CUANDO ALGO SE ROMPE

Creado el: 2025-03-25 07:27 am

Lecciones

"Me gusta que las cosas se rompan. Rara vez algo se rompe antes de tiempo. Pocas veces algo roto conduce solamente a lamentos o pérdidas. Me refiero a romper una relación, romper un vínculo, romper un proceso, o romper un sueño.


En la manera de vivir actual, casi todo es desechable, desdeñable, y me gusta pensar que eso trae ligereza, y que le enseña a la gente a valorar lo efímero. Sin embargo, se rompen también las alianzas, las lealtades y los saberes, y esa parte no me gusta tanto como la anterior.


Tengo muchos amigos que ahora mismo están rompiendo un afecto, ya sea porque están en el final de una relación, porque su trabajo ya no significa lo mismo, o porque tienen nuevos sueños que desplazan lo que en otro momento era su ilusión.


Cambiar está bien, dejar que se rompa lo que ya necesita romperse, también, romper aquello que necesita primero darlo todo, eso no. Ya lo hablamos en el dictado anterior, qué mejor que llevar las tareas a cabalidad, hasta extraer de ellas todo lo que puedan aportar aunque sea inesperado. Pero tenemos entonces esta faceta contraria, la de no lograr desapegarse de las cosas, las personas, los procesos, las experiencias.


Comencemos por las adicciones, que son la fiel muestra de no poder dejar algo que hace daño, y vayamos de una vez a esa materia inconsistente que es el apego, que termina dejándote pegado donde no deberías estar más. El apego es precisamente inconsistente porque no posee una fuerza en sí mismo, sino que te sostiene en algo o con alguien con base en las emociones que un día experimentaste.


Es así como, aunque esas emociones ya no estén, o tengas que engañarte mucho para experimentarlas, te quedas por el recuerdo, por el anhelo, o por la negación de que ese algo que sentiste ya no existe más. 


Por eso me gusta que las cosas se rompan. Se trata de una manera contundente y evidente de invitarte a finalizar algo. La necesidad de abandonar algunas cosas suele confundirse o juzgarse como traición, inestabilidad, deslealtad, o falta de esfuerzo. Sin embargo, no siempre es así, hay que saber romper algunas cosas aunque la sensación de anhelo o de añoranza permanezca por ahí. 


Hace poco Carolina tuvo que romper una alianza que significaba mucho para ella. Su grupo de amigas del colegio, con quienes compartió por años momentos maravillosos, se venía convirtiendo en un nacedero de conflictos y pullas. Las tensiones de la edad, sumadas a los cambios en la vida familiar de las amigas, trajo el lamentable desenlace de que cada una sin excepción se volcará en el grupo para desahogarse de un modo nocivo y perturbador.


Ella no sabía lo que tenía que hacer. Se preguntó muchas veces si era indiferencia lo que sentía, y por eso se quedaba en el grupo. Un par de ocasiones el tono de la discusión se puso tan fuerte que Carolina terminó en el patíbulo castigada por su vida cómoda y ordenada. Estaba tan sorprendida que ni siquiera se defendió, respiró un poco de la culpa que le querían imprimir, y calló.


Fue la tarde antes de la última reunión cuando, conversando con su amigo del trabajo, Carolina se dio cuenta que estaba envuelta en un ambiente enfermizo del que debía salir. Afortunadamente tuvo claro que no se trataba de salir de la amistad, de romper el vínculo, se trataba más bien de ir a otro espacio por un tiempo para ser ella, y que así las chicas, unidas en el mismo melodrama, pudieran tener su grupo de represión sin el ofuscamiento de un cisne blanco en medio de la sala. 


No fue fácil para Carolina. Al día siguiente, sin entender muy bien lo que estaba sucediendo, avisó a las amigas que no iría a la reunión de ese jueves. No hubo explicaciones, ni reclamos. El silencio con su peso rompió las teclas del teléfono, y las lágrimas lograron circular.


