EL AROMA DEL ESPÍRITU

Creado el: 2023-12-10 12:08 pm

Lecciones

“Permíteme contarle algo a tu nariz, produces un aroma sutil, todos lo producen, uno que cuenta de qué está hecho tu espíritu. Si tienes una barita mágica en tu cuerpo, esa es tu sistema olfativo, un sistema capaz de captar la magia sutil y traducirla en sensaciones profundas.

 

No hablamos justamente de aromas químicos, quiero que sepas que tu olfato, en el sentido más amplio de su poder, puede percibir la magia profunda y convertirla en sensaciones útiles para despertar acontecimientos prometedores.

 

Pasa que te encuentras con alguien en el pasillo de un centro comercial, paran para saludarse y hablan solo del clima, pero una vez avanzas percibes una sensación satisfactoria ligada más a lo que percibiste que a la persona misma; en ese instante la persona no es lo importante, se trata de algo que habita en ella y te interesa. Puede querido amigo que estés captando en ese momento el aroma de su espíritu.

 

Cuidado que no estoy diciendo que ya puedes percibir los espíritus ajenos siempre, no. Es que hay propósito en que percibas algo particular en un momento determinado, no percibes nunca cosas inoficiosas, si estás sensible a la magia espiritual de alguien entonces es que la vida quiere despertar para ti algún cambio favorable, preciso y oportuno, quizá inspirarte justo ahora, o brindar algún tipo de aliento necesario.

 

Cuando tengas esa percepción, de alguien que te deja una sensación especial, suspira. Estás en la posibilidad de respirar una virtud, aprovecha. Lo mejor de todo esto es que no será algo explícito o consciente siempre. A veces solo experimentarás una alegría momentánea, o un aire de bienestar. Es que los espíritus se acompañan, tu espíritu acompaña a otros con similitudes o elementos para compartir, y eso ocurre no siempre entre gente que conoces; puedes experimentar el aroma momentáneo de un espíritu durante un corto viaje en autobús, o en la fila del banco.

 

Así que mejor no trates de ser intencional a la hora de compartir tu espíritu. Primero, no es posible completamente ser consciente de tu espíritu. Ya que se trata de una fuerza oculta a la influencia de tus apreciaciones mentales, no esperes gobernar lo que él entrega o recibe. Sé que tienes buenas intenciones cuando quieres a voluntad entregar algo profundo, pero descuida, la fuerza espiritual no obedece a la intención racional, obedece más bien al llamado de la vida, y lo que ha de entregarse para bien simplemente va a ocurrir.

 

Al contrario, te invito a que seas receptivo cuando inesperadamente captas el aroma de algo sutil. La mayoría de ustedes se incomoda o se fascina cuando percibe un misterio. Mejor déjense llevar a la intención profunda del evento, cuidado con eso de suponer que alguien con quien se sienten conectados profundamente es algo así como un alma gemela. Se trata de un instante, algo simple que espera propiciar un evento mágico dentro de ti, no tanto entre los dos espíritus que se encuentran.

 

Por eso es que esos hallazgos son personales, de hecho, el otro individuo rara vez se percata, o solamente nota tu sorpresa. Percibir es un asunto exclusivo entre la magia y tus sentidos, por eso quiero que aprendas a vivir tu olfato con ambición trascendental, para perseguir talentos espirituales ajenos en los que puedas inspirarte. 

 

Captar el aroma del espíritu debe animarte, cuando ocurra, a confluir en un instante mágico, a recibir, a tomar aire y disfrutar los matices, y sobre todo a pensar en ti. Con frecuencia los veo buscando algo útil que hacer con un evento extraordinario, piensan en arte o en ayudar a alguien más, y yo solo les pido que primero piensen en sus propias necesidades, porque para ello está concebida esta magia, para alimentar sus progresos más profundos.

 

Dar debe más bien ocurrir desde la riqueza que ya has consolidado en ti. Imagina que al fin consigues ese ingreso soñado, y antes de organizarte y consolidar tus financias te dedicas a compartir con otros la dicha de sentirte satisfecho. Estarías entonces disfrutando primero la satisfacción antes que logrando que se fortalezca y perdure. 

