VIOLETA Y SU PAPÁ

Creado el: 2019-05-24 09:26 am

Historias

Paseaban despacio por el parque, el aire estaba fresco y las flores bailaban con él. Mientras caminaban Violeta se arrojó en el prado para jugar con la hierba y poco después su padre se puso de rodillas para observar.


“Este es el cielo” dijo la niña. Su papá enfático replicó: “No mi niña, el cielo es algo mucho más hermoso, rodeado de paz y felicidad”. A lo que la niña desprevenida respondió, “Tú y yo tenemos eso, somos felices papá”. El papá, esforzándose por pensar su mejor respuesta dijo “Sí, pero existen lugares mucho más hermosos que este”. La pequeña interrumpió “¿Como el lago de la montaña?”


Entonces al hombre lo detuvo un suspiro, no tenía argumentos para convencer a su hija de que lo que hasta ahora conocía no era el cielo y pensó que tal vez debía conservar en ella la ilusión. Aun así siguió pensando en una posible explicación, lo que hizo que se preguntara, ahora para sí mismo, ¿Qué es el cielo? ¿Son las nubes y las estrellas? ¿Acaso se trata de un mundo ideal tan solo hipotético? ¿O mejor pensar en algo más cercano?


Después de divagar entre pensamientos y sensaciones quiso el dulce padre intentar animar a su hija a creer que ella iba a construir su propio cielo, para lo que desprevenido intentó explicarle cómo es que este mundo que ya tenemos es el cielo en sí mismo según como lo mires.


Violeta observaba a su padre, algo confundido inventando una historia que no le salía tan bien, entonces llevó su pequeña mano al brazo vigoroso para invitarlo a recostarse sobre el suelo. Allí quedó tendido papá, sorprendido sintiendo la tierra en el rostro, casi escuchándola; dominado por un golpe de amor de su pequeña y un descubrimiento fascinante… él también sabía sentirse en el cielo.

Finalmente la niña no necesitaba una explicación, más bien el padre necesitaba el derecho a pensar que por imperfecto que resulte este mundo también es el cielo, lo tiene todo, aquí también se encuentran los seres más puros y elevados… por estas calles también camina Dios.

Profile

Olga Castaño

¿Te gustó el contenido de este artículo?
¡Compártelo con tus amigos!

Comentarios (4)

Nos encantaría saber lo que sientes y piensas con este dictado, comparte tus experiencias o preguntas, sugiere nuevos temas.

Lina Duque
Lo que nos conecta con el cielo..., un sentimiento genuino. Que simple!!

2020-03-03 11:56 am

Olga Castaño
Gracias, tus palabras sí que vienen del Cielo

2020-03-05 11:56 am

Consuelo
Creo yo que el cielo esta tan cerca de nosotros según el valor que demos a todo lo que esta a nuestro alrededor y lo veamos con los ojos del alma. Me dirá si estoy equivocada 🤔

2021-07-29 12:08 pm

Olga Castaño
Mira que estás en lo cierto, mira como miras el mundo, aquello que ves a tu alrededor refleja el mundo que contienes dentro de ti. Así, el alma ve lo que posee, lo que ya conoce.