Carolina sentía entre libertad y dolor. No sabía qué pensar, mucho menos qué sentir. Algo sí le hacía saber que estaba bien ser ella, en sus maneras, aliviando la pena con la libertad de no cargar con tragedias ajenas de una manera improductiva y dañina.


Tuvo de momento el impulso de ocupar ese espacio de los jueves con una rutina de ejercicio, o con algunas citas médicas pendientes, pero pronto cayó en cuenta que llevaba mucho sin tiempo para ella, para su ocio y sus lecturas. 


Lo que vino después, ya lo podrás imaginar. La gente dice cosas, lanza indirectas, trata de lastimar para dar a probar su propio dolor. No fue fácil ese día, pero para Carolina los días venideros trajeron una dulce sorpresa.  Cada cierto tiempo se dio que una de las amigas, de manera individual, la invitaba a un café para conversar íntima y honestamente. Entre ellas, las amigas del grupo, era un secreto, y Carolina disfrutó mucho saber que el verdadero vínculo se había renovado, casi purificado.


Por supuesto que a veces extraña el tumulto, la euforia, la sinrazón de cinco mujeres diciendo cosas al mismo tiempo, pero sabe que ahora ese montón de dolor y confusión no está tomando un curso a favor de nadie, y que es mejor salir para así tal vez abrir la compuerta a través de la cual se movilice toda esa carga emocional mal entregada.


Lo que se rompió, en esencia, fue la mirada temerosa que Carolina acostumbraba a tener de las rupturas. El grupo no se rompió, necesitaba una limpieza, y ella les dejó ese regalo de despedida. 


Ahora, cuando las chicas se reúnen, hacen bromas un poco más saludables acerca de su drama, y se exigen comentar cosas diferentes, como el partido de fútbol o la nueva estrella de las redes sociales. Han despersonalizado sus problemas, lo cual me resulta profundamente admirable, para eso se rompen las cosas, para despersonalizarlas. 


Si se está rompiendo un vínculo, si ves la necesidad de romper algo y no lo logras, recuérdate que no tiene que ser una tragedia esa ruptura. Bien entendidos, los rompimientos son pasos adelante, no caídas a un agujero oscuro. No salgas castigándote, o castigando a nadie, no dejes que los errores cometidos sean la causa del rompimiento, es mejor que rompas motivado por la ilusión de algo nuevo, un nuevo destino, una nueva morada de la realidad, o una nueva libertad.


A cambio de los rompimientos, la vida suele proponer renovación, y la pérdida se hace llevadera y hasta saludable si la enfocas en ser más tú, mejor tú. Por ejemplo, si pierdes peso en estos días, que no sea una pérdida validada por el sacrificio o el dolor, sino una que te traiga ligereza, libertad, armonía. 


Luego cuídate de recuperar ese peso de otras maneras. Veo a muchos amigos, y en especial a amigas, romper relaciones dañinas para ir después al mismo patrón de relacionamiento, diciéndose sin mirar la realidad que esta vez va a ser diferente. 


Si quieres cambios, si tienes ambiciones, permite que algo se rompa dentro de ti cuando se rompe afuera. Si no es así, solo estás tratando de darle forma a un mundo nuevo apegado al mundo de lo viejo y conocido".

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Olga Castaño

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Comentarios (3)

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Ayda Mary Portilla Delgado
Me identifico con el apego a las emociones, y la dificultad que aparentemente supone romper cosas para evitar un dolor, pero en lo profundo por evitar la incomodidad de ir directo al cambio sin drama de por medio, vi muchas películas 🤯 y desarrolle gusto por los finales dramáticos, recién estoy entendiendo la dimensión de este gusto perverso para mi vida, espero poder permitirme cada vez mas finales, mas simples pero mas profundos, mas astutos que ruidosos.

2025-03-25 02:40 pm

Olga Castaño
"Querida Mary, ese cambio por ahora te suena como pasar de full color al blanco y negro. Déjame decirte que, al contrario, salir del circo perverso de las emociones que dominan, trae una luz inesperada capaz de fascinar y entretener a un nivel inesperado y mágico. Déjate tentar por favor".

