EL HOMBRE QUE VIVE EN EL MÁS ALLÁ

Creado el: 2020-09-29 08:03 am

Historias

Esta es la historia de un hombre a quien conozco aquí y en el más allá puesto que me ha mantenido al tanto de sus correrías en su nuevo domicilio; su dulce esposa y los cuatro hijos aún viven de este lado de la realidad y yo, su hija mayor, mantengo contacto con quien hace veinticuatro años fuera mi padre.

 

Migrante en repetidas ocasiones y viajero de profesión, Arnoldo se dedicó incansable a luchar contra la pobreza en la que nació. Conductor de profesión nada definió mejor a Arnoldo que su carácter, un verdadero cascarrabias, prendía en fuegos ante inconformidades no tan grandes y se mantenía en modo afán tanto como para ostentar el apodo de “sofoco”.


Arnoldo fue a la vez un hombre generoso y feliz, amo a sus hijos como a nadie y disfrutó su vida viendo felices a otros a través de una sorpresa o una expresión de cariño. Sin embargo y con los años vino el cúmulo de cosas no resueltas, de pendientes que no se saldan corriendo por ahí; desarrolló Arnoldo un cáncer con el que su vida terminó.

 

El día de su viaje Arnoldo estaba preparado, empacó sus haberes más preciados, su fe y su confianza y partió. Había tenido tiempo para ambientarse, pudo prepararse para la nueva realidad y el día de su partida se sintió uno más del más allá, casi como si supiera lo que vendría había descansado lo suficiente para iniciar su siguiente viaje.

 

Cuando Arnoldo cerró los ojos para siempre encontró una luz sutil en su mirar, el hombre brioso y de ímpetu salvaje se había quedado en casa, dormido sobre un cuerpo sin vida. La nueva realidad le era familiar, sin encontrar conocidos se sentía en casa por el calor abrasador de las fogatas sinceras y por la voz desprevenida de un hombre que lo recibió; era su padre pero él aún no lo sabía, un padre nuevo, uno para estrenar otra vez.

 

El hombre guió a Arnoldo hacia la esperanza a través de caminos florecidos y realidades bien entendidas, con lo que rápidamente Arnoldo comprendió los lamentos de su reciente existir. El viajero notó con gran facilidad que la vida no se vive por ideas y asombrosamente fácil su enfermedad sanó hasta hacerlo sentir libre otra vez.

 

Ya rejuvenecido Arnoldo se encontró de momento a la edad de catorce años; con la lozanía de la juventud pero sin perder la sabiduría que aceleradamente estaba adquiriendo, este viajero ahora sin nombre emprendió su nuevo camino olvidando poco a poco detalles y momentos de su vida familiar y entendiendo sus errores con la amabilidad de quien observa que la flor desfallece pero muchas otras brotarán.

 

En medio de su trasegar desprevenido, bajo un rayo de luz pausada y en medio de un sendero ajustado el muchacho encontró una pequeña ventana, curioso como era echó un vistazo en el que inesperadamente encontró a su familia de antes y astuto nuestro viajero saludó; quien escuchaba el saludo del otro lado era yo.

 

Asistíamos en ese entonces al gimnasio del barrio mi madre, mi hermana y yo. Cerca a la puerta y un poco distraída comencé a sentir una conversación con claridad y para no perder detalles solicité a la entrenadora algo en que apuntar. Ella comedidamente me ofreció un pequeño set de autoadhesivos suponiendo una nota breve, sus ojos se fueron haciendo más grandes viéndome llenarlos hasta las orillas, por lo que decidió ofrecerme su cuaderno privado, absorta por el impulso de alguien de escribir sin detenerse.

 

Había en mis apuntes una breve carta para todos, han pasado muchos años y ahora recuerdo poco de los detalles pero uno que no olvido es ver a mi madre saliendo del gimnasio y escuchar a mi padre decir “Mire a esa negra como se mueve de hermosa”. Las cartas fueron entregadas, las lágrimas derramadas, los mensajes cumplieron su cometido; para unos liberadores para otros de reconciliación, en fin ese día el viajero estaba teniendo una segunda despedida.