 

Eso es lo que espero que haga el alimento espiritual, que de sus frutos, y que siembre para obtener otros más a largo plazo. Hoy hablamos del aroma del espíritu, podemos identificar otras fuentes de alimento más adelante, pero siempre estaré recordándote que no se trata primero de las formas o de los demás. Hazte fuerte en una virtud, en un poder, en un cambio, luego dar simplemente ocurrirá y el gozo entonces será doble y real: el tuyo y el ajeno”.

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Olga Castaño

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Comentarios (4)

Nos encantaría saber lo que sientes y piensas con este dictado, comparte tus experiencias o preguntas, sugiere nuevos temas.

Luz Elena
Simplemente es Magia y es ta. Sutil y mágica la sensación que fluye sin más. Es al principio difícil distinguir entre lo que es imaginación o percepción de tu mente y lo que fluye como Magia divina...

2024-01-29 12:54 pm

Olga Castaño
Así es. Distinguir ocurre cuando la emoción se despeja, y es fácil saber que es magia cuando eso que percibes logra sorprenderte más que emocionarte.

2024-01-30 11:19 am

Carol
Que bonito... Ejercer y disfrutar las destrezas antes de pretender compartirlas... Muchas veces pasa que no aguanto y abro mi boquita ☺️ Tras percibir el aroma de una circunstancia

2024-05-21 01:36 pm

Olga Castaño
Es que ver da ganas de hablar, jeje. Puedo recomendarte un reto: cuando veas, toma primero lo que puedas obtener para ti. De ese modo, obligándote a pensar en ti, lo que entregas a los otros queda filtrado por un automático respeto ✨

