¿SÍ TIENES QUIEN TE REGAÑE?

Creado el: 2023-09-05 07:50 am

Lecciones

“Si nadie en tu vida tiene la voz para regañarte entonces estás pobre. Quiero que tengas a alguien a quien miras con autoridad y le permites reclamar por tus errores. Ya sé que eres adulto y sabes cuando te equivocas, pero no esperes poder ver tu mundo por completo siempre solo. Las miradas externas, cuando son sabias y albergan afecto, son la luz que te libra de la oscuridad que no sabes que posees.

 

A propósito tengo algunas amigas que no logran ver en que están fallando, son mujeres autónomas que prefieren vivir la vida bajo su propio criterio y consideran que ese es un acierto en sus vidas. Hoy les digo a ellas que replanteen por favor ese principio y se dejen envolver por la manta de quien mayor o más sabio en algún sentido las puede detener y ayudarles a mirar un poco más allá.

 

Esa persona que te regaña no será siempre la misma, de hecho lo normal es que cambie, o que teniendo a alguien especial le des ese permiso a un consejo inesperado sin fijarte tanto de quien proviene. La mirada que acepta un regaño es una mirada abierta y optimista, admiro a la gente que puede ver más allá incluso cuando se está sintiendo mal por sus fallas. Si aún no logras semejante poder practica, aguanta el temblor de la incomodidad y somete tus ojos a la luz para que más allá de la culpa o la vergüenza veas la oportunidad presente en tu error o en tu dificultad.

 

Tener quien te regañe aporta también una figura de autoridad, y que bien te viene respetar a alguien que siendo semejante puedes ver superior al menos en algún sentido. Es difícil que crezcas si no entiendes que hay gente más adelante que tú en algunos elementos vitales. En cambio es fácil avanzar cuando sabes que caminas en medio de muchos caminantes y que cada quien disfruta de riquezas que a veces corresponde compartir.

 

La figura del regañador es más bien la figura del consejero, del mentor. Puede que hoy no esté tan de moda pedir un consejo, o que cueste mucho acudir a un experto, pero ocurre que puedes tener a la mano, en tu lista de contactos, gente que con una llamada y un cafecito ofrecerá ese concepto que tú mismo sabrás cómo convertir en un regalo.

 

Vuelvan a acostumbrarse a los diálogos, a las conversaciones sobre lo personal, no como se hace con frecuencia, para pavonear frases célebres, sino más bien para ser honestos, y para sorprenderse de lo revelador que puede ser abrirse a otra persona. Por supuesto que hablo de conversaciones que rompan modelos, no esas con los de siempre en el lenguaje de siempre.

 

Ahora, ser quien regaña es una tarea tan delicada que mejor debe ocurrir espontáneamente. Si ya te sientes quien siempre regaña algo raro está ocurriendo. Mejor deja que dar consejos y recibirlos sea una experiencia nacida del evento milagroso de una conversación tejida con cuidado y naturalidad. Evita regañar a quien no está buscando cambiar, te sentirás invadiendo un campo minado.

 

Claro que hablamos aquí de regaño como esa apreciación bien intencionada en la que alguien tiene la facultad de mostrarte, sin cantaleta o sermones, algo en lo que hace falta cierto redireccionamiento.  De hecho los mejores regaños (quise llamarlos así por su connotación de incómodos) ocurren sin palabras directas, en medio de una apreciación que se va directo al pecho en torno de algo en lo que seguramente te sientes atascado.

 

Así amigo que disfruta los regaños, vuelve a la autoridad, respétala, y ten mucho cuidado cuando te corresponda serlo. Estamos hablando de esa bella facultad humana de enseñarse los unos a los otros el arte de vivir. Se ha perdido la costumbre y me gustaría verlos tener más charlas espontáneas en las que descubren algo liberador para ustedes mismos o para los demás”.

 

Profile

Olga Castaño

¿Te gustó el contenido de este artículo?
¡Compártelo con tus amigos!

Comentarios (6)

Nos encantaría saber lo que sientes y piensas con este dictado, comparte tus experiencias o preguntas, sugiere nuevos temas.

Elisa María
Siento en este dictado que "regaño" es la misma conexión, que a menudo se escapa. Permitir sentir el regaño, es conectar de manera natural y volver al camino. Que así sea.

2023-09-06 05:30 am

Olga Castaño
"Gracias por tu sabiduría. Que bueno que vayan pudiendo entender que la mejor conexión ocurre a través de las correcciones".