2021-07-29 02:10 pm

Nuevo comentario
Artículos Relacionados
ESTRUJANDO A SOFÍA
“¿Será coincidencia que se llame Sofía? Les hablo de una amiga con quien conversamos de vez en cuando en torno de un tema esencial, la resistencia de sus ideas. Ella sabe que necesita dar un paso, pero se devuelve justo cuando ya tiene el talón en el aire. Puede ser porque perdió su pierna, puede ser porque se siente en el aire si no se aferra a lo que piensa, puede ser incluso porque ella no necesita las piernas para avanzar y mejor necesita aprender a desvanecerse toda. Perder una parte es algo realmente difícil de superar, más cuando en ese vacío habitan tantos dolores o pendientes. Por eso quiero hoy invitarla a dejarse estrujar, mi niña no sabe lo que la espera si se suelta y se eleva de ese piso por el que a veces casi arrastra sus pesos. La quiero liviana, deseo que ella tenga más libertad, y no lo logro porque se apega a sus ideas como ladrillos arrojados en un lago para sostenerse en el fondo. Ya me ha dicho muchas veces que se cansa de tanto pensar, pero vuelve a hacerlo como si no conociera otro mundo, y es que tal vez no lo quiere conocer. Querida Sofía, ¿de verdad quieres un nuevo mundo para ti? Como ella tengo otros amigos: Andrea, Carlos, Mauricio. A todos ellos tengo que pedirles permiso para opinar, yo, que soy la voz de la vida, debo según ellos litigar los llamados, casi que arrodillarme para pedirles que progresen. Sé muy bien que ese encierro en sus viejas palabras nació del miedo, de la educación, o del escaso cultivo de su espíritu; pero amigos, es hora de dar un paso evolutivo. La verdad de la vida renace constantemente, ella permite incluso ser reinventada, crear maneras personales de narrarla. Por favor intenta tus propias explicaciones de la vida, y reinvéntales cada tanto. No seas aburrido contando las mismas cosas de hace diez años, actualízate, desvanécete entre hallazgos más esenciales y libérate de los detalles pétreos de los que te anclas solamente para hacerte más lento. Si Sofía se dejara estrujar vería su libertad a unos contados segundo de ella misma. Quiero decir, liberarse no es una cuestión tesuda, de sacrificios, liberarse se trata de dejarse mover. Al contrario, el verdadero esfuerzo es no permitirlo, hay mucho desgaste en sostenerse de lo viejo, en quedarse atrapado por cuenta propia, en apretar las correas que sostienen lo conocido para resistirse a avanzar hacia lo nuevo. Es que otra vez el miedo juega con ustedes, y ustedes participan complacidos. Temen sentir, evitan la adrenalina de la vida, se guardan de cambiar de opinión, de mirada, de estilo. Amigos, déjense estrujar, eso que tratan de preservar es algo que más bien están necesitando perder. Ella perdió su pierna, ya sabe de pérdidas. Esta pérdida a la que la invito es una dulce, que puede además ayudarle a sanar la belleza inesperada que ha traído ese cambio, que puede darle la luz que le ha faltado para identificarse más con su poder y menos con lo que el mundo espera de ella. El mundo espera dos piernas Sofía, enséñale por favor que una sola es suficiente para alguien como tú”.
PARAR DE LLOVER
“¿Conoces las hazañas de muchos para detener la lluvia?, hasta puede que tengas una en la que confías. Quiero que prestes atención a una en especial, aquella donde la gente cree que por no decir que va a llover entonces no llueve.  En el cielo se alza una nube negra, grande y fuerte, hay truenos y relámpagos, y aún así quienes necesitan que no llueva insisten en decir que no va a llover. Sé que están expresando su deseo, pero también están decidiendo que no va a llover, o asumiendo que me dicen a mí que no quieren lluvia ahora y yo la voy a detener. El clima, como muchos fenómenos de la naturaleza, son parte de la vida; actúan como catalizadores del cambio, es decir como recordatorio de lo inesperado, de lo magnánimo, de las cosas que una criatura no puede controlar. Sé bien que ya han creado maneras de controlar el clima, pero para hacerlo lograron entenderlo, respetarlo y luego desarrollar estrategias para favorecerse, y esa es una historia diferente. La inocencia que reside en pensar que controlas el clima con tu intención o tu devoción me hace pensar que así obras ante otras circunstancias no deseadas, en vez de pensar primero en adaptarte sueles sucumbir a la negación y a distraerte en artilugios que poco de eficientes tienen pero te dan la tranquilidad de haber hecho algo. Vamos a decirlo de otro modo, no basta la intención amigo mío, ni con el clima ni con las cosas que son más grandes que tú. Debes saber, en el momento en que algo retador se presenta, que tienes mucho más que la negación para enfrentar las situaciones, que hay todo para saber que algunos eventos de la vida no vienen para ser retenidos sino precisamente para cambiarte a ti.  