2024-05-21 03:21 pm

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CUANDO ALGO SE ROMPE
"Me gusta que las cosas se rompan. Rara vez algo se rompe antes de tiempo. Pocas veces algo roto conduce solamente a lamentos o pérdidas. Me refiero a romper una relación, romper un vínculo, romper un proceso, o romper un sueño.En la manera de vivir actual, casi todo es desechable, desdeñable, y me gusta pensar que eso trae ligereza, y que le enseña a la gente a valorar lo efímero. Sin embargo, se rompen también las alianzas, las lealtades y los saberes, y esa parte no me gusta tanto como la anterior.Tengo muchos amigos que ahora mismo están rompiendo un afecto, ya sea porque están en el final de una relación, porque su trabajo ya no significa lo mismo, o porque tienen nuevos sueños que desplazan lo que en otro momento era su ilusión.Cambiar está bien, dejar que se rompa lo que ya necesita romperse, también, romper aquello que necesita primero darlo todo, eso no. Ya lo hablamos en el dictado anterior, qué mejor que llevar las tareas a cabalidad, hasta extraer de ellas todo lo que puedan aportar aunque sea inesperado. Pero tenemos entonces esta faceta contraria, la de no lograr desapegarse de las cosas, las personas, los procesos, las experiencias.Comencemos por las adicciones, que son la fiel muestra de no poder dejar algo que hace daño, y vayamos de una vez a esa materia inconsistente que es el apego, que termina dejándote pegado donde no deberías estar más. El apego es precisamente inconsistente porque no posee una fuerza en sí mismo, sino que te sostiene en algo o con alguien con base en las emociones que un día experimentaste.Es así como, aunque esas emociones ya no estén, o tengas que engañarte mucho para experimentarlas, te quedas por el recuerdo, por el anhelo, o por la negación de que ese algo que sentiste ya no existe más. Por eso me gusta que las cosas se rompan. Se trata de una manera contundente y evidente de invitarte a finalizar algo. La necesidad de abandonar algunas cosas suele confundirse o juzgarse como traición, inestabilidad, deslealtad, o falta de esfuerzo. Sin embargo, no siempre es así, hay que saber romper algunas cosas aunque la sensación de anhelo o de añoranza permanezca por ahí. Hace poco Carolina tuvo que romper una alianza que significaba mucho para ella. Su grupo de amigas del colegio, con quienes compartió por años momentos maravillosos, se venía convirtiendo en un nacedero de conflictos y pullas. Las tensiones de la edad, sumadas a los cambios en la vida familiar de las amigas, trajo el lamentable desenlace de que cada una sin excepción se volcará en el grupo para desahogarse de un modo nocivo y perturbador.Ella no sabía lo que tenía que hacer. Se preguntó muchas veces si era indiferencia lo que sentía, y por eso se quedaba en el grupo. Un par de ocasiones el tono de la discusión se puso tan fuerte que Carolina terminó en el patíbulo castigada por su vida cómoda y ordenada. Estaba tan sorprendida que ni siquiera se defendió, respiró un poco de la culpa que le querían imprimir, y calló.Fue la tarde antes de la última reunión cuando, conversando con su amigo del trabajo, Carolina se dio cuenta que estaba envuelta en un ambiente enfermizo del que debía salir. Afortunadamente tuvo claro que no se trataba de salir de la amistad, de romper el vínculo, se trataba más bien de ir a otro espacio por un tiempo para ser ella, y que así las chicas, unidas en el mismo melodrama, pudieran tener su grupo de represión sin el ofuscamiento de un cisne blanco en medio de la sala. No fue fácil para Carolina. Al día siguiente, sin entender muy bien lo que estaba sucediendo, avisó a las amigas que no iría a la reunión de ese jueves. No hubo explicaciones, ni reclamos. El silencio con su peso rompió las teclas del teléfono, y las lágrimas lograron circular.Carolina sentía entre libertad y dolor. No sabía qué pensar, mucho menos qué sentir. Algo sí le hacía saber que estaba bien ser ella, en sus maneras, aliviando la pena con la libertad de no cargar con tragedias ajenas de una manera improductiva y dañina.Tuvo de momento el impulso de ocupar ese espacio de los jueves con una rutina de ejercicio, o con algunas citas médicas pendientes, pero pronto cayó en cuenta que llevaba mucho sin tiempo para ella, para su ocio y sus lecturas. Lo que vino después, ya lo podrás imaginar. La gente dice cosas, lanza indirectas, trata de lastimar para dar a probar su propio dolor. No fue fácil ese día, pero para Carolina los días venideros trajeron una dulce sorpresa.  