2023-09-06 07:45 am

Adriana C
Este Dictado me resuena mucho con algo que nos vienen diciendo desde hace un tiempo y es ver "a los seres del cielo por encima de nosotros", es decir, saber que existe una autoridad divina y sabia que sabe qué es lo mejor para nosotros. Me recuerda también el episodio bíblico del Arca de Noe, que no llevaba timón, es decir, no era conducida por los hombres, tenía una guía superior.

2023-09-09 05:17 pm

Olga Castaño
Gracias Adri por decirlo con tanta claridad. Incluso me pregunto qué es lo que hace tan adversa la idea de algo superior, ¿será que le tememos a esta realidad indescifrable más grande que nosotros? 🤔

2023-09-10 10:32 am

Monica Osorio
Atravesar la incomodidad nunca será fácil y en ocasiones se siente hasta un poco de vergüenza, y esa sensación siempre nos llevará a evitar un „regaño“, pero nunca valdrá la pena, es mejor atravesar el momento y recibir palabras, siempre son complemento y ayuda. Gracias por tus regaños.

2023-09-13 08:58 am

Olga Castaño
Con mucho cariño, cuando me encuentro frente a personas que se dejan regañar en serio de la vida me siento privilegiada de ser testigo. Es que en esos regaños ustedes se engrandecen, se encuentran frente a su propia verdad con fuerza y valentía ⭐