Así que la próxima vez que tengas planes al aire libre y veas en el cielo un gran nubarrón recordarás que ese fenómeno complejo que es el movimiento de la atmósfera está acompañando el deseo de la vida de generar cambios, renovaciones, alteridades. Que cuando veas la lluvia veas el cambio que a veces viene inesperado y te abras a él, así como tu paraguas”.
POBRE DE TI SIN UN DIOS
"Tengo varias amigas a quienes quiero dedicar este dictado. No sé porque me buscan si me niegan, o mejor dicho, sí lo sé, solo que hay que empezar por admitir que la fe es un asunto de la sinrazón.Mi amiga D se declara sin fe. Ella siente que no tiene un Dios, que no puede creer en algo tan loco, y refuerza sus creencias en las declaraciones de su compañero ateo. Mi amiga E tiene la creencia de que hay una energía tremenda, pero jamás la he visto reconocer en su corazón que esa energía es superior. Y tengo muchas amigas N, como la de la historia anterior, que aunque se dicen creer, en la práctica obran y deciden solitarias, vacías, desprotegidas.Puede, amigo, que no seas precisamente como una de ellas, pero me atrevo a decir que son contados los seres humanos que pueden albergar libremente un sentimiento de fe que no esté empañado por creencias, información, deberes y prohibiciones.Me gustaría invitarlos aquí a sospechar que existe una fe pura, llámese como se llame aquello en lo que sientes que la vida se origina. Una fe a prueba de ideas o de molestias, es que ya sé que su fe está íntimamente ligada a su satisfacción, y si la vida no ha sido complaciente entonces la culpa es fácilmente de Dios.No pretendo discutir aquí lo que Dios es y lo que no. Lo que quiero ver en sus corazones es menos soledad, menos pobreza, menos de ese vacío existencial que a veces logra hacer grises todos los colores.Por ejemplo, a mi amiga E le gusta hacerme caras, y no puede decir que esas caras que me hace no se corresponden con un sentimiento sincero. Ella me desprecia, es decir, me quita precio, cada vez que las cosas fallan, o ella falla. Viene así teniendo una relación conmigo que no escatima en condiciones y requisitos; como podrán entender, la naturalidad de nuestro vínculo es casi nula.A todos les recomiendo que den una mirada a su vínculo conmigo, con lo que es superior, con la fuerza que sostiene la vida. Por favor, no se respondan de inmediato enunciando su religión, las creencias de sus padres, o su versión de quién es Dios. La invitación es a mirar su sentimiento de lo divino. Y si en este momento es molesto sentir que son dos cosas distintas, lo entiendo, podemos encontrarnos después, cuando estén tranquilos con el hecho de que no siempre lo que piensan se corresponde con lo que sienten.Vivir sin un Dios es como ser huérfano de toda paternidad o protección. Es una molestia inconsciente de la que pocos despiertan a tiempo para disfrutar mucho más el camino de vivir.Puede que logres encontrar tu sentimiento divino en algo que ha sucedido pocas veces, como un duelo, una pérdida, o un milagro. O que te digas equivocadamente que tu hijo, tu pareja, tu madre, son los ángeles que sí existen, y que todo lo demás es cuento. Puede incluso que las prácticas con las que creciste te hayan estado ocultando del vínculo directo y sentido que Dios espera que crees junto a él.Claramente esta no es una invitación a comprender, y sé que eso ya deja por fuera a otros más que no pueden confiar en lo que no comprenden. Para mi tranquilidad, incluso quien me niega me siente. Así que quien se aleja porque no comprende me encontrará después en los eventos más sentidos de su