Cada cierto tiempo se dio que una de las amigas, de manera individual, la invitaba a un café para conversar íntima y honestamente. Entre ellas, las amigas del grupo, era un secreto, y Carolina disfrutó mucho saber que el verdadero vínculo se había renovado, casi purificado.Por supuesto que a veces extraña el tumulto, la euforia, la sinrazón de cinco mujeres diciendo cosas al mismo tiempo, pero sabe que ahora ese montón de dolor y confusión no está tomando un curso a favor de nadie, y que es mejor salir para así tal vez abrir la compuerta a través de la cual se movilice toda esa carga emocional mal entregada.Lo que se rompió, en esencia, fue la mirada temerosa que Carolina acostumbraba a tener de las rupturas. El grupo no se rompió, necesitaba una limpieza, y ella les dejó ese regalo de despedida. Ahora, cuando las chicas se reúnen, hacen bromas un poco más saludables acerca de su drama, y se exigen comentar cosas diferentes, como el partido de fútbol o la nueva estrella de las redes sociales. Han despersonalizado sus problemas, lo cual me resulta profundamente admirable, para eso se rompen las cosas, para despersonalizarlas. Si se está rompiendo un vínculo, si ves la necesidad de romper algo y no lo logras, recuérdate que no tiene que ser una tragedia esa ruptura. Bien entendidos, los rompimientos son pasos adelante, no caídas a un agujero oscuro. No salgas castigándote, o castigando a nadie, no dejes que los errores cometidos sean la causa del rompimiento, es mejor que rompas motivado por la ilusión de algo nuevo, un nuevo destino, una nueva morada de la realidad, o una nueva libertad.A cambio de los rompimientos, la vida suele proponer renovación, y la pérdida se hace llevadera y hasta saludable si la enfocas en ser más tú, mejor tú. Por ejemplo, si pierdes peso en estos días, que no sea una pérdida validada por el sacrificio o el dolor, sino una que te traiga ligereza, libertad, armonía. Luego cuídate de recuperar ese peso de otras maneras. Veo a muchos amigos, y en especial a amigas, romper relaciones dañinas para ir después al mismo patrón de relacionamiento, diciéndose sin mirar la realidad que esta vez va a ser diferente. Si quieres cambios, si tienes ambiciones, permite que algo se rompa dentro de ti cuando se rompe afuera. Si no es así, solo estás tratando de darle forma a un mundo nuevo apegado al mundo de lo viejo y conocido".
CÓMO POTENCIAR TU DON
“Todos ustedes, sin ninguna discriminación, poseen una conexión celestial; de hecho es algo que los compone y no depende de sus ideas si fluye o no, más bien preferimos a quienes viven en su corazón esa conexión aunque sus palabras profesen una u otra decisión. Así que potenciar tu don se refiere a potenciar esa conexión ya existente, un deseo que aparece cada cuanto para recordarte que hay algo grande que espera por ti. Entonces sin reparos o enredos comienza por seguir ese deseo, identifica lo que sientes, cómo lo sientes, dónde y cuándo lo sientes, me refiero a esa conexión que te invita a profundizar, el llamado a algo más allá de tu mirar. Para diferenciar esa llamado de las emociones o impulsos y otros sentires hay que estar atento más bien a lo que sabes que es un poco más elevado, que aparece justamente a aliviar o a orientar una situación, se parece a la voz de la sensatez, al equilibrio de las cosas. No solo se trata de pensarlo, atención que ya vas a comenzar a analizar tus sentires y lo que te estoy pidiendo es precisamente que te quedes filtrando lo que sientes sintiendo. Siente el durante y el después, es decir, cuando tienes una conexión especial o piensas algo revelador sientes en el momento algún alivio o brillantez, y después de la experiencia hay una especie de suspiro, o una sonrisa picaresca de saber que algo extraordinario acaba de suceder. No esperes desde el comienzo dejar claras esas sensaciones o que estén libres de ideas muy propias, lo primero es detectar cómo fluye tu conexión especial, luego se hace el trabajo de despejarla. Si te ayuda darle un nombre o cierta identidad adelante, eso sí, mantente abierto