2025-03-26 12:09 pm

Ayda Mary Portilla Delgado
Divina tentación, Gracias!!!

2025-03-26 02:14 pm

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LA CULPA
“Gracias por preguntar sobre la culpa, gracias por hacerme hablar del mal más antiguo de la humanidad.Se ha confundido la culpa con la reflexión, se ha creído siempre que la culpa es la virtud de la inflexión, incluso se ha pretendido darle tono de bondad. La culpa es un mal implacable que hace que los seres humanos consientan todo en represión a sus errores, que tengan cargas ajenas solo por sentir, que piensen con miedo en lo que está mal.La culpa es más el miedo que las personas tienen a equivocarse, en vez de atreverse a asumir un error o un fracaso prefieren sentirse culpables. Puede entonces que la culpa sea lo contrario de la responsabilidad.Hace un tiempo, en la antigua Grecia, inventaron la más efectiva fórmula para manipular al pueblo: Quitarle toda responsabilidad pero dejarle toda la culpa. Triunfaron. Dejaron en entredicho la voluntad y el poder de cambiar las cosas para detenerse siempre a sentirse mal por lo que pasó. ¡Vaya recurso inhumano!Dejemos entonces que la culpa se vea tal como es, una damita malévola hecha de recuerdos y piedades, todos ellos falsos. Recuerdos no de lo que sucedió sino de lo mal que salió a tu parecer. Piedades no por lo que debería hacerse bien la próxima vez sino por lástima de quien se equivocó. Es un temible juego de molestias en el que siempre se pierde.Si quieres el contrario de la culpa se llama verdad, es la pura bondad, la realidad desnuda que demuestra con frecuencia para qué y cómo se dieron las cosas y entonces el “error” se justifica, hasta ser comprendido como mecanismo natural de la vida, como el maestro de maestros, como la mismísima confianza en la vida ahora devastada por malos entendidos.Una vez un error ha sido cometido una verdad se ha revelado, una vez un error es entendido puedes llegar a la alegría de lo que trae, un regalo inesperado. La sutileza de un hallazgo o la verdad de una piedad auténtica.Sin embargo hay culpas ajenas, no derivadas de los propios errores. Las cargas ajenas aprendidas cuando se comparte el corazón con una mamá o con alguien importante a quien debes querer. Las mujeres en especial viven la culpa como una virtud dolorosa. La culpa no es una virtud, no es un dolor heroico ni un mérito que te llevará al Cielo. La culpa más bien es la regla con que golpearon a algunos para enseñarle a vivir. No la soporto.Lidia con la culpa como abandonando a un hombre despiadado. Sabes que te hace mal y no lo puedes dejar a la primera. Pero persistes convencida de que no es un mal necesario y triunfas cuando, de todo corazón, consigues dar el paso del adiós sin miedo ni designio, todo porque entendiste finalmente que nada de eso era amor de verdad.Practica liberarte de la culpa a través de la sana costumbre de ver y sentir lo que verdaderamente te hace bien, no lo que parece bien o resulta encantador. Verás que muchos de los “hechizos de amor” se desvanecen para dar paso a las más bellas historias, las verdaderas, las simples, las que cautivan el alma a la larga, sin tantas lucecitas.” 
ES QUE YO SOY EL PILOTO
“Vamos a entrenar la cabeza, a desentrenar esa manía de llevarlo todo por tu propia cuenta, de mandarme a la silla de atrás para esperar que yo solo haga caso a tus indicaciones.  