbrado a llamar estrafalario. Mi amigo estrafalario lo es porque adora ir a los rincones de su pensamiento a buscar opciones extremas, llamativas, algo encendidas en emociones diversas, para intentar resolver los asuntos de su vida. No lo juzgo ni en un solo momento, solo lo llamo así para tratar de mostrarle que puede quedarse en su centro y encontrar alternativas mucho más acordes con lo que él es en su propia verdad. Les contaré sobre sus andanzas y ya verán ustedes mismos que tanto podrían llamarse estrafalarios. Ayer mi amigo caminaba por un andén de la ciudad, iba agitado en la primera hora de la mañana, cuando la gente apenas comienza a ocupar las calles, de manera que no notó haberse parado justamente sobre la deposición de un habitante de la calle canino. Fue su afinado olfato, alentado por el viento al cruzar la esquina, el que comenzó a percatarse del acontecimiento, para mi amigo en verdad una hecatombe. Se detuvo, sonrojado, hasta mirar con el mayor disimulo las suelas de sus finos zapatos importados. Ahí estaba la evidencia color naranja brillante. Sumergido por medio de sus ojos en ella pensó de inmediato que estaba sucio todo él, y que debía volver a darse un baño, estaba alarmado, ya estaba cerca la primera cita del día. Colapsó. Hace un mes lo vi tratando de poner su vehículo en el parqueadero que ha designado favorito de su centro comercial de costumbre. El lugar estaba ocupado, así que dio algunas vueltas por las vías internas asumiendo que solo era cuestión de unos minutos, cada vez que lo encontraba ocupado por la misma camioneta sus nervios se hacían redes eléctricas en corto circuito. Había desarrollado serias teorías sobre porqué su carro debía estar allí, las conveniencias y hasta los riesgos elevados que corría su nave si la dejaba en algún otro terrible espacio disponible. Ese día sí aproveché una canción que sonó en su lista para sugerirle que se lo tomara con calma, que se hiciera feliz encontrando un nuevo lugar ideal. Así fue, fatigado decidió ir a un rincón que le pareció blindado, donde podía esconder su frustración, y se fue convencido de haberse quedado él mismo en esa cueva superando la terrible injusticia. Mi amigo el estrafalario sabe de qué le hablo, se ha llenado de mañas, de atavíos innecesarios para sentirse cómodo. Y yo lo quiero invitar a empezar a disfrutar la incomodidad. Por eso ayer conoció a Martina, una joven del trabajo. Esa rubia delicada deja todo por ahí, y colma el paisaje obligado de mi amigo con toda suerte de objetos que él hasta ahora no sabía que podían habitar una oficina. Martina llegó para mostrarle lo lejos que ha llegado en sus dramas, lo mal que se ha acostumbrado a crear su propio mundo de márgenes y estilos, solo que aún no lo sabe. Cuando encuentres a un estrafalario, o te encuentres a ti siéndolo, por favor recuerda que naturalmente las personas crean un mundo en su cabeza, un orden propio, una mirada de la vida para generarse comodidad. Hay un movimiento entonces de todo ese mundo cuando algo que se ha estructurado con alguna rigidez se ve amenazado. La gente flexible en sus mundos internos sufre poco, la gente estrafalaria que construye castillos se queda fácilmente encerrada en ellos tratando de forzar una realidad interna al margen de los acontecimientos externos. No pierdas la llave de tu castillo, o mejor no tengas puertas, refresca los ambientes que construyes en tu mente, enséñate nuevos hábitos de comodidad. Cuando te veas en una situación sin salida, agobiado, molesto, encerrado, abre las puertas y mira ahí afuera. No muy lejos está la respuesta, el respaldo, el siguiente paso. Mejor dicho, crea tu mundo fabuloso, pero por favor acostumbra mirar por las ventanas con frecuencia rigurosa, visita otros castillos de vez en cuando solo para alentar la creatividad, y somete a limpieza constante ese mundo que alientas sobre ti mismo. Que el aire y la luz no solo embellezcan sino que revelen algunos rincones oscuros donde la vida espera brotar. No quiero que tengas un mundo propio del que no estés orgulloso, y para ello hará falta reconocerse, usar espejos, miradas, alarmas de ideas. Si te encuentras estrafalario te estás diciendo la verdad, a todos les digo que lo son, por eso hoy les hablo de ello. Los veo difusos entre mundos creados a su amaño, justamente enmarañando la vida que quiere brotar. Permitan que sus posibilidades no tengan techo, que la incontenible fuerza creadora se mueva cómoda por sus espacios internos, que su ser a veces estrafalario quiera transformarse en personajes impensados que siempre es posible llegar a ser.  Lamento verlos tan rígidos, por eso este dictado”.