a que esa identidad o nombre cambie con el tiempo y con el conocimiento más profundo. Habiéndote familiarizado por unos días con tu ‘sensación especial’ vas a empezar a notar una especie de invitación particular, por ejemplo al silencio, a la alegria, al estudio, a la calma…No temas seguir esa invitación, ni mucho menos te resistas, tal vez no es lo que tenías en mente estar necesitando pero si algo caracteriza a una conexión superior es que la autoridad debe fluir hacia ti, no serás tú quien la dirija, de hacerlo estaría dejando de ser superior. También quiero que aprendas a respetarla en sus momentos y protagonismo, no vas a poder decidir siempre cuando aparezca o como, ni mucho menos pedirle que haga una u otra cosa, si en algún momento sientes que puedes dirigir lo divino estarás cayendo en una seria distorsión de lo que vives en esa relación. Tampoco trates de complacerte, y sé que esto en particular puede llegar a ser inevitable, al menos en principio, entonces edúcate para ir más allá de tus anhelos inmediatos; lo divino por definición es lo que está más arriba, tan elevado que aún no lo alcanzas, no pretendas entonces tener más claridades que la fuerza superior a la que esperas acceder. Viene así una pregunta común: ¿Cómo puedo diferenciar mis ideas o anhelos de las invitaciones divinas?. Lo primero que tengo que decirte es que tal vez no deseas con suficiente sinceridad esa claridad, sospechas que el Cielo va a decirte cosas que no quieres escuchar o a pedirte más de lo que ahora quieres ofrecer, mira en lo profundo para ver tu verdad, aquí la entendemos, créeme, sabemos cuando alguien aún no puede asimilar una invitación, hagamos juntos eso de ir al ritmo de la verdad que puedes aceptar. Luego, cuando tus anhelos están más cerca de los nuestros acá arriba para ti, la sensación vuelve a ser el punto de partida; cuando logras sentirnos, escucharnos, ver nuestras pistas, lo que sientes es especial, además de un necesario contenido de amor divino ocurre el chispazo, la revelación de una verdad interior abrumadora, reveladora, inspiradora. Si estás preparado cualquier contradicción a tus pensamientos vendrá con amabilidad y persuasión, si te resistes aprenderás a construir una relación con nosotros basada en el conflicto y la lucha de poder. No quiero sonar presumido pero ya te imaginarás quien va a perder en una batalla de ese tipo. Recapitulemos entonces, para potenciar tu don debes comenzar por familiarizarte con tu sensación especial, luego trabajarás dedicado y ambicioso en respetarla y seguirla, para así comenzar a disfrutar de los beneficios de tener a alguien lo suficientemente grande junto a ti que no se detenga con tus equivocaciones ni te asuma caso perdido. Un don utilizado con la sabiduría correcta será la solución para tus problemas más allá de lo que puedas imaginar, cuidarás de ti desde otra mirada y entenderás poco a poco que perteneces a algo que serenamente te invita a crecer sin pausa ni conflicto”.
EL SANO JUICIO
“Te conozco, sufres en silencio por aquello que los demás señalan en ti. Además, supones algunos señalamientos que jamás han ocurrido, te dices ser menos en algunas cosas, y a veces hasta das por sentado que para el mundo no eres alguien tan digno de aplausos.Pues tengo para decirte que en eso de los señalamientos, los reales y los supuestos, te estás perdiendo del sano juicio, de la sobriedad de valorarte en perspectiva, y de tener más clara tu verdadera apreciación de las cosas importantes.Mejor dicho, sufres por lo que no hay que sufrir puesto que confundes lo que de verdad importa. Por ejemplo, juzgas tu belleza después de ver a alguien que luce hermoso según tú. Miras tu belleza, entonces juzgas, y decides que no tienes tanta belleza como esa persona. Lo mismo pasa si se trata de dinero, de éxito, de inteligencia, o de la que sea que es tu ambición.Hasta ahí nada te daña, claramente existen personas más hermosas que tú, o más exitosas. Lo que está haciendo un daño viejo es lo que haces con esas emociones de inferioridad que surgen cuando miras a tu alrededor. El sano juicio es para eso, para decidir que no eres menos porque esa otra persona tenga más que tú en algún aspecto. Es que no necesitas ser la más hermosa, necesitas ser hermosa para ti, de acuerdo a quien eres, a tus gustos