2023-09-13 10:11 am

Nuevo comentario
Artículos Relacionados
LA CULPA
“Gracias por preguntar sobre la culpa, gracias por hacerme hablar del mal más antiguo de la humanidad.Se ha confundido la culpa con la reflexión, se ha creído siempre que la culpa es la virtud de la inflexión, incluso se ha pretendido darle tono de bondad. La culpa es un mal implacable que hace que los seres humanos consientan todo en represión a sus errores, que tengan cargas ajenas solo por sentir, que piensen con miedo en lo que está mal.La culpa es más el miedo que las personas tienen a equivocarse, en vez de atreverse a asumir un error o un fracaso prefieren sentirse culpables. Puede entonces que la culpa sea lo contrario de la responsabilidad.Hace un tiempo, en la antigua Grecia, inventaron la más efectiva fórmula para manipular al pueblo: Quitarle toda responsabilidad pero dejarle toda la culpa. Triunfaron. Dejaron en entredicho la voluntad y el poder de cambiar las cosas para detenerse siempre a sentirse mal por lo que pasó. ¡Vaya recurso inhumano!Dejemos entonces que la culpa se vea tal como es, una damita malévola hecha de recuerdos y piedades, todos ellos falsos. Recuerdos no de lo que sucedió sino de lo mal que salió a tu parecer. Piedades no por lo que debería hacerse bien la próxima vez sino por lástima de quien se equivocó. Es un temible juego de molestias en el que siempre se pierde.Si quieres el contrario de la culpa se llama verdad, es la pura bondad, la realidad desnuda que demuestra con frecuencia para qué y cómo se dieron las cosas y entonces el “error” se justifica, hasta ser comprendido como mecanismo natural de la vida, como el maestro de maestros, como la mismísima confianza en la vida ahora devastada por malos entendidos.Una vez un error ha sido cometido una verdad se ha revelado, una vez un error es entendido puedes llegar a la alegría de lo que trae, un regalo inesperado. La sutileza de un hallazgo o la verdad de una piedad auténtica.Sin embargo hay culpas ajenas, no derivadas de los propios errores. Las cargas ajenas aprendidas cuando se comparte el corazón con una mamá o con alguien importante a quien debes querer. Las mujeres en especial viven la culpa como una virtud dolorosa. La culpa no es una virtud, no es un dolor heroico ni un mérito que te llevará al Cielo. La culpa más bien es la regla con que golpearon a algunos para enseñarle a vivir. No la soporto.Lidia con la culpa como abandonando a un hombre despiadado. Sabes que te hace mal y no lo puedes dejar a la primera. Pero persistes convencida de que no es un mal necesario y triunfas cuando, de todo corazón, consigues dar el paso del adiós sin miedo ni designio, todo porque entendiste finalmente que nada de eso era amor de verdad.Practica liberarte de la culpa a través de la sana costumbre de ver y sentir lo que verdaderamente te hace bien, no lo que parece bien o resulta encantador. Verás que muchos de los “hechizos de amor” se desvanecen para dar paso a las más bellas historias, las verdaderas, las simples, las que cautivan el alma a la larga, sin tantas lucecitas.” 
MEZQUINDAD HUMANA TESORO DIVINO
“Qué difícil es comprender la mezquindad, se las voy a explicar sencillamente y ustedes por favor no saquen conclusiones que no estén en el marco de todo lo que una persona es por completo, pues la mezquindad aislada asusta y despierta desprecio, pero amigos, la mezquindad es parte de las conquistas que emprenderán en medio del camino a la virtud. El bien y el mal no son algo simple, no pretendo enseñarles a diferenciarlos ahora, solo recuerden esto, el camino al bien es largo y exigente, el camino de retroceso es fácil y abrupto, les permite acceder a algunos de sus anhelos de manera inmediata pero se quedan anclados a las consecuencias por tiempos indefinidos. Sé que la invitación al bien va estando clara, es una realidad de la vida que se ha ido perfeccionando y ahora la humanidad medianamente entiende que no está bien hacer el mal. Ahora, cuánto de ustedes en su corazón entiende eso, vamos a tratar de verlo con la siguiente idea. Imagina que eres una semilla de naranja, una fresquita y recién caída de la fruta que alguien saborea con entusiasmo. Buscarás pronto la tierra para germinar y protegerte y así cumplir tu propósito, pero vaya si las cosas están difíciles, la tierra se ha cubierto de una extraña capa, el suelo ya no es blando y no puedes buscar por ti mismo el camino de vuelta a tu naranjo. La vida para muchas personas es la búsqueda del naranjo, volver al origen para germinar, tener el abrigo para sentirse bien y así poder cumplir el cometido. No poder germinar se ha convertido en un motivo de infelicidad, una cuestión de insatisfacción personal de no ser aquello para lo que sienten que están hechos. Quiero que sepan que muchos de ustedes no tienen como cometido volver al naranjo aunque provengan de él, y ese conflicto de no saber a donde ir se está convirtiendo en una pelea con la vida. Así, quienes tienen dinero buscan propósito, quienes carecen de lo básico buscan alivio y quienes están en medio padecen de una especie de conflicto existencial de luchar por su bienestar contra algo que pareciera impedirlo. No estamos hablando de clases sociales, me refiero a las metas humanas esenciales, los recursos para la vida que logran hacerlos sentir que están germinando. Una semilla de naranja germina en verdad de distintas maneras, como alguien lo haría si supiera que no tiene que anclarse a unos ideales determinados para lograrlo, más bien se trata de dejar que el verdadero camino se muestre y así encontrar la plenitud descubriéndolo.  