existir. Quiero también contarles que algunas de esas amigas de las que les hablo educan a niñas que demuestran su necesidad de sentir lo divino. Se podrán imaginar; una de mis amigas se hace nudos, otra delega la tarea en la abuela, y otra en el colegio. A propósito me gustaría hacer una diferenciación entre enseñar una fe preestablecida y ayudar a un hijo o una hija a encontrar su sentimiento divino. Transmitir algo que sientes o piensas es fácil, y conecta al pequeño en algo que tú sientes. Así es como la mayoría de ustedes ha aprendido su fe. Acompañar a alguien más a identificar su sentir interno sobre Dios es una tarea de respeto y conciencia, que pocos han tenido que hacer porque se han ocupado demasiado de otros avatares y no tanto de la búsqueda de la identidad espiritual.Si te anima la idea, si quieres acompañar a alguien, o darte el permiso de hacerlo por ti, esto es todo lo que te puedo recomendar: sincérate sobre ese tema como una fuente de riquezas, evita remitirte a ideas o conceptos, y practica ir al sentimiento.Mientras lees veo claramente que tu sentimiento es amor, soledad, vacío, tal vez cordialidad, distancia, perdón, olvido, milagro, y hasta utilitarismo. ¿Cuál de ellos?, ¿cuál otro?Y no hagas nada con él, no se ven los sentimientos para catalogarlos, no este sobre Dios. Si puedes ver tu sentimiento honestamente y dejarlo quieto, entonces te estás comunicando conmigo. Si aún no sucede así, con honestidad y quietud, entonces practica, serénate, no tengas prisa. Una verdad espiritual no responde a la prisa…"
LA BELLA OSCURIDAD
"…enfrenta la luz a través de los matices de la bella oscuridad capaz de demostrarte cuando te equivocas…Desglosemos esa frase. Es lo que las frases profundas esperan hacer, causar una reflexión donde cada quien encuentre su sentido profundo, su propia revelación.Tomamos esa frase de un dictado escrito para una amiga que se encuentra enfrentando algunas condiciones médicas, y que se enfada por tener que practicarse exámenes o por lidiar con las recomendaciones médicas que encuentra un tanto molestas.Estuve tratando de explicarle que algunos caminos entrañan destinos inesperados. En realidad yo espero que ella encuentre más gusto por cuidar de sí misma en medio de los estudios, que se reconcilie con la responsabilidad implícita en poseer un cuerpo como vehículo, que encuentre incluso cierta gracia en el deber de responder a las leyes de la biología.No es que mi amiga sea huraña, al menos no mucho. Ella se siente cansada, le parece que la vida exige demasiado, y yo al final solo trato de mostrarle que más bien es ella quien se lleva al límite en cada situación tras el objetivo de dar lo máximo de sí misma. Ella, atención, da lo máximo esperando que al fin las cosas se pongan en balance y logre corregir el margen de error que todo parece poseer.Bueno, no es que ella no sea generosa, es que a pesar de la experiencia que tiene no se da cuenta aún de que mucho de lo humano es vivir sobre el error, el propio y el ajeno. Gran parte de mis amigos juiciosos padecen esa realidad como un tormento. Hasta se pelean con la vida porque no se deja corregir. A ellos suelo enseñarles la generosidad más fácilmente a través de su propia compasión, porque mostrándoles la realidad no acaban de aceptar la condición esencial humana del aprendizaje.Está bien, acepto que ella es un poco terca. O dicho de otro modo, poco inteligente para aceptar lo que no le gusta o no ha considerado. Y eso lo entiendo tan bien que le regalo toda mi paciencia. Ahora, si me quedo esperándola se va a perder de la oportunidad de avanzar respecto a ese aprendizaje preciso. Así que mejor la llamo, le demuestro con la realidad que puede hacer las cosas distinto y eso no está mal, que se puede acomodar.Cuando llega a los consultorios yo estoy detrás de ella, estrujándola un poco para que sea amable y se abra. Dado que tiene conversaciones tan eficientes con los médicos, ella no deja espacio para mostrar su sensibilidad o para que el tratante se compadezca de su coraza. Al contrario, lo que suele propiciar es un diálogo puntual y somero que, entenderán, al final aumenta su sinsabor sobre la experiencia.Me queda en definitiva el recurso