 

Con el asomo de aquel joven a sus antiguas verdades terminaba también el deje de recuerdos que aún quedaba en sus bolsillos, así que la próxima vez que conversé con él ya no había nada del Arnoldo conocido. A partir de ese momento el andariego se especializó en un trabajo singular de los muchos que se pueden tener en el más allá; sería herrero de caminos, una tarea de suma importancia por cuanto traza pasos firmes para quienes deciden llegar al otro lado dispuestos a avanzar. Gracias al trabajo del muchacho los caminos se sostienen seguros y sus transeúntes progresan con menos inquietudes, con mucha más firmeza.

 

Tiene finalmente el herrero un trabajo sobre la fe verdadera, la fe esencial de aquello que no puedes comprender pero que sencillamente existe, él ahora da soporte a los pasos que tenemos que dar sobre un aparente vacío, no es que flotes, es que él y otros más construyeron caminos invisibles pero sólidos y verdaderos.

 

Son muchos los empleos y muchas las ayudas que encontrarás cuando llegue tu momento, así que si deseas la ayuda del herrero solo pisa firme y confía, ese muchacho de manos fuertes un día trabajó para sobrevivir y ahora lo hace allá muy lejos para ayudarnos a sentir un tanto más de firmeza en los caminos desconocidos. Eso sí, no lo verás a él, captarás básicamente una esencia de solidez en el ambiente y de repente, si corresponde, agradecerás con un suspiro al viejo Arnoldo que quizá un día conociste.

 

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Olga Castaño

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Comentarios (8)

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Diego Luis Loaiza
Que bonita historia en los dos últimos párrafos lo importante de la esencia de las cosas sencillas y como digo yo los detalles construyen lo grande Y cómo alguien dijo”Dios está súper n los detalles”

2020-09-30 11:56 am

Olga Castaño
Gracias Diego, así es, nuestra vida se compone de muchas pequeñas cosas

2020-09-30 11:56 am

Diana Ma.
Uaooo qué bella historia. Me llené de intriga sobre el más allá, no suelo preguntarme por ese lugar.

2020-02-02 11:56 am

Olga Castaño
Gracias Diana, me encanta que nos veamos tentados a entender más sobre la muerte.

2020-10-02 11:56 am

Maryori
¡Qué historia! Siento alguna conexión ,quizás en la similitud con su carácter.Lo que me alienta en este plano, es que ahora estoy sintiendo que estoy sintiendo mucho esa certeza cuando actúo a través del amor . Ayudando a otros ,muchos otros. Qué hermosa historia y qué dicha que lo puedas vivir.

2020-12-11 11:56 am

Olga Castaño
Gracias Maio, celebro la conexión que puedas sentir con ese carácter por cuanto vamos todos superando la necesidad de control. Vivirlo es espléndido, justamente estos días le he preguntado por los efectos de ese carácter tan fuerte y me mira levantando las manos como jugador de fútbol declarándose inocente, jeje.

2020-12-13 11:56 am

Erika Valencia
La preparación para la muerte no me asusta, por el contrario me atrae generosamente. Amo el hecho de que todos podamos llegar listos a ese momento, más aún contar con ayuda cuando nuestros seres amados parten primero que nosotros. Gracias Queri por ser una Excelente mensajera de El Cielo y acompañarme siempre.

2021-04-17 11:26 am

Olga Castaño
Es un placer queri, sí, por paradójico que suene iremos encontrando el amor profundo que contiene acompañar a nuestros seres queridos en su muerte o asistir a la propia.