Si empieza a quedar claro la mezquindad se refiere a una pelea con la vida por no ser la gran cosas que esperan, un ideal que ustedes mismos se trazaron sin darse cuenta de las implicaciones de aferrarse a unas ideas que no se cumplirán. La gente que mejor vive, en quien menos avanza la mezquindad, es la gente que se adapta sin cesar ajustando sus planes y enfocando sus esfuerzos en la oportunidad real de germinar, no en la oportunidad ideal. Al final, aceptando el misterio de la vida, la oportunidad real es la ideal, la que logra hacer brotar de la semilla de naranja una nueva variedad, más fuerte, adaptada, creciente. Sufren por su mezquindad, por su pelea con la vida, aquellos a quienes las oportunidades reales no logran satisfacer. Sufren porque inocentemente creen poder cambiar ese camino con su determinación por el conflicto, sufren también porque están esperando que un día la vida les otorgue la razón. Eso sería algo así como un pulso entre la fuerza transformadora de la vida y una pequeña semilla de naranja insistiendo en regresar a su naranjo, más o menos así es lo inocente de la lucha o al contrario la intensidad, el desgaste que puede llegar a tener una semilla, una persona, para finalmente adaptarse y germinar. Mezquindad es pelear con la vida para decirle como tienen que ser las cosas según tú, adivina cuanto la vida se ajustará a tu parecer”.
REFUGIADOS EN LA IRA, EL MIEDO O EL DOLOR
"Tengo muchos amigos ahí, en las sombras de una emoción perdurable. La conocieron, y se quedaron habitándola con familiaridad. Quiero invitar a estos amigos a salir de ella como se deja a la familia, con el amor de ir en busca de la libertad.La ira hace sentir poder. Si te refugias en la ira posiblemente estás tratando de ser más fuerte, más decidido, de poner límites, de transformar algo que te agobia. Cuidado con confundir ese sentimiento interno en una responsabilidad ajena. «Es que fulano me hace dar rabia», de manera que te dices que la responsabilidad de tu rabia es de fulano y no tuya.Fulano no vendrá a calmarte, a pedirte perdón o a cambiar para ti. Eso no sucederá, y si ocurre es porque fulano espera someterse a tus deseos, lo cual no debería ser un anhelo tan loable. Fulano seguramente comete errores, o es incluso despreciable en cosas, pero, ¿es fulano responsable de tu ira?Tu reacción, tu sentimiento interno, tu capacidad de asumir las cosas, es un asunto de tu incumbencia, y de nadie más. Claro que hay gente que puede ayudarte, escucharte, incluso apoyarte o negociar un cambio, pero cómo te sientes frente a algo es un poder únicamente personal.La ira como escudo es una fachada de fortaleza, si te has quedado a vivir en ella te animo a que sospeches que tienes la inteligencia para aburrirte de ser el bravucón o bravucona que es capaz de poner los puntos sobre las íes en palabras, pero que no toma decisiones que cambien las cosas en verdad.Tal vez no lo habrás notado, pero tu rostro, refugiado en la sombra de la ira, se ha tornado poco grato, amargo, gris. Tienes esta habilidad de ser fuerte con tus actitudes y palabras, cuando en verdad deseas amor, ternura, comprensión.Esa fuerza, que hasta ahora parece estar concentrada en la cabeza, en la cara, puede dirigirse un poco hacia abajo para tornarse en fortaleza, en determinación, en esa habilidad a veces escasa para ti de ir al punto y corregirlo por ti mismo.Créeme, ese cambio es posible. La próxima vez que tu ímpetu salga a demostrarse, observa si eso que tratas de frenar en verdad se frena con tu ira, o si solo ocurre que la ira se vuelve la protagonista y recibes un caramelo en vez de una solución.Querrás cambiar porque entenderás que donde no hay cambios externos, el cambio eres tú.El miedo es el refugio de quienes no quieren que nada pase y si lo piensas bien, eso es pedirle a la vida que no suceda, que no cambie, que no deje ver lo que está mal, que no te rete. Y lo sabes, te gustan los retos, y que las cosas salgan bien.Parecido a la ira, en el miedo hay una oportunidad: reconocer tu valor incluso cuando las cosas no salen como esperas. No es tanto un tema de autoestima como de poner a prueba el propio valor e ir sin discusión a encontrarlo una y otra vez.