de las dudas. Dudas gloriosas. Ella se asusta por la posibilidad de un diagnóstico complicado, se frunce, hasta se plantea no continuar con la investigación. Y me reclama cuestionando el para qué la pongo en todo eso.Por eso escribimos su carta, para explicarle que es justamente a través de los procedimientos de diagnóstico y seguimiento como mejor puedo demostrarle que no necesita estar seriamente enferma, solo necesita prestar atención y dar el brazo a torcer sobre la evidencia de que es frágil, que habita un cuerpo lleno de vida fuera de su control, que no es una máquina, que no está aquí para que todo salga bien.Quise llamar este movimiento para ella «la bella oscuridad». No solo porque así lo asimila, como un momento de oscuridad incómoda, sino porque nada hace más hermosa y evidente a la luz tenue y sagrada como la sombra. Quiero que ella tenga la delicadeza de sentirse privilegiada por esta aquí viviendo esta vida de susceptibilidades y altibajos. Quiero incluso que lo pueda disfrutar. ¿De verdad consideran que tiene sentido disfrutar solamente lo que sale bien o lo que luce perfecto a los ojos del anhelo? Qué hay de quién no disfruta el arrullo de la compasión, el calor de una almohada de carne y hueso en momentos de debilidad, o la dura realidad que trae hermandad y regocijo.Yo puedo explicarle entonces a mi amiga de la carta que espero que ella sueñe un poco más con las sombras como parte esencial y natural de la vida, casi como la base. Y ella, lo sé, seguirá peleándose con esa idea. Por fortuna, la idea no responde a la pelea, y yo me ocupo de seguirle demostrando que no se trata de tener la razón o discutir cómo tiene que ser la vida. Todo lo que anhelo es verla reconciliada con una realidad infinitamente más grande que su capacidad de comprender.Cuando ella acepte que no tiene cómo asimilar por completo la manera profunda y enigmática en que funciona la realidad, yo estaré satisfecho. No me interesa tanto que no tenga dudas o que lo acepte con buena voluntad, todo lo que quiero es que deje de sufrir tratando de corregir lo que no necesita ser corregido, que se ahorre trabajo teniendo que perdonar lo que no amerita perdón, que sueñe mejor con una realidad adaptada y comprensiva, que supere al fin esa rigidez de pensamiento donde ella se pone en segundo lugar bajo la convicción de que esa es una estrategia exitosa.Resulta amigos que enfermarse no solo permite recibir lecciones contundentes, a veces enfermarse sirve para domar el carácter, para ganar humildad, o simplemente para recordar que no gobiernan su vida como lo imaginan.Así que la próxima vez que se enfermen, que necesiten aquella almohada o aquel arrullo, tomen aire para suspirar por un aprendizaje implícito que bien pueden recibir con armonía".
LA TRISTE HISTORIA DE VIVI LA MAGA
“Hace algunos años, cuando la magia de Vivi fluía sobre su piel, ella era distinta. Andaba desprevenida en su irreverencia y se dejaba atraer a lo nuevo sin taras. A Vivi le encantaba en particular experimentar, y no estaba pendiente de sus errores o finezas, ella solo se preocupaba por vivir.Me gustó tanto eso de Vivi que la invité a elevar su magia, le di algunas responsabilidades que le sirvieran de escenario para practicar, y la cambié.La hice consciente. Ella estaba bastante dispuesta, pero debo reconocer aquí que hice mucho para que su consciencia fuera latente, despierta, ambiciosa. ¿Y qué pasó? Que ese viaje a la consciencia la puso en sintonía con cosas de trascendencia superior, y la perdí en ese embeleso.Hoy lamento haberle dado tanto. Si hubiera sido más cauteloso tal vez ella no se habría envuelto en ese dolor del que hoy se viste. Si la hubiera educado solo a través del gozo entonces no sería necesario ahora ayudarle a recuperar la esperanza y el gozo sereno.Pero no me arrepiento, el ‘hubiera’ siempre es una figura retórica por supuesto. Dejé que ella se sumiera porque así como le ponía pasión a la ligereza se la iba a poner a la trascendencia. Y yo necesitaba, también lo confieso, darle la lección profunda que ella tanto necesitaba sobre esa idea de corregir el mundo.Así que Vivi se entregó al drama de las circunstancias, se desvió de la tarea y se enfocó en