MI MARIDO ES UN BRUTO
“Esta mujer inteligente de quien les voy a contar se casó enamorada, ilusionada por un compañero que la complementaba maravillosamente. Llevan ya muchos años juntos, han sido años hermosos, con altibajos por supuesto pero marcados por una camaradería personal singular. La cosa es que el esposo ha cambiado, o al menos ha dejado ver mejor su lado menos emprendedor, su lado apático y disuasivo. Las comodidades que la vida ha traído han hecho que él ya no esté en pie de lucha y que más bien se refugie en la determinación de ella que no cesa ni con los años. Mientras ella estudia y sigue aprendiendo de la vida él se viene acostumbrando a excusarse, a evadir incluso las responsabilidades más personales, y como si fuera poco al parecer la inteligencia del cabellero se encuentra en declive. Sí, ella nota que no recuerda cosas importantes, que sus cálculos o análisis no son los de antes, que aquello que él resolvía con maestría ha comenzado a ser su responsabilidad. A su sorpresa el amor de su vida se está haciendo tonto, y la verdad es que se encuentra bastante molesta, justo porque ella se siente creciendo, aprendiendo cosas fabulosas, progresando. Resulta que mi amiga se encuentra en una tarea que me gustaría llamar en este momento aprendizaje adverso, si ella de verdad se siente progresando pues quiero ponerla a prueba. No es que el señor esté cayendo en un deterioro cognitivo, o que ella ahora sea intolerante y despiadada, es que quiero enseñarle a entender a quien no aprende. El esposo, que se siente cómodo, ha dejado de aprender. Quiere descansar, verse satisfecho y con sus metas alcanzadas. Ella por su parte es una inconforme buscadora que prefiere desacomodar ella misma las cosas antes que sentirse pasiva o sin progresos. En ese sentido los dos esposos son contrarios. Para ella progresar es seguir transformando cosas, para él el progreso está representado más bien en molestias mínimas o nulas y placer sin esfuerzo. ¿Quién tiene la razón?, ninguno en particular, son dos enfoques, dos modos de vida igual de auténticos: no causar problemas, o causarlos para progresar.  ¿Qué si yo prefiero alguno de los dos?, pues claro, tengo más que hacer por quienes aprenden y se retan, pero ello no quiere decir que la gente que evita los conflictos o los cambios no tiene también exigencias profundas que no los dejan estar conformes. En cualquiera de los casos los dos habrán de aprender, si aprenden como ella van a ir un paso adelante, y eso a veces es desgaste; si aprenden como él esperarán sentados sobre una piedra a que el camino se forje y habrán desperdiciado la vida que ocurre al forjar por la propia mano. Se los dije, dos estilos, dos modos de enfrentar la vida.  Lo delicado aquí es que ella viene viviendo tan desconectada de su compañero que se siente vacía, sola, y hasta humillada. Les voy a contar mi solución, ella solo tiene que entender, incluso lo que él no puede entender, verlo como un individuo con su propia manera de vivir. Se ha engañado amándolo como un igual y eso ahora evidentemente se derrumba.  Cuidado, se derrumba lo de ser iguales, no el amor. El amor en la gente que ya se ha hecho familia va más allá de los caminos individuales, ella debe recordar que no se casó con una propiedad intelectual, y plantearse una nueva idea de su pareja a partir de lo que él quiere ser ahora. Si mi amiga deja de asumir las carencias de su esposo va a sentir un gran alivio, también le he recomendado que se siente a vivirse ella misma, tiene esta idea de que todo es en pareja y la verdad es que mucho de la madurez que ya van enfrentando corresponde más a la intimidad personal, y ella, estoy seguro, puede respetar eso. Una distancia, una sana, entre las responsabilidades compartidas y las netamente personales le hará bien. Si su compañero descuida su salud o sus finanzas ella solo puede encargarse de la parte en la que él la deje participar, finalmente son de su propiedad, y creo que ese pedacito aún le cuesta verlo. Eso sí, les contaré una infidencia, a las mujeres les es más sencillo seguir aprendiendo, ser luchadoras, a los hombres la vida se les hace excesivamente simple y les cuesta ver más allá. No digo que siempre, no digo todos, lo que digo es sobre su naturaleza y su verdad, que seguro se encuentra en una verdadera transformación. Pero querida, si te tocó un hombre de esos que apenas inicia el camino trascendente solo te queda tener paciencia, comprensión, y llevar tus aprendizajes al siguiente nivel, al respeto por quien no aprende y no quiere aprender. Decides amarlo, respeta eso, solo no esperes que él vuelva a ser otro tú, eso ocurrió para la etapa del enamoramiento, ahora que son una familia solo queda respetar su individualidad. Hazte feliz mejor de tus riquezas y deja de llorar sobre sus pobrezas, sé la luz ahora que tú brillas mas”.