Las conversaciones de los últimos días han traído un tema en común, gente grandiosa pasándose de la raya al intentar tenerlo todo bajo control. Carentes de espontaneidad mis amigos administradores están abusando de la realidad, la suplantan incluso, veamos porqué. Una amiga mía, gerente, siente que ella misma construyó el avíon, lo cual es real, pero de algún modo asumió que lo hizo ella sola. No lo diría, es más, ella no lo pensaría así, pero se enfrenta al mundo en su nave sin considerarme verdaderamente, sin al menos sospechar que yo, el gran piloto, la vida en sí misma, tengo algo entre manos. Entonces puedes verla forcejeando, incluso arrebatándome los controles. Tengo de hecho una historia en las que quiso atarme en la bodega para darle una vuelta al destino. Me gusta la gente poderosa, no lo voy a negar, pero quien usa su poder para luchar contra la vida se está desgastando en un combate de solo perder. El poder de mi gerente brilla cuando se alía conmigo, nos aliamos hace un tiempo para construir el avión, solo que como no me vio moviendo tornillos cree que yo no estuve ahí. Ahora que las cosas se están poniendo incómodas para ella quiere reparar algo que no está dañado, quiere incluso desviar el avión. No tienes amigo porque saber que estoy ahí, lo natural es que te identifiques como individuo y que vueles por ti mismo, a tu manera, con tus recursos. Pero ahora que vas siendo más consciente de mi fuerza, a veces hasta de mis intenciones, tómate por favor el trabajo de entenderme en una posición más privilegiada que solo seguir indicaciones o escuchar teorías. Otras gerentes, amigas cercanas también, acuden a mí para intentar arreglar la vida ajena. Ellas aprenderán por cansancio que están solas en esa lucha por corregir a la vida cuando les parece que se equivoca con sus seres queridos. Rara vez los acontecimientos de la vida son un error, así como es muy raro que alguien solo sea víctima de una circunstancia determinada; si ese alguien está envuelto en ella es porque algo ha de tener que ver, por supuesto para su propio bien. En todo caso ellas cuentan conmigo también para aprovechar su poder, por eso les quiero escribir aquí a todos quienes se esfuerzan en dar lo mejor: por favor, no abusen, no esperen que su poder les dé todo lo que desean, o que los retos se presenten a su manera. ¿Cómo enriqueceremos el vuelo si no hay vientos encontrados?, ¿cómo esperan ir más allá si solo miran hacia su más acá?. La gente poderosa, es decir, que logra poder sobre sí misma y sobre el mundo, puede olvidarse que ese poder ha de incluir la capacidad de tener menos la razón, de aprender más profundo con los años, de anhelar incluso madurez y más adelante sabiduría. Por supuesto que no eres poderoso solo si eres gerente, ellas son nuestra experiencia de los días recientes y nuestro grato escenario de conversación. La gente poderosa, lo digo con alegria, abunda. Ahora, la gente poderosa capaz de contenerse en sus impulsos y sobrepasos no tanto, no hay uno en cada esquina. Han aprendido muchos de ustedes, amigos poderosos, a dejarse llevar por los caprichos aprendidos, estableciendo un mundo propio en torno de normas con las que intentan regir a la vida circundante, y eso seguro los ha hecho fracasar. Cambiemos eso, cambiémoslo juntos. Te ofrezco guía, una para lo cual no necesitas talentos especiales, más bien sí verás la necesidad de mirar desde otras perspectivas, incluso desde abajo. El solo hecho de admitirse pequeño frente a lo grande que es la vida puede llegar a ser el comienzo de una visión de sabiduría. Así que sabiendo todo esto por favor no te afanes por descifrar mis intenciones, ese es tu instinto buscando nuevamente control. Mejor báñate de indiferencia, vuela a ojo cerrado intencionadamente, sintiendo el vacío y viéndote inocente de lo que está sucediendo. Las experiencias retadoras no están esperando ser congeladas para corregirlas, más bien tratan de sacar más de ti, de mostrarte incluso maneras nuevas de operar la nave. No soy tan amigo de los regaños pero sé que a veces refrescan la vida, si te estás sintiendo regañado o regañada aprovecha, suelta el timón y permíteme conducir por un rato. Disfruta el paisaje, que las adversidades te muestren el futuro. Yo te presto mis lentes si los usas para ver tus limitaciones con amor y divertirte”.