lo imposible, en el dolor, en lo que no se entiende. Quién dijo que trascender es entender, hasta mis mejores aprendices llegan a esa confusión, y por eso es tan importante despejarla.Se distrajo, mi amiga se distrajo. Vivi dejó de ser esa chica espontánea que les conté al comienzo, y se transformó en una persona aguda para ver el error y quedarse atrapada. Quiso incluso dejarme, siendo yo la esencia de su aprendizaje, y trasladarse al envolvente mundo de las comprensiones profundas, tuvieran ellas sentido, o no.Cuando la vi caminar hacia allá, hacia la sordidez del trascendentalismo, la solté. No me vayan a decir que tenía que retenerla. Recuerden por favor, esto siempre se trata de la voluntad, ese es el espacio que no toco, no se atrevan a reclamar. Viéndola ir, eso sí, sentí tremendas ganas de recordarle quién es, pero se fue con tanta fuerza que la sutileza de mis señales no la alcanzaron a atraer. En ese viaje del que Vivi aún no acaba de salir, su magia natural quedó desdibujada, y ella mejor se entregó al poder que le significaba poder descifrar asuntos de gran envergadura.Ahora la magia esencial de mi amiga vive guardada en una especia de esfera diminuta, muy en su centro, casi en su corazón. Está protegida, ustedes no se preocupen, solo que no logro hacer que vea la necesidad de romper la esfera y expandirse.Ella siente incluso esa presión en el pecho. Se siente perdida buscando algo que no sabe qué es, hasta me pide ayuda de rodillas sobre recuperar el sentido. Sin embargo, en medio de ese pedido no suelta ni una letra de ese conocimiento trascendente que la atrapa.La veo hipnotizada, casi drogada. Mi esperanza entonces es que esa fatiga, esas rodillas rotas de cansancio, y ese gesto que ella misma puede ver de insatisfacción, le sumen hasta recuperar la astucia y volver a vivir.¿Serás tú una Vivi, amigo mío?, ¿serás la persona que se dedicó a lo trascendente olvidándose de la realidad de uno u otro modo? No todo es trascender, al menos no a través de la consciencia profunda de las cosas difíciles, y menos a través del dolor o del martirio.Les adelanto, a ustedes que son mis amigos, que Vivi se encuentra en una especia de despertar. Le ha costado, porque recula. Se vuelve a cobijar con las ideas que ha encontrado estos años y la pierdo. Pero cuando se acerca al ahora, a la vida, a la experiencia inmediata, nos abrazamos.No busco que ella, o ustedes si se han perdido, vuelvan a lo que eran antes. Ese viaje tiene un sentido: llevar su magia al siguiente nivel. Solo ¡vuelvan! Háganse el favor de echarse agua en la cara y reaccionar. Si enfrentaron situaciones difíciles, quiebres existenciales, salgan de ellos corriendo una vez fueron superados. No se queden adorándolos, validándolos, casi idolatrándolos.El valor de lo vivido a un nivel profundo no irá a ningún lado. Está más que bien que la memoria se refresque, que puedan darse un nuevo comienzo. Como quien sale de las tinieblas sin vestirse de ellas, y corre a buscar un nuevo vestido que le quede para el futuro, para la recompensa merecida por el viaje valiente a lo profundo.Lávate la cara, córtate el cabello, cambia de casa. Haz algo que represente por favor el retorno a la realidad de lo que eres ahora recombinado, repotenciado. La experiencia que posees no tiene que significar peso, densidad, carga. Al contrario, espero que si has aprendido lo suficiente en tu viaje a lo profundo entonces puedas venir ligero de piernas sabiendo que no hay mucho que vayas a arreglar luchando, o sufriendo.Quiero incluso que te sacudas el polvo, que cambies de ropa, que te veas retornando al gozo ahora con la libertad de saber mucho más a fondo de qué se trata la verdadera esperanza. Creo que estarás de acuerdo en que la esperanza, una vez conoces lo profundo, consiste en ver la verdad a los ojos y no dejarse apabullar.Arreglemos entonces el retorno de Vivi, que ella reciba su ayuda a través del deseo que me gustaría cultivar en todos ustedes de poder ver las cosas más difíciles o inexplicables de la vida y seguir adelante, aprendiendo y a la vez disfrutando. ¿Qué tan difícil puede ser? Se trata de recordar que no vas a lo profundo para repararlo, vas en esencia para respetarlo”.