¿Qué tiene de malo que tu valor se ponga a prueba? No es nada personal, la vida está haciendo lo que mejor hace, causando más vida. Si te reta, si te cuestiona, si te hace ver algún error o fracaso, la vida no tiene otra intención que moverte hacia adelante, estrujarte, hacerte enderezar y avanzar.Cuando el miedo aparezca por favor reconoce una prueba, y entra a ella apretando el lapicero, no clavándolo en tu ojo. Pasarás la prueba, de hecho está diseñada para ser superada, y tu esfuerzo más que nada es evitar el saboteo, sobrepasar la duda, enfrentar el deseo insaciable de huir.Créeme, cuando te detienes te apagas. Cuando avanzas a ver tu valor nuevamente tu brillo consigue nuevos destellos.Del dolor ya hemos hablado en otros dictados, con él ocurre que ha sido tan vanagloriado que es difícil cuestionarlo. Como refugio el dolor es de lo más cómodo, pero es oscuro y contrario a la vida.Sé que hay dolores que duran años, o que se meten en las entrañas. Pero nada dura para siempre, excepto porque hagas un esfuerzo en sostener vivo lo que se quiere morir. Algunos de tus dolores son zombies. Ellos se quieren quedar atrás y regresar a sus tumbas pero tú los alientas, les inyectas vida de las entrañas que aún no han sido comprometidas, y te desgastas para sostenerlo.Le entregas la vida al dolor como si fuera una causa elevada, un gran logro espiritual, y no. El dolor no te garantiza una vida de gozo en el cielo, no te garantiza ninguna felicidad, al contrario te va formando cierto impedimento para disfrutar y abrirte a cosas bellas en el futuro que espera por ti.Terminemos diciendo que no estoy negando las emociones. Ellas son a nuestro gusto las reguladoras de la vida, y nos ayudamos de ellas para despertar cambios, para animar la verdadera transformación.Les dejo este dictado en especial para que se animen a ser conscientes de su vínculo con las emociones que se convierten en refugio, y más que nada para que se convenzan de que es algo totalmente transformable. Si tienen la fuerza para estar aquí, tienen también la fuerza, la nobleza y el decoro para asumir de otro modo la trampa en la que han caído de convertir a las emociones en escudos permanentes o en sombras que los opacan y no producen ninguna solución real. El que da el primer paso, ese es el verdadero valiente".
EL DINERO Y EL ESPÍRITU
"Los espíritus tienen fuera de su mapa el dinero, los corazones no pueden hacerlo. Entonces el alma, que es el nivel más profundo del espíritu, sabe guiarse en todo aprendizaje estratégico, y el dinero definitivamente lo es.Ayer estuve tratando de explicarle a Marcia sobre la importancia de comprar al fin esa casa. Ella tiene tanto conflicto con el dinero que sé que este paso le costará mucho, no porque no pueda pagar la cuenta, sino porque no espera enfrentar todos esos prejuicios derivados de la carencia que aún rigen su mirar.Una vez Marcia conoció la pobreza material, estuvo varios años lidiando con una restricción severa en sus recursos, y era tan opresiva la sensación que en su interior entendió que eso era algo definitivo, trascendental.Cuando sufres, y entiendes que ese dolor es profundo, dentro de ti se crea una identidad con ese dolor. La pobreza puede ser un dolor, uno que debe superarse conscientemente para que cuando llegue la prosperidad puedas disfrutar sin temer, avanzar sin desconfiar, creer sin resentir el pasado.No puedo decirle a alguien que ha padecido la pobreza material: oye, simplemente confía. Debo dejar que se encarguen por sí mismos de desentrañar el rencor o el dolor que eso pudo haber dejado.Y la mejor manera de superar el miedo a la pobreza, o el resentimiento hacia ella, es tener que ver que no hay riqueza que sacie a quien sigue viviendo en el pasado doloroso o temerario.Marcia fue una universitaria luchadora, hizo su carrera con un esfuerzo que a veces le resultaba cruel. Y una vez graduada, tardó varios años en lograr el balance económico que la hiciera sentir al menos un poco reivindica. Tanto es así, que a su hijo le enseñó a valorar la pobreza, a ligarla a las virtudes, y a darle tonos de santidad. No es que ella lo sintiera así, es que gracias a la tradición, ese era un recurso para poner en algún lugar bonito el hecho de no poder cambiar los zapatos cuando el roto ventilaba el talón.Ahora Marcia tiene ahorros, y eso que nunca los vio como tal. Ella mejor se decía estar lista para la época de las vacas flacas, que siempre ha de venir. Su hijo ahora trabaja y ayuda con los gastos, la empresa de Marcia le ha dado estabilidad y viene ganando confianza. Ella quisiera incluso dejar de pagar renta porque sabe que no está cultivando, pero sigue sintiendo su infinito temor por gastar, por pensar en que avanzar implica confiar.Su temor es infinito porque quiere revolcarse en el miedo mejor que tratar de aplomarse y aceptar que ahora la vida es distinta para ella. No es tan fácil cambiar ese sentimiento, lo sé, pero ¿qué hace quien prefiere el miedo que el arrojo? Pues se revuelca, se da giros violentos hacia el pasado conocido por tormentoso que sea. Quedarse quieto, y aceptar un cambio positivo pero desconocido, eso es mucho riesgo para algunos por aquí.Si tienes una historia de pobreza de amor, de familia, de salud, entiende que a la cabeza le cuesta aceptar un cambio soñado que no ocurrió antes, que tardó mucho en suceder. ¿Entendiste, acaso, que nunca llegaría? ¿Te dijiste para sobrevivir que no había esperanza? ¿Que mejor no confiar?Es posible que pasen muchas años antes de que eso que tanto anhelas ahora suceda. Nadie quiere escuchar eso, lo sé. Y entonces mejor no soñar…No importa amigo si tiemblas con la estabilidad más que con la incertidumbre, si la paz te trae desasosiego, desconfianza. No te detengas por ello. Nunca sabes cuál es el plan, y es mejor poder estar siempre preparados para lo bueno, que lo bueno no sea una sorpresa que no sabes recibir, que no seas tú la barrera que te impide progresar cuando la hora ha llegado".