TIEMPO PARA EL ESPÍRITU
Es tiempo de aprender a sentir el espíritu, a saber de él y sacarle más provecho hasta entender que más bien es el propio espíritu quien trata de guiarnos y conseguir una vida cada vez más sana y positiva. Hablamos de la parte de nosotros directamente ligada a la esencia de la vida, al gran espíritu de las cosas, al propio Dios. Darle valor a nuestro espíritu equivale a valorar la vida y conectarse con ella tal como funciona, difícil de comprender, misteriosa y fantástica. Los dejo con la voz del Cielo para que nos oriente sobre la mejor manera de entender y valorar nuestro propio espíritu. “Espíritu es la esencia de las cosas, tu esencia querido amigo siempre prevalece, ya no esperes más que el espíritu sea hacer yoga o rezar, el espíritu más bien es eso que se va de tu cuerpo cuando mueres o ese que llora cuando le fallas. Si deseas sentir a tu espíritu simplemente cierra los ojos y deja de pensar, ese soy yo. Cuando la gente me pide ayuda espiritual me sorprendo porque yo no puedo darles otra que no sea de ese tipo. Si me piden ayuda con su negocio o proyecto todo lo que puedo hacer es guiar a sus espíritus a abrirse a lo correcto, a lo que les corresponde, el resto lo hacen ustedes. Así, cuando una persona está claramente ligada a su espíritu siente con facilidad lo que no le corresponde, por tanto se hace la vida más fácil evitando frustraciones y se enfoca en aquello que resuena en su verdadera satisfacción, no tanto la inmediata o la evidente sino una que perdura y trasciende. Para ligarse, más bien para regresar al espíritu, hay que dejar de pensar con testarudez. A mis ojos ese es el problema de este siglo, gente empecinada en ideas, obsesionada con lo que tiene que ser. Cuídate de ese rasgo por favor, cada vez que te veas repitiendo las mismas ideas o insistiendo en lo que no te pertenece haz una pausa y reflexiona, hay que saber diferenciar testarudez de tenacidad”. Entonces suena extraño ver a la gente diciendo que no tiene tiempo para su espíritu cuando él es justamente la parte sabia y madura que lo guiará a vivir una vida más satisfactoria. Imagina que aprendes a trabajar y estudiar ligado con tu espíritu, sintonizado con la fuerza de la vida para que te muestre como enfrentar los retos y dejar los que no te pertenecen. Ponerle espíritu a cada cosa que vivimos es atraer la sabiduría de algo más grande que nosotros, una voz como la que aquí nos acompaña se sintoniza justamente con esa parte de nosotros que proviene del mismo lugar. No se trata solamente de poder escuchar, el espíritu, esa esencia de lo divino, está presente en nosotros en cada momento, la limitación fundamental proviene del poder que hemos otorgado a las ideas establecidas, es decir esa fe ciega, la letra muerta a la que a veces nos debemos sin ningún sentido.  
REFUGIADOS EN LA IRA, EL MIEDO O EL DOLOR
"Tengo muchos amigos ahí, en las sombras de una emoción perdurable. La conocieron, y se quedaron habitándola con familiaridad. Quiero invitar a estos amigos a salir de ella como se deja a la familia, con el amor de ir en busca de la libertad.La ira hace sentir poder. Si te refugias en la ira posiblemente estás tratando de ser más fuerte, más decidido, de poner límites, de transformar algo que te agobia. Cuidado con confundir ese sentimiento interno en una responsabilidad ajena. «Es que fulano me hace dar rabia», de manera que te dices que la responsabilidad de tu rabia es de fulano y no tuya.Fulano no vendrá a calmarte, a pedirte perdón o a cambiar para ti. Eso no sucederá, y si ocurre es porque fulano espera someterse a tus deseos, lo cual no debería ser un anhelo tan