Y ¿PARA QUÉ CREER?
"No sabes cuando alguien se encuentra en su momento íntimo conmigo. No sabes cómo alguien particularmente se conecta. Puede que sea cocinando, entreteniendo la mente con un juego simple, o caminando por el bosque. Cada quien tiene su modo personal, y este es el de Juan, ir a su terraza temprano en la noche para conversar. Es que su terraza le brinda una vista única de las estrellas, una incluso mejor para él que la del observatorio en el que trabaja.Le gusta más mirar al cielo desde su hogar porque ahí no estudia la física o la astronomía, ahí Juan me habla a mí. Y lo mejor es que yo le respondo. Él me escucha en sus sensaciones, en su suspirar, y en una claridad inesperada que alcanza cada vez que se dispone a sentir el eterno mundo en el que se encuentra.Cuando Juan recuerda las infinitas posibilidades entonces se enchufa a su verdad. Eso ya es un hábito, que siendo para él algo natural, para mí es un milagro. Sí, yo también me sorprendo, yo alcanzo la dicha cuando alguien logra encontrar su modo.Los modos cambian, son naturales, espontáneos. No funcionan los modos copiados a menos que los adaptes a tu sentir. Y Juan es genial para inventar sus maneras.Para algunos de quienes se dicen creyentes, inventar es un irrespeto. Para mí es una oportunidad maravillosa. Quien juega con su imaginación sobre mí o sobre el mundo espiritual, goza de infinitas posibilidades y eso lo sabemos aprovechar bastante bien.Cuando era pequeño, Juan me dejaba piedritas. Era un juego simbólico para él en el que se aseguraba de que yo lo persiguiera, «por si me pierde», decía. Claro que yo no necesitaba las piedras, que jamás pierdo a Juan, pero ese juego era una verdadera alegría para mí porque así Juan me tenía presente, confiaba, y hasta se sentía respaldado.Ahora que está casado, que tiene una familia, Juan sube a la terraza para mirarme en el infinito y decirme que está confundido. No usa las palabras, eso me gusta, solo me muestra su cara y me toca en el viento. En cuanto cierra los ojos y se entrega, siente la respuesta, que tampoco son palabras. Suelo decirle a Juan cosas como suéltalo, o cambia de actitud, o deja de insistir en tal cosa. Incluso a veces me permite insinuarle temas que no lo motivaron a subir, pero que son pertinentes, prioritarios. Una noche en particular, Juan vino para quejarse de su hijo pequeño, que estaba rebelde, y su profesora insinuaba algunas complacencias innecesarias en casa. Juan subió, como de costumbre, para recibir claridad, pero yo le di un giro a nuestro encuentro de esa noche, y le hice sentir cierto temor en la barriga.En vez de hablarle del niño, le hice caer en cuenta que su ansiedad estaba regresando, ahora en forma de cierta obsesión por el ejercicio. ¿Que cómo hice eso? Estando ahí parado, con la cabeza hacia atrás, tuvo tremendo calambre en la espalda.Él se ríe cuando pasan esas cosas, sabe bien que ese es nuestro momento, y hasta me mira como si lo hubiera pellizcado. Rápido Juan entendió mi cometido, y de paso admitió que su niño también estaba teniendo asomos de ansiedad que lo conducían a un comportamiento inquietante digno de atención.Esa noche nuestro encuentro duró poco, porque Juan bajó corriendo para aprovechar a su hijo antes de la hora del sueño.Eso me gusta de Juan, utiliza nuestras conversaciones para actuar. Él no corrió a arreglar el mundo del niño, fue a mirar, eso quise, que solo mirara. Ese día nació un hábito en el que se miran en el espejo del otro, a veces contemplan sus diferencias, a veces comparten fracasos como dos niños inocentes que son, aprendiendo del mundo que se mueve dentro de ellos.Ya la profe dejó de quejarse, bastó una mirada de Juan cuando dejó a su hijo a la siguiente mañana. La mirada de Juan decía: tranquila, estamos trabajando en eso, nos estamos implicando.Creas o no, te acompaño, te enseño, al menos trato, y si me dejas, te guío. Búscame a tu manera, si ya tienes una que crees que funciona, observa si allí me logras sentir. Entonces sabrás que quieres un poco más, y yo también.Nos vemos entonces en tu terraza, en tu ventana, en tu cama, en tu silla favorita, o en tus paseos, donde mejor te sientas dispuesto para mí".