y condiciones particulares. Dicho de otro modo, necesitas ser realista, condescendiente, y aspirar a lo que sí te corresponde a ti, no a lo que le corresponde a los demás.Ten en cuenta cuando sueñas con lo ajeno que alguien más ha soñado lo que tienes, y que mucho de lo que podría anhelarse de ti ni siquiera se nota a simple vista. Entonces, no te confundas más con esas comparaciones y ve por lo tuyo, lo más auténtico, lo que sí te pertenece, y a tu manera.El sano juicio se refiere a una manera más objetiva de mirar lo que te corresponde, e ir tras ello. Compararse sobre las riquezas evidentes es fácil, hacerlo sobre las riquezas invisibles es un arte que requiere despojarse de los juicios primerizos para ir más allá y sentir, liberarse, creer.Sentir, sí, has de sentirte. Si puedes sentir lo que posees tu juicio se despejará, y el juicio ajeno sobre lo que eres será frágil frente a la fortaleza que proviene de la convicción.Liberarte, hacerte consciente de los prejuicios que has recogido sobre lo que significa triunfar o ser feliz, para reunir mejor un sentido propio de la felicidad que se corresponde contigo, con tus rasgos, tus placeres profundos, tus maneras particulares de enfrentar la vida.Creer, creerte, creer en ti, en esa parte que no conoces y que espera para ser desplegada una vez te liberas de los prejuicios y te enamoras del proyecto prometedor que eres cuando te decides auténtica, particular, encantadora.Para hacer un sano juicio es necesario entender lo que captas con aplomo y consistencia. Un juicio rápido y severo es fácil de hacer, es impulsivo, automático. Propónte por tu bien habituarte a pensar con más detenimiento, ese tiempo es una inversión mucho más productiva que aquella de correr a compararte y pasar tiempo sufriendo por lo que no tienes o lo que otros sí.Una búsqueda más favorable de tu propio juicio positivo y fructífero ocurre cuando reemplazas los juicios apresurados que traen dolor o te dañan. Reemplázalos por una observación pausada y profunda. Puede que no logres desenmarañar mucho al comienzo, pero la práctica te afinará el sentido de ti, te guiará, te mostrará lo mucho que es posible descubrir cuando prestas atención.Obsérvate y sé consciente de lo mucho que diriges tu mente en automático a conclusiones que te hacen sentir mal, y mejor aprovecha esos sentidos tan abiertos para comprender lo que es verdaderamente importante, el trasfondo de esa frustración, o de la molestia de quien te juzga mediado por su propia mirada sesgada.No es fácil emprender el sano juicio, pero es astuto y prometedor. Además, es el remedio, el camino para salir del conflicto de los juicios propios y ajenas. Una vez te desacostumbras a ver solo lo inmediato de los juicios vas entendiendo que son casi una expresión emocional, que incipiente manifiesta en verdad una realidad más profunda de quien los emite.No puedes controlar las motivaciones ajenas, pero las tuyas pueden tomar otro curso, moverse, salir y liberarse. Adelante, inténtalo, juzga de manera balanceada tus reacciones ante los juicios propios y ajenos, ese puede ser un excelente ejercicio para empezar".
NO SÉ SI DEJARTE UNA PLUMA
“Vengo llamando a Luz hace algún tiempo. Cuando la llamo ella rompe en alegría y corre a encontrarme en lo que conoce; los animales que le agrandan, las señales, los signos; claves que escucha por ahí y le gusta asociarlas conmigo. Luz, mi niña, soy mucho más de lo que entiendes, no me busques solo en lo que ves, búscame también en tu corazón. No me pienses solo en lo que entiendes, déjame ser un enigma, un misterio, ahí seremos mejores amigos que si me intentas descifrar. Escucharás cientos de cosas sobre mí, que soy así o asá, que tengo esto o que me gusta aquello, que me pongas una vela o que digas tales palabras. ¿Y qué tal si de repente deseo hablarte al oído?, pues corres el peligro de estar ocupada diciéndome cómo comunicarnos. Si los dos levantamos nuestra línea de comunicación al mismo tiempo por favor ten la astucia de callar. Déjame hablar, no siempre hablo, no siempre es posible, entonces aprovecha como a un milagro esos eventos en los que puedes identificar mi susurro, mi caricia, mi amor exclusivo para ti. Además, de qué te preocupas, tenemos todo el tiempo para los dos, nadie puede estar en medio de este vínculo