2021-04-17 02:47 pm

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“Ahí estás pidiéndome pruebas, conozco esa mirada de insatisfacción cuando crees que no estoy ayudando. Vamos a aclarar una cosa, a veces te ayudo y solo no te das cuenta como. Acaricio tu cabello en las noches estrelladas, dejo sensaciones en la almohada o el sillón y froto tus platos con mieles de amor. También acostumbro limpiar esos zapatos con confianza y gozo de un talento especial para hacerte sentir la prenda que te abraza mejor.  No creas que no estoy cuando no me puedes sentir con claridad, ahí estoy al lado de tu confusión esperando una oportunidad para apagar el fuego y ayudarte a regresar. Es que si no me ayudas las oportunidades que me quedan son invisibles, etéreas; preferiría incluso que me dejaras hablarte al oído pero sueles estar tan ocupado que medirme con tus pensamientos no es una opción. No estoy ahí para evitar la vida, para darte todas las comodidades o vigilar tus acciones, más bien me gusta acompañarte sintiendo tu intención y asociándome a ella. ¿Cómo podría obligarte si hemos pactado para siempre que tengas el poder de la voluntad?. Sí, siempre vas a tener la última decisión, la voluntad es justamente la capacidad de, habiendo considerado las alternativas, elegir. Ahora, mis amigos más cercanos, ‘llaverías’ como dirían por ahí, son quienes han decidido considerar mi opinión cada vez que van a decidir. Ellos no siempre siguen mi sugerencia por supuesto y los entiendo, pero se van familiarizando hermosamente con mi deseo, mi planteamiento; entonces, cuando las lecciones se repiten o se parecen sencillamente terminan convenciéndose de la razón por la cual esa era su mejor opción. Así que si todavía esperas una disertación, que nos sentemos en tu sala a discutir de piernas cruzadas un tema en particular, lo que va a ocurrir es que te decepcionarás de mí. No asisto a esas invitaciones porque las palabras así puestas distraen a la razón, yo simplemente quiero que puedas ver mis opciones, su sustentación te queda de trabajo. Otra razón por la que disiento de las pruebas, de las comprobaciones, es que no estoy en la tarea de enseñar primordialmente con palabras, en los acontecimientos de la realidad las ratificaciones son más fáciles de instaurar y aceleran el aprendizaje.  Imagina que me preguntas qué carro comprar, tomas una revista y la abres al azar esperando ver con claridad cuál te conviene, pero no parece haber una respuesta efectiva; eso es porque yo prefiero esperar que vayas al concesionario, hagas la cotización y sientas en el pecho la fuerza de esa deuda para así saber con definitiva claridad cuál es el vehículo, el momento y la manera de adquirirlo.  Ahí, en la silla del lujoso auto que más te gusta, yo soy el sinsabor bajo la lengua que se sobrepone a la emoción en el pecho. Incluso a veces logro hacerte girar a ver la opción intermedia que te traerá más bienestar. Entonces viene la decisión, te mostré las opciones y te indiqué lo que te hace bien, tus opciones están claras y yo quedo satisfecho, eso sí tu satisfacción a veces es inmediata o a veces es duradera, de acuerdo a lo que mides que es mejor para ti. No soy un papá mandón, eso debe quedar claro, más bien soy un amigo de esos de toda confianza que dicen poco lo que quieres escuchar. De momento puedo incomodarte pero a la larga seré tu mejor amigo, estaré ahí para mostrarte la verdad y ayudarte a perseguirla, y tendré toda la paciencia que haga falta hasta que decidas avanzar”. 
LA FAMILIA CORRALES
"Les contaré la historia de un error, o de la familia Corrales, ustedes decidirán al final de qué se trata mi relato.En el sentido de las cosas, las familias comparten una visión, una apreciación de la realidad. Hay familias agudas para ver el dolor y lamentarse, hay familias marcadas por la alegría, hay otras que definitivamente ven la tragedia, y así.La familia Corrales es la familia del error. Me refiero a que tienen una visión, y por consecuencia una vivencia del error, bastante peculiar. Para los miembros de la familia Corrales, en especial para las mujeres, cometer un error es un acto que te llevará a la hoguera.Y puede que haya sido así, puede que en su pasado ancestral, alguien fue sacrificado por cometer un error, o más bien por lo que se considerara un error en ese momento histórico y social. Y eso, sumado a la vieja y recalcitrante tradición de amenazar sobre el error, de señalar el error, de emitir juicios implacables a quien se equivoca moralmente, construyó un arraigo feroz en los corazones Corrales.Ese arraigo les dice, desde sus entrañas, que los errores son vergüenza, desfachatez, descaro, abuso. Y ese mismo arraigo