LAS PRUEBAS QUE ME PIDES
“Ahí estás pidiéndome pruebas, conozco esa mirada de insatisfacción cuando crees que no estoy ayudando. Vamos a aclarar una cosa, a veces te ayudo y solo no te das cuenta como. Acaricio tu cabello en las noches estrelladas, dejo sensaciones en la almohada o el sillón y froto tus platos con mieles de amor. También acostumbro limpiar esos zapatos con confianza y gozo de un talento especial para hacerte sentir la prenda que te abraza mejor.  No creas que no estoy cuando no me puedes sentir con claridad, ahí estoy al lado de tu confusión esperando una oportunidad para apagar el fuego y ayudarte a regresar. Es que si no me ayudas las oportunidades que me quedan son invisibles, etéreas; preferiría incluso que me dejaras hablarte al oído pero sueles estar tan ocupado que medirme con tus pensamientos no es una opción. No estoy ahí para evitar la vida, para darte todas las comodidades o vigilar tus acciones, más bien me gusta acompañarte sintiendo tu intención y asociándome a ella. ¿Cómo podría obligarte si hemos pactado para siempre que tengas el poder de la voluntad?. Sí, siempre vas a tener la última decisión, la voluntad es justamente la capacidad de, habiendo considerado las alternativas, elegir. Ahora, mis amigos más cercanos, ‘llaverías’ como dirían por ahí, son quienes han decidido considerar mi opinión cada vez que van a decidir. Ellos no siempre siguen mi sugerencia por supuesto y los entiendo, pero se van familiarizando hermosamente con mi deseo, mi planteamiento; entonces, cuando las lecciones se repiten o se parecen sencillamente terminan convenciéndose de la razón por la cual esa era su mejor opción. Así que si todavía esperas una disertación, que nos sentemos en tu sala a discutir de piernas cruzadas un tema en particular, lo que va a ocurrir es que te decepcionarás de mí. No asisto a esas invitaciones porque las palabras así puestas distraen a la razón, yo simplemente quiero que puedas ver mis opciones, su sustentación te queda de trabajo. Otra razón por la que disiento de las pruebas, de las comprobaciones, es que no estoy en la tarea de enseñar primordialmente con palabras, en los acontecimientos de la realidad las ratificaciones son más fáciles de instaurar y aceleran el aprendizaje.  Imagina que me preguntas qué carro comprar, tomas una revista y la abres al azar esperando ver con claridad cuál te conviene, pero no parece haber una respuesta efectiva; eso es porque yo prefiero esperar que vayas al concesionario, hagas la cotización y sientas en el pecho la fuerza de esa deuda para así saber con definitiva claridad cuál es el vehículo, el momento y la manera de adquirirlo.  Ahí, en la silla del lujoso auto que más te gusta, yo soy el sinsabor bajo la lengua que se sobrepone a la emoción en el pecho. Incluso a veces logro hacerte girar a ver la opción intermedia que te traerá más bienestar. Entonces viene la decisión, te mostré las opciones y te indiqué lo que te hace bien, tus opciones están claras y yo quedo satisfecho, eso sí tu satisfacción a veces es inmediata o a veces es duradera, de acuerdo a lo que mides que es mejor para ti. No soy un papá mandón, eso debe quedar claro, más bien soy un amigo de esos de toda confianza que dicen poco lo que quieres escuchar. De momento puedo incomodarte pero a la larga seré tu mejor amigo, estaré ahí para mostrarte la verdad y ayudarte a perseguirla, y tendré toda la paciencia que haga falta hasta que decidas avanzar”. 