invisible, nadie puede venir a decirnos cómo acercarnos o en qué invertir nuestro tiempo juntos. Te he dejado algunas plumas, porque sé que alertan tus ojos y disponen tu corazón, pero ya no sé si dejarte otra pluma. Visitaste el manual de significados ajenos y eso cambia el efecto que deseaba para ti. Yo quería algo más íntimo entre los dos, que sintieras la pista y fueras de inmediato al siguiente paso. Lo que hizo el dichoso manual fue llevarte a consagrar a la propia pluma. Amiga, la pluma no soy yo, no es mía de hecho, no tengo plumas ni mucho menos alas, no las necesito. Soy algo muy distinto a lo que a veces alcanzas a imaginar, así que permíteme por favor decirte con claridad que no espero que me sigas reconociendo en las partes de ave que alguna vez anhelaste con ilusión infantil. Desde ahora quiero que escuches las señales inesperadas, que aprendas a sentirme incluso a través de los medios que aún no has considerado. Déjame sorprenderte, probarte, enseñarte a ser más astuta, más alerta para mí. Por supuesto que amo la espontaneidad, y me gusta cambiar de opinión. No esperes entonces que la experiencia que un día coincidió con lo que dicen por ahí se convierta en una verdad terminada, escrita en roca, definitiva. Qué aburrido sería vivir de una sola verdad para siempre, en serio eso no me agrada. Ten la bondad de no quedar triste por ceder en el tema de las plumas. Más bien debes estar orgullosa de ti, si podemos ya prescindir de esas señales primerizas es porque vas estando más cerca de mí, y podemos avanzar hacia una comunicación más profunda. De tal manera que si un día, sin esperarlo, entra por la ventana de tu carro en movimiento una pluma persiguiendo tu corazón, tú ya puedas entender que no soy yo acechándote para enamorarte, eso ya está hecho, que es más bien un pajarito con excelente puntería que he enviado a dirigirte una de sus partes con el fin de llamar tu atención sobre algo en particular. Prefiero que sea así, encuentros desprevenidos, descargados de intenciones o deseos. Que nuestra comunicación evolucione, que yo no signifique siempre lo mismo para ti, y que si hemos de volver a algo viejo sea para renovarlo, para hacernos el guiño de amigos con historia que empiezan a tejer sus propios misterios”.PD: si tienes una experiencia semejante por favor compártela en los comentarios, este juego de señales entre ustedes y nosotros no es solo un tema para principiantes 😉 
LOS QUE SANAN
"Este dictado es una dedicatoria especial a toda la gente que merodea por aquí con el ánimo de ayudar. A ustedes amigos les recordaré una y otra vez que su tarea es siempre primero con ustedes mismos, y en eso estaremos trabajando sin tregua. Sin embargo, haremos un homenaje a los privilegiados llamados a servir a otros de puente hacia el alivio, la liberación, el progreso.Sanar no es una tarea fácil. Tú mismo lo has notado cuando enfrentas alguna molestia y te ves atado, sin saber cómo resolverla. No es fácil porque a veces sanar algo es el medio esencial a través del cual la vida trata de enseñar algo profundo.Cometen, entonces, el error de suponer con facilidad que el estado normal del ser humano es la salud perfecta, y eso, lejos de ser real, es un tormento cuando algún síntoma persiste o cuando el cuerpo llama a relaciones más complejas.Veamos mejor cómo podemos asociarnos, cómo respetar, y a veces entender, la voluntad de la vida manifestada en la salud de alguien. Cómo acercarse al aprendizaje deseado que liberará la tensión entre lo material que es el cuerpo, y lo espiritual que es la tarea.La tarea de sanar es sobre todo una tarea personal. Es decir, el gran tratante ofrece herramientas, hasta mueve cosas dentro de las personas, pero sanar depende en esencia de quien padece el problema.Es por eso que procedimientos perfectos a veces causan desenlaces desafortunados. O es así como algunas ambiciones terapéuticas heroicas se quedan en el estoicismo del tratante.Te corresponde amigo, si eres tratante, ser profundamente respetuoso del proceso ajeno. Se te olvida con frecuencia ese pedacito justamente, que se trata de algo ajeno. Entonces te veo frustrado o angustiado por no obtener los resultados acostumbrados, avergonzado por no hacer lo que otro tratante encontró obvio y exitoso, ofuscado por no proceder con celeridad