EL SANO JUICIO
“Te conozco, sufres en silencio por aquello que los demás señalan en ti. Además, supones algunos señalamientos que jamás han ocurrido, te dices ser menos en algunas cosas, y a veces hasta das por sentado que para el mundo no eres alguien tan digno de aplausos.Pues tengo para decirte que en eso de los señalamientos, los reales y los supuestos, te estás perdiendo del sano juicio, de la sobriedad de valorarte en perspectiva, y de tener más clara tu verdadera apreciación de las cosas importantes.Mejor dicho, sufres por lo que no hay que sufrir puesto que confundes lo que de verdad importa. Por ejemplo, juzgas tu belleza después de ver a alguien que luce hermoso según tú. Miras tu belleza, entonces juzgas, y decides que no tienes tanta belleza como esa persona. Lo mismo pasa si se trata de dinero, de éxito, de inteligencia, o de la que sea que es tu ambición.Hasta ahí nada te daña, claramente existen personas más hermosas que tú, o más exitosas. Lo que está haciendo un daño viejo es lo que haces con esas emociones de inferioridad que surgen cuando miras a tu alrededor. El sano juicio es para eso, para decidir que no eres menos porque esa otra persona tenga más que tú en algún aspecto. Es que no necesitas ser la más hermosa, necesitas ser hermosa para ti, de acuerdo a quien eres, a tus gustos y condiciones particulares. Dicho de otro modo, necesitas ser realista, condescendiente, y aspirar a lo que sí te corresponde a ti, no a lo que le corresponde a los demás.Ten en cuenta cuando sueñas con lo ajeno que alguien más ha soñado lo que tienes, y que mucho de lo que podría anhelarse de ti ni siquiera se nota a simple vista. Entonces, no te confundas más con esas comparaciones y ve por lo tuyo, lo más auténtico, lo que sí te pertenece, y a tu manera.El sano juicio se refiere a una manera más objetiva de mirar lo que te corresponde, e ir tras ello. Compararse sobre las riquezas evidentes es fácil, hacerlo sobre las riquezas invisibles es un arte que requiere despojarse de los juicios primerizos para ir más allá y sentir, liberarse, creer.Sentir, sí, has de sentirte. Si puedes sentir lo que posees tu juicio se despejará, y el juicio ajeno sobre lo que eres será frágil frente a la fortaleza que proviene de la convicción.Liberarte, hacerte consciente de los prejuicios que has recogido sobre lo que significa triunfar o ser feliz, para reunir mejor un sentido propio de la felicidad que se corresponde contigo, con tus rasgos, tus placeres profundos, tus maneras particulares de enfrentar la vida.Creer, creerte, creer en ti, en esa parte que no conoces y que espera para ser desplegada una vez te liberas de los prejuicios y te enamoras del proyecto prometedor que eres cuando te decides auténtica, particular, encantadora.Para hacer un sano juicio es necesario entender lo que captas con aplomo y consistencia. Un juicio rápido y severo es fácil de hacer, es impulsivo, automático. Propónte por tu bien habituarte a pensar con más detenimiento, ese tiempo es una inversión mucho más productiva que aquella de correr a compararte y pasar tiempo sufriendo por lo que no tienes o lo que otros sí.Una búsqueda más favorable de tu propio juicio positivo y fructífero ocurre cuando reemplazas los juicios apresurados que traen dolor o te dañan. Reemplázalos por una observación pausada y profunda. Puede que no logres desenmarañar mucho al comienzo, pero la práctica te afinará el sentido de ti, te guiará, te mostrará lo mucho que es posible descubrir cuando prestas atención.Obsérvate y sé consciente de lo mucho que diriges tu mente en automático a conclusiones que te hacen sentir mal, y mejor aprovecha esos sentidos tan abiertos para comprender lo que es verdaderamente importante, el trasfondo de esa frustración, o de la molestia de quien te juzga mediado por su propia mirada sesgada.No es fácil emprender el sano juicio, pero es astuto y prometedor. Además, es el remedio, el camino para salir del conflicto de los juicios propios y ajenas. Una vez te desacostumbras a ver solo lo inmediato de los juicios vas entendiendo que son casi una expresión emocional, que incipiente manifiesta en verdad una realidad más profunda de quien los emite.No puedes controlar las motivaciones ajenas, pero las tuyas pueden tomar otro curso, moverse, salir y liberarse. Adelante, inténtalo, juzga de manera balanceada tus reacciones ante los juicios propios y ajenos, ese puede ser un excelente ejercicio para empezar".