loable. Fulano seguramente comete errores, o es incluso despreciable en cosas, pero, ¿es fulano responsable de tu ira?Tu reacción, tu sentimiento interno, tu capacidad de asumir las cosas, es un asunto de tu incumbencia, y de nadie más. Claro que hay gente que puede ayudarte, escucharte, incluso apoyarte o negociar un cambio, pero cómo te sientes frente a algo es un poder únicamente personal.La ira como escudo es una fachada de fortaleza, si te has quedado a vivir en ella te animo a que sospeches que tienes la inteligencia para aburrirte de ser el bravucón o bravucona que es capaz de poner los puntos sobre las íes en palabras, pero que no toma decisiones que cambien las cosas en verdad.Tal vez no lo habrás notado, pero tu rostro, refugiado en la sombra de la ira, se ha tornado poco grato, amargo, gris. Tienes esta habilidad de ser fuerte con tus actitudes y palabras, cuando en verdad deseas amor, ternura, comprensión.Esa fuerza, que hasta ahora parece estar concentrada en la cabeza, en la cara, puede dirigirse un poco hacia abajo para tornarse en fortaleza, en determinación, en esa habilidad a veces escasa para ti de ir al punto y corregirlo por ti mismo.Créeme, ese cambio es posible. La próxima vez que tu ímpetu salga a demostrarse, observa si eso que tratas de frenar en verdad se frena con tu ira, o si solo ocurre que la ira se vuelve la protagonista y recibes un caramelo en vez de una solución.Querrás cambiar porque entenderás que donde no hay cambios externos, el cambio eres tú.El miedo es el refugio de quienes no quieren que nada pase y si lo piensas bien, eso es pedirle a la vida que no suceda, que no cambie, que no deje ver lo que está mal, que no te rete. Y lo sabes, te gustan los retos, y que las cosas salgan bien.Parecido a la ira, en el miedo hay una oportunidad: reconocer tu valor incluso cuando las cosas no salen como esperas. No es tanto un tema de autoestima como de poner a prueba el propio valor e ir sin discusión a encontrarlo una y otra vez.¿Qué tiene de malo que tu valor se ponga a prueba? No es nada personal, la vida está haciendo lo que mejor hace, causando más vida. Si te reta, si te cuestiona, si te hace ver algún error o fracaso, la vida no tiene otra intención que moverte hacia adelante, estrujarte, hacerte enderezar y avanzar.Cuando el miedo aparezca por favor reconoce una prueba, y entra a ella apretando el lapicero, no clavándolo en tu ojo. Pasarás la prueba, de hecho está diseñada para ser superada, y tu esfuerzo más que nada es evitar el saboteo, sobrepasar la duda, enfrentar el deseo insaciable de huir.Créeme, cuando te detienes te apagas. Cuando avanzas a ver tu valor nuevamente tu brillo consigue nuevos destellos.Del dolor ya hemos hablado en otros dictados, con él ocurre que ha sido tan vanagloriado que es difícil cuestionarlo. Como refugio el dolor es de lo más cómodo, pero es oscuro y contrario a la vida.Sé que hay dolores que duran años, o que se meten en las entrañas. Pero nada dura para siempre, excepto porque hagas un esfuerzo en sostener vivo lo que se quiere morir. Algunos de tus dolores son zombies. Ellos se quieren quedar atrás y regresar a sus tumbas pero tú los alientas, les inyectas vida de las entrañas que aún no han sido comprometidas, y te desgastas para sostenerlo.Le entregas la vida al dolor como si fuera una causa elevada, un gran logro espiritual, y no. El dolor no te garantiza una vida de gozo en el cielo, no te garantiza ninguna felicidad, al contrario te va formando cierto impedimento para disfrutar y abrirte a cosas bellas en el futuro que espera por ti.Terminemos diciendo que no estoy negando las emociones. Ellas son a nuestro gusto las reguladoras de la vida, y nos ayudamos de ellas para despertar cambios, para animar la verdadera transformación.Les dejo este dictado en especial para que se animen a ser conscientes de su vínculo con las emociones que se convierten en refugio, y más que nada para que se convenzan de que es algo totalmente transformable. Si tienen la fuerza para estar aquí, tienen también la fuerza, la nobleza y el decoro para asumir de otro modo la trampa en la que han caído de convertir a las emociones en escudos permanentes o en sombras que los opacan y no producen ninguna solución real. El que da el primer paso, ese es el verdadero valiente".