o no estar seguro.Si bien la ciencia alcanza ahora certezas comprobables, no existe aún un método que te garantice con absolutez los resultados anhelados. Tampoco existe una intuición a prueba de fallo, ni un ser humano a quien no le corresponda la tarea de fallar de vez en cuando.Dicho eso, que espero lo apropies con un poco más de facilidad, recuerda que le sirves de puente a alguien más. La sanación misma no eres tú. Ya hemos hablado de la vanidad de quien da (https://www.dictadosdelcielo.com/blog/aprendices/la-vanidad-de-quien-da) y sé que es realmente difícil no caer en ella de uno u otro modo.Al ayudar a sanar, querido amigo, los medios no deberían ser más importantes que la naturaleza misma de servir. Debo decirles que lamento verlos peleados con un método solo por ideologías, que me entristece que se nieguen nuevos conocimientos por haberse adscrito a una filosofía, o que se abstengan de recursos de cuenta de obedecer a la tendencia.Un auténtico sanador es ecléctico por naturaleza. Ni desdeña recursos, ni se cierra a nuevas posibilidades. El criterio eso si es el mapa de mis amigos sanadores, un criterio flexible de hecho, y en constante retroalimentación.Si quieres ser mi aliado para ayudar a sanar, lo cual me haría muy feliz, es indispensable que estés abierto a la parte también retadora de trabajar conectado con nosotros. Hace unos días disfrutamos escribiendo un mensaje para una amiga médica. Ella quiere aprender y cuando alguien muestra voluntad yo corro a enseñar. No digo que ella vaya a quedar lista con ese dictado, pero sé que se va a animar a seguir creciendo como tratante, ya veremos cómo garantizamos que el aprendizaje preciso toque a su puerta.Reza su mensaje:Querida,"Hoy sí hablémosle a la bata blanca. El acto médico es bastante propicio para la intervención divina, y si tú me ayudas puedo servir y sanar a través de ti.Sin más merodeos, te diré lo que es difícil de lograr, para que sepas que lo aprenderás con paciencia y devoción. Paciencia para entender que no siempre sale como esperas. Devoción para entender que a través del error, las pruebas, las devoluciones, es como mejor aprenderás.Es difícil:Sentir para el otro cuando yo no estoy interesado en que sientas. Por mucho que lo intentes, o estés involucrada, cuando no es, no es.Tratar sin corazón. No habrá, desde ahora, caso en el que no te quiera sensible. A veces solo para perdonar, para deje pasar, para ser, te necesito sensible.Dejar de lado tu conocimiento de la medicina. Utiliza la ciencia, no la discutas, no la niegues, no la excluyas. A veces, la solución inesperada será un medicamento de rutina.Dominar este arte. Siempre será una ilusión, te sentirás grandiosa algunos días, otros tan solo habrá silencio o vacío. Siempre este arte depende de mí, no de ti…"Bueno, mejor no les cuento más, el resto del dictado es tan personal como quiero que sea el aprendizaje de cada uno, incluso como tratante.Ahora, si miramos todo esto a los ojos de quien recibe un tratamiento, quiero que el compromiso esté por sentado. Es obvio que quien te trata no puede darte la salud y el bienestar que tú mismo no trabajas. Sé que hay gente que alivia con su sola presencia, eso lo aprecio y lo reconozco como una ayuda de valor inconmensurable. Pero, ni siquiera estos seres de presencia sublime pueden entrar en ti a cambiar hábitos, mecanismos, patrones. Los cambios a larga han de venir de ti mismo.Que por medio de la ayuda de estos tratante maravillosos que sueñan con proveerte salud, tú mismo cruces distintos umbrales de aprendizaje.Entendamos a la salud como una cuestión misteriosa y compleja, dándole el permiso de obrar sobre terrenos austeros que necesitan progreso.Y siempre entiéndase aliados. Para los tratantes, quien padece es necesariamente un socio; para los tratados, su tratante ha de ser un facilitador al que se le respeta por su formación y su idoneidad.Conciliemos entonces en este camino de ser más progresistas en la idea de sanar. Sigue habiendo mucho qué descubrir, pero ya se han revelado tantos medios maravillosos que deberían estar más enfocados en adelantarse en su camino espiritual a través de las necesidades manifiestas de su salud.Para mí, quien busca sanar se ha colgado la mochila y ha emprendido un viaje. Esos son quizá mis mochileros favoritos".