LA BOBA DE BLANCA
“Blanca es mi amiga, y de boba no tiene un pelo. Me gusta llamar boba a la gente muy inteligente que malentiende su virtud y se deja apagar porque no encuentra evidencia sobre lo que está verdaderamente bien.Es que las cosas profundas que están muy bien no son evidentes, no se palpan, no se publican en Facebook. De hecho, pocas personas pueden llegar a reconocer eso que está profundamente bien en ti.Entonces, bobita o bobito, como Blanca puede que no estés atesorando esa cosa maravillosa que ya eres en tu interior, y entonces sigas añorando ser especial. Quise llamar boba a Blanca porque sigue buscando donde no es, y si tú aún no te sientes especial, puede que te pase lo mismo.La bobada que encuentro es la de fijarse en lo incorrecto y comerse el cuento. Se comen el cuento porque el mundo refuerza los cuentos. El mundo dice que, si tienes este tipo de carro y este tipo de casa, estás evidentemente en el grupo de la gente especial, has triunfado y tu éxito es indiscutible, y entonces entiendes que si no te acercas a eso tu fracaso es una revelación material.Ja, qué risa que me da. El éxito es una sensación interna, es decir, puedes demostrarle al mundo que consigues la casa y el carro que se ajusta a los estándares, y puedes sentirte terriblemente frustrado con tu vida igualmente. Y sí que me da risa que muchos de mis amigos más cercanos carecen de una casa digna de ostentar, o de un carro o una bicicleta, y son tan prósperos y exitosos en su interior que deberían ser los más orgullosos de sí mismos y saberse especiales.Tú sigue soñando una mejor casa o un mejor vehículo, sobre eso no tengo ningún reparo, me gusta que tengas anhelos y trabajes por ellos. Es la discordancia entre lo que eres y lo que piensas de ti la que en verdad me preocupa. Ya tienes una riqueza única, que se encuentra oculta al mundo desprevenido, y eres tú quien primero la debe desentrañar.Entonces la gente bobita es la que espera poder mostrarle al mundo, y así tener más claro para sí mismo, lo mucho que vale su virtud. Como si fuera posible caminar y exhalar el gozo interno, como si algún brillo en la piel pudiera emitir el mensaje contundente del aporte maravilloso que le haces a la vida en lo profundo.¿No ves, querido amigo bobo, que lo invisible es poderoso y sutil, que está hecho para que ocurra solo ante la mirada de quien lo merece? Si esperas que aquel que viaja en aguas superficiales aprecie tu poder interno, vas a seguir esperando.Tu magia, tu gracia sublime, solo brilla a los ojos de quien se sumerge al menos de vez en cuando. Y como te rodeas de tanta gente que apenas si se moja los pies, no recibes una reivindicación. Por eso es que se trata de un trabajo de valoración que debes hacer por ti mismo. Algo así como aprender a ser rico en secreto.La boba de Blanca es mi aliada. Ella me ayuda en cosas tan definitivas como la esperanza, la verdadera ternura, la enseñanza de las cosas grandes, y hasta se atreve a la rebelión que yo deseo. No se imagina la boba de Blanca cuanto le agradezco todos los días su labor. Y aunque su carro o su casa no se rigen por los estándares ella ha gozado de regalos inesperados, que aquí entre nos es mi estilo favorito para recompensar.Entonces pretendo, de un modo explícito y directo, pedirles que no sean bobos. No se dejen de valorar porque los demás no pueden ver su valor profundo. Nunca lo van a ver completo, ni siquiera ustedes mismos. No se hablará en un café sobre la grandeza espiritual de esa niña que camina cruzando el andén. Ni tendrás un muro algún día donde poner estos logros profundos que solo yo puedo valorar muy bien.Se trata querido amigo de aprender una nueva astucia profunda en la que tengamos el poder de comunicarnos en secreto, tú y yo, frente al hecho de que trabajamos en serio por cosas grandes, grandes en lo profundo.Un día, lo sabes en tu corazón, tu trabajo en lo profundo termina abonando también lo material. Y aunque lo material no te preocupe directamente, la gente maravillosa merece un balance que le permita seguir trabajando para mí”.