¡QUÉ TOZUDA!
“Terquedad es no querer. Pelea conmigo si quieres, pero no cedes básicamente porque no quieres hacerlo así. No quieres ceder ante esas condiciones o tal invitación. Simplemente no quieres, algo dentro de ti no quiere por completo, todas tus partes no están de acuerdo.Qué tozuda eres cuando esperas cambiar por medio de un cambio de circunstancias solamente. Qué tozuda cuando, en medio de las dificultades, quieres ser la misma de antes, sin cambiar, sin abrirte a los recursos inesperados.Qué tozuda, la más tozuda, cuando insistes en no ser capaz de algo que necesariamente debes hacer. Creo que esta última tozudez es casi un berrinche, un berrinche que le haces a la vida.Claro que no gobiernas tu voluntad al dedal, eso lo sé. Pero no te escudes en eso por favor. También sé que necesitas compasión para tus trastornos y dificultades, pero qué bueno que mientras recibes ese cariño vayas construyendo cambios, todo al mismo tiempo. Querer cambiar es una cosa esquiva, también lo sé. Pensar en cambiar no es tan difícil. Me refiero a que puedes aceptar la necesidad de un cambio, pero emprenderlo, que es cuestión de voluntad, no se te da tan fácil que digamos.Mejor dicho, dices que sí, pero no actúas de acuerdo a ese sí. Tranquila que la incoherencia no es algo que se pueda lograr así no más. No te castigues por ello, no te quejes de ti. Mejor mira esa tozudez extraordinaria de dónde proviene, y a dónde va.En el caso de mi amiga Aurora, el origen de esa terquedad es un miedo terrible a no ser nadie. Por lo tanto, su terquedad apunta a mostrarse sólida y fuerte ante sí misma y los demás para ser alguien.En el caso de Débora, la tozudez es una cosa que se le da con naturalidad, porque ella es difícil de mover, es cómoda, se conforma. Y cuidado con criticar a Débora, si lo piensas bien tú también estás cómodo en una que otra cosa, no la culpes, entiéndela. Esa terquedad se dirige entonces a ponerle la cobija a la hamaca. Es decir, refuerza la idea de una vida cómoda, en balance, no importa lo que de verdad haya que hacer, o lo que ocurre afuera de esa comodidad.Podría dejarte muchos ejemplos más, pero quiero que te esfuerces por encontrar el origen y el destino de tu tozudez. Como un tren sobre sus rieles, la tozudez sostiene algo que supones mueve tu vida. Cuidado, definitivamente te estás engañando. Quieres pensar que ser linda y agradable bastará, ¡qué tozuda!, no te levantes a prosperar y verás como esas facturas se acumulan sobre la mesa.Quieres creer que ser inteligente es suficiente, ¡qué tozuda!, no seas gentil para que tu inteligencia se siga convirtiendo en una verdadera molestia para los demás. Quieres seguir juzgando con dureza los errores ajenos, te veo apretando los dientes, moliéndote por dentro de impotencia por las injusticias o las torpezas ajenas. ¡Qué tozuda!, mira bien, la gente no está fallando para molestarte a ti, sal de ese centro, mira bien, ellos hacen lo que ellos son, cálmate, no vas controlar el mundo, nunca sucederá. Mejor admite que no quieres respetar a quien se equivoca. Nobleza, esa es la magia que libra de la terquedad. Nobleza ante este mundo imperfecto, inexplicable. ¿Dónde ves que la vida está haciendo una encuesta para saber si a ustedes les parece justo o correcto?”.