les hace señalar los errores ajenos con agudeza, y los propios con crueldad.Yo no creo que haga falta un ritual de esos donde exponen sus almas para sanar el pasado. Se me hace más bien necesario, y urgente, que atiendan el llamado a trascender el error, especialmente en esta generación brillante y próspera. La manera como se moviliza la visión aprendida, heredada, es a través de la consciencia. Hay que hacerse conscientes, queridas niñas, e hijos de esas niñas, de que el error es parte normal de la vida. Hagan eso, incluso aunque sigan escuchando a sus madres o padres resaltar el error con filo mortífero.Para ser conscientes de su relación con el error, véanse admitiendo uno, o identificándolo por sus propios medios. Pueden verse en una reacción evasiva, o incluso en una salvaje.La reacción que me gusta llamar salvaje ante el error es la de golpear. Por ejemplo, golpear el ego, golpear la situación o golpear a algún culpable. Esta reacción es un castigo casi físico, como la regla del profesor en la mano del niño que no calculó bien la suma. Un llamado a la vergüenza, al juicio, a la represión. La evasión del error es más un refugio. Pueden verse allí cuando se excusan, o se esconden con las mejillas sonrojadas por algo que parece que no hicieron muy bien. También ocurre cuando sonríen con altivez para asumir que no fue su responsabilidad, y paso seguido decirse que fueron otras las circunstancias causantes del error.Y hay una reacción más que quiero mencionar. Esa me duele, la de verse a sí mismos entendiendo que su posibilidad de acertar es escasa o esquiva. Es decir, entendiendo que quienes aciertan o triunfan son otros, no ustedes.Cualquiera que sea tu reacción, usa la conciencia, que es observarse pausadamente, sin opinar de inmediato, atendiendo también a lo que sientes y el impulso o la corrección que tratas de emitir. Hacer consciencia es ser honesto, transparente, desnudo contigo mismo como quien se puede ver en un espejo mágico, o se puede mirar por dentro en sus asuntos más profundos. Si practicas verás que cada vez encuentras elementos nuevos en una misma conducta. Eso es lo que va a pasar si te haces consciente de tu relación con el error. Notarás las características particulares de esa relación, verás los efectos, los impulsos que no puedes controlar, el dolor o el miedo que esconde, la ira, el rechazo, y hasta las maneras como puedes ir suavizando ese conflicto.Se vale mirar en los dos sentidos, mira tanto la manera como abordas tu propio error, como el modo en que actúas frente al error ajeno. Las dos son caras de una misma tarea, y el premio será el mismo, más libertad para entender la naturaleza errática de la vida, más flexibilidad, más sabiduría, y mucho perdón.Piensa en que puedes perdonar los errores ajenos y los tuyos. Que minimizarás aquellos que corresponda minimizar, y que la mayoría de errores son pasos necesarios para desafiar las capacidades, las tuyas y las ajenas. Si eres de aquellos que dirige a los demás, o te diriges a ti, para evitar los errores, ensaya esto, comienza a predecir algunos errores necesarios. Eso te dará astucia y comprensión. Un error necesario es aquel que deja más frutos que el acierto. Verás entonces que miles de errores, pequeños y no tan pequeños, son más que necesarios. Que algunos cambios que estás necesitando no van a suceder si no se presentan evidentes por medio del error, sus raíces y consecuencias.No tengas miedo del error, no lo evites, no colapses, deja de juzgar. Eres humano, y estás vivo. Te corresponde equivocarte, para así demostrarte rápida y fácilmente cómo hacerlo mejor. Eso es todo. Así se juega con el error. Y si perteneces a la familia Corrales entonces afánate a entender que esa relación tormentosa con el error es una marca vieja, traicionera y despiadada, que se ha afianzado por el miedo, y por una educación exaltada en las amenazas y el juicio moral. Ahora que estás aquí, que eres tú quien empieza a dirigir tu propia educación, entiende que nunca es tarde para soltar ese velo oscuro del aprendizaje heredado, y que te puedes desprender de la aparente fuerza que te da la agudeza para enfrentar y señalar el error.No pierdas lo fino de tu tacto, lo de hilar cuidadosamente se te da bastante bien. Esa es la verdadera respuesta adaptativa que debe dejar el error, ir con cuidado la siguiente vez. Así que aventúrate amigo Corrales, ese temor al error puede traducirse fácilmente en un superpoder para ser asertivo, sagaz, adaptativo.A todos les cuento un secreto, las Corrales son tremendamente talentosas para componer la vida, para arreglarla, ponerla bonita, repararla. Y ese talento solo